Cuando le piden a Matías Botbol que defina qué significa emprender, suele trazar una metáfora del videojuego Mario Bros: Hay dos formas de jugar: una es por las monedas y otra porque te divierte el juego. Si lo hacés por las monedas, en el tercer nivel te vas a cansar y lo vas a abandonar. Si lo hacés porque te gusta, seguramente más tarde o más temprano termines el juego y vas a tener un montón de monedas. Para mí, eso emprender.
La historia de este diseñador gráfico de 41 años, uno de los tres fundadores de Taringa!, tiene muy pocos denominadores en común con otros reconocidos emprendedores argentinos: es de perfil bajo, un poco tímido y nada verborrágico. A eso se le suma que enfrentó durante 9 años un juicio, del cual podría haber salido rápidamente con una probation pero que prefirió afrontar para quedar absuelto por las acusaciones de infracción a la Ley de Propiedad Intelectual. Y no solo eso, sino que su caso sentó jurisprudencia en Internet sobre las responsabilidades en la distribución de los contenidos de terceros.
Pero nada de esto le impidió que en 13 años transformara una comunidad de 30 mil usuarios en una red social de 30 millones que intercambian contenidos, haciendo de Taringa! una plataforma con gran potencial de negocios. En 2019 la vendió en un monto que se estima superior a los US$ 10 millones y se mudó a Estados Unidos. IOVLabs, la compañía liderada por un argentino y creadora de la plataforma de contratos inteligentes RSK y el token RIF, compró la ya madura red. Hoy su objetivo es que Botbol lidere el proyecto para desarrollar una criptomoneda (denominada T token) y generar microtransacciones descentralizadas de las monedas tradicionales sobre la red social.
¿Existe la vida después de Taringa!?
Cuando uno decide emprender, no hay vida antes y después, sino entre uno y otro emprendimiento. En mi caso, estudié diseño gráfico pero nunca hice una tarjeta personal. Egresé en 1996 de una escuela terciaria especializada en artes gráficas y por curiosidad me puse a armar un árbol genealógico digital de mi familia. Fue como un sitio web, lo que dio como origen que tiempo después estuviera diseñando páginas para terceros.
Era la antesala del primer boom de Internet?
Exacto, y hoy este momento es muy similar al que se vivía en 1996 con relación a la novedad que representaba Internet. El mundo de las criptomonedas está en un estadío de potencial inmenso y muchas empresas están buscando casos de uso porque saben que si lo logran van a a ser líderes mundiales. Esto puede dar origen a nuevas grandes empresas. Muchas compañías que en la actualidad desarrollan criptomonedas tal vez en tres años no existan más. Van a quedar las que encuentren un valor.
¿Ese es el valor que tiene Taringa! hoy?
En gran parte sí, porque puede transformarse en una gran comunidad que utilice esa moneda descentralizada, le sume valor y la transforme en exitosa. Hay que tener en cuenta que las empresas de criptomonedas de hoy creen que dentro de 10 años van a ser la nueva Internet. Mientras tanto, dicen que pronto vas a poder pagar todo desde el celular con criptomonedas y los bancos van a dejar de existir. Eso hoy parece delirante, pero cuando a fines de la década del 90 decías que se podían hacer videollamadas también pensábamos que era una locura. El mundo va a cambiar con esa tecnología, aunque no se sabe de qué manera sucederá.
O sea que vendiste la compañía pero no te fuiste.
Sí, aunque a decir verdad yo estaba casi solo con el proyecto, mis socios ya no seguían porque tiempo atrás nos dividimos en las tres unidades de negocio que teníamos: una empresa de hosting que hoy tiene más de 10 mil clientes, Poringa, que es la versión de contenido para adultos, y Taringa!. En gran medida la venta significó cerrar un capítulo de tantos años al frente de la empresa. El acuerdo lo concretamos a tres meses y tenemos un road map. La compañía que compró Taringa! desarrolló una tecnología de contratos inteligentes que sirven al streaming de audio y video, almacenamiento de información, servicios de gobierno y bancos, entre muchos otros verticales. Se trata de una empresa que ya está capitalizada y buscaba un caso de éxito, y por eso armamos un road map de cómo en Taringa! vamos a llevarlo adelante.
¿Sería como un escenario de prueba?
En gran medida. El primer paso es presentar en mayo un token Taringa. Todas las criptomonedas son por definición token, es decir, una unidad de valor que una organización crea para gobernar su modelo de negocio y dar poder a sus usuarios para interactuar con sus productos, al tiempo que facilita la distribución y el reparto de beneficios entre todos sus accionistas.
¿Van a potenciar la comunidad de Taringa! con su propia moneda?
Estamos armando el modelo económico. La lógica sería que los usuarios generen contenidos, voten, comenten y a partir de toda esa actividad que hacen dentro de Taringa! comiencen a tener premiaciones en moneda virtual. Con esos token van a poder acceder a un sistema de beneficios para comprar online u obtener descuentos online. Ahora estamos haciendo acuerdos con negocios para obtener descuentos, y estos comercios a su vez van a poder usar estos token para hacer publicidad dentro de Taringa!. El segundo paso es permitir que haya intercambio entre los usuarios, un mercado de apps para comenzar a ofrecer productos y servicios, y que lentamente se vayan liberando los token para otras acciones.
Luego de casi 13 años al frente de Taringa!, y con 9 años de juicio, tenían que definir qué hacer con la red social y cómo generar valor.
Cuando empezamos a ver este tipo de tecnología nos dimos cuenta de qué era lo que nos faltaba: nosotros queríamos delegar en los usuarios el desarrollo de la comunidad, que sean ellos los dueños de lo que hacían y subían. Nos dimos cuenta de que había mucha gente que generaba valor con sus contenidos y no tenía un rédito por eso. Y la moneda virtual viene a dar esa solución. Es lo que sucede de alguna medida con las redes sociales tipo Facebook, en la que los usuarios suben contenido de valor, pero la compañía vende tus datos y las personas no reciben ninguna compensación. Lo que hacemos se denomina revenue share, y hace referencia a un sistema de negocio en el que los ingresos obtenidos son repartidos entre todos los participantes.
¿Pero ustedes ya querían vender la compañía?
Nosotros armamos un proyecto porque vimos que había muchas empresas que obtenían fondos para construir plataformas basadas en blockchain pero les faltaban casos de uso. Y nosotros nos enfocamos en ser el caso de uso. Comenzamos a hablar con empresas que tenían desarrollos de criptomonedas. Conversamos con compañías de China, del Reino Unido y Estados Unidos, pero finalmente acordamos trabajar con IO-VLabs, que fue fundada por un argentino.
Cambio de vida
En 2019, junto a sus tres hijos y esposa, Matías se mudó a Estados Unidos. Evaluó ir a San Francisco y Seattle pero su investigación lo llevó a Austin, Texas, una de las ciudades más prometedoras de Norteamérica y elegida como una de las que tienen mejor calidad de vida. Por ejemplo, Apple en 2022 mudará a sus 5.000 empleados para ampliar su centro de desarrollo. Por su parte, el gobierno de Donald Trump instalará allí el centro de desarrollo gubernamental de inteligencia artificial. Es una ciudad con muchas oportunidades y con una comunidad de argentinos muy reducida. Los tres fundadores de Taringa! y el primer programador que tuvimos nos vinimos a vivir acá. Logramos aplicar a visas de residente y ya tenemos la Green Card. Mudarnos tuvo que ver con una decisión de vida, por mis hijos, y porque mi trabajo puedo hacerlo en forma remota desde cualquier parte del mundo.
¿Es más fácil o más difícil emprender viviendo en Estados Unidos?
Yo agradezco haber emprendido en Argentina porque me di tantos golpes con Taringa! que es como haber hecho un MBA durante 13 años. Nosotros no somos hijos de millonarios ni fuimos a estudiar a Stanford. Yo crecí en Morón, y el hombre más rico que conocí era el dueño de la estación de servicio de la vuelta de mi casa. Hice todo de cero, construimos una empresa, la hicimos relevante a nivel latinoamericano y logramos venderla. Mi camino fue muy autodidacta, y con toda esa experiencia hoy me resulta más fácil hacer negocios o emprender en Estados Unidos. Mi aprendizaje fundamental fue la importancia de estar convencido de lo que uno hace y no hacerlo por un rédito económico solamente. Nunca pensamos hacer Taringa! para hacernos millonarios, lo hicimos porque lo sentíamos, y eso permitió que podamos seguir adelante más allá de todos los problemas que tuvimos. Porque, si hubiera sido por el dinero, lo hubiéramos dejado hace ya mucho tiempo. Como la metáfora de Mario Bros.
TARINGA! EN CIFRAS
US$ 1,4 millones
fue lo que recaudaron en su primera ronda de inversión en 2014 para comenzar a desarrollar su propia criptomoneda.
+ 30 millones
de usuarios registrados.
15 millones
de visitantes únicos mensuales.
+ 100.000
publicaciones nuevas por mes.
US$ 80.000
fue la facturación mensual hasta su venta en septiembre de 2019.
US$ 10 millones
fue el monto estimado de la venta de Taringa! a IOVLabs.
Por Leandro Africano