Hace una década, Mark Haesman tenía una vida relacionada a la contabilidad y las finanzas. Licenciado en esas áreas en la Universidad de Newcastle Upon Tyne, Inglaterra, se había desarrollado laboralmente en PwC, The Automobile Association Insurance Services y el Royal Bank of Scotland. Pero había algo en esos roles que no lo hacían sentir pleno y eso lo impulsó a cambiar de vida.
Por ese entonces, Haesman se encontraba trabajando en la compañía de seguros Zurich y notó que en la Fundación Z Zurich no había nadie ocupando un rol específico. "Fui el primero empleado de alguna forma y hoy soy responsable de la parte de activismo", cuenta a Forbes durante una visita a la Argentina. Y agrega: "Nos enfocamos en la participación y motivación de otros para unirse con los recursos que tengan. Nuestra meta es llevar recursos a zonas y poblaciones afectadas por el cambio climático o donde hay que trabajar sobre el bienestar mental e igualdad social".
Para lograr estos objetivos, Haesman trabaja con una base de empleados voluntarios, clientes, minoristas comerciales, proveedores y cualquier otro ente dentro de la red de Zurich. Pero también con personas que quieren colaborar e impulsan apoyo a estas causas y las propias unidades de negocios de la empresa para generar programas y encontrar oportunidades en las comunidades para impactar en ellas.
- ¿Cómo trabajan para generar estos vínculos?
- Creo que es importante generar eventos clave para crear conversaciones. Hemos hecho diferentes campañas en los últimos años para atraer a personas con las que no estábamos en contacto. Desde programas durante el covid para llevar vacunas a los países con ingresos más bajos hasta proyectos de voluntariados. Yo vivo en Suiza y allí la cultura del voluntariado no está tan desarrollada entonces hicimos un llamado abierto a través de foros existentes, privados y públicos, y construímos un grupo para construir este tipo de espacios.
- ¿Hay más conciencia dentro de las empresas sobre el rol que juegan en temas como el cambio climático?
- Vivimos en un mundo donde la próxima generación de empleados y consumidores son mucho más conscientes y quieren ser sustentables. No solo desde lo medioambiental sino también en la viabilidad del negocio. Entonces, hay que pensar en cómo involucrar a esta generación y muchas empresas están trabajando en ese sentido. A otras no les importa y solo piensan en el dinero pero hay una tendencia a ser más sustentables. Hoy las compañías son conscientes del cambio climático y la salud mental, por mencionar algunos ejemplos, y que pueden contribuir. Aunque no en solitario ya que requiere de mucho esfuerzo. Por eso, cada vez vemos más alianzas y cooperaciones que buscan cambiar el status quo a través de programas colectivos. Hace 50 años la visión era más estanca y había un impacto muy direccional. Hoy les importa cómo van a impactar y no hay una competencia. Porque si eso se genera, el negocio va a prosperar.
- ¿Y en caso de que no verían repercusiones negativas en sus negocios?
- El otro día leía un artículo donde se mencionaba que las empresas que no incorporen estos conceptos pueden sufrir graves consecuencias, incluso quebrar. Creo que el mundo los está sumando y se buscan negocios cada vez más responsables, lo que implica asumir una posición. Incluso hoy hay personas que no creen en el cambio climático y tienen una gran voz para decirlo y generar conversación. Creo que las empresas son conscientes de estos riesgos y el mundo está tan interconectado que si las empresas no abrazan estos temas pueden ser dejadas de lado. Hay muchos estudios que indican que los jóvenes están dispuestos a pagar más por productos más responsables. Y no tiene que ver con hacer más dinero sino con reconocer que hay cambios y que si no se adaptan van a perder oportunidades de negocio.
- ¿Cómo trabaja la Fundación en relación al cambio climático?
- La Fundación se enfoca en la adaptación. Lo primero que hacemos es reconocer que el cambio climático está sucediendo y Zurich es una compañía de seguros que cumple un rol para mitigarlo. En ese sentido, el enfoque es muy específico en ayudar a los más vulnerables y pensamos en cómo podemos beneficiarlos. Por lo tanto, invertimos en países con bajos ingresos para ayudar a las comunidades a protegerse mejor contra el cambio climático. El objetivo es expandir este enfoque en un programa más amplio que incluya todos los peligros relacionados con el cambio climático extremo.
- ¿Y con la salud mental?
- La salud mental no tiene la atención que requiere en el mundo en general. Los gobiernos invierten, en promedio, el 2% del presupuesto de salud en la parte mental y el 98% en la física. Eso está mal porque no están separadas e impactan entre ellas. El estigma que hay en torno a la salud mental es problemático porque no permite hablar sobre estas problemáticas. Nuestro enfoque está en la parte preventiva y cómo detenemos los temas antes de que se conviertan en algo más serio. Sabemos que un dólar invertido en prevención salva muchas vidas y por lo tanto tenemos que seguir con estos esfuerzos. Porque hay sociedades donde todavía predomina el machismo, por ejemplo, y hablar sobre salud mental está mal visto. A menos que rompamos con estos estigmas no vamos a poder ayudar. Sobre todo a los jóvenes para que puedan tener recursos para hablar abiertamente.
- ¿Qué tipo de acciones generan?
- Vemos mucho valor en los modelos. Cuando las personas ven a alguien que admiran tomar una determinada conducta, la siguen. Hemos trabajado con deportistas famosos con posición para influenciar sobre temas que queremos llevar a la mesa de debate. En Irlanda, un jugador habló abiertamente sobre el suicidio de su hermano. Que alguien tan involucrado hable abiertamente sobre una problemática que afecta a mucha gente, creo que ayuda a las personas.
- ¿Qué rol cumple América Latino en la Fundación?
- América Latina está dentro del contexto de la Fundación y ha tenido un gran crecimiento en los últimos años. Hemos invertido mucho en la región porque también reconocemos que las necesidades son cada vez mayores. El cambio climático afecta a comunidades vulnerables y hemos llevado programas a Colombia, Ecuador y México. Lo mismo con el bienestar mental. Pero lo más importante es la igualdad social.
- ¿Y en la Argentina?
- En la Argentina en particular vemos una gran cantidad de jóvenes que no han terminado el colegio y no siguen ningún estudio o no tienen trabajos de calidad. Entonces, nuestro primer enfoque es que terminen el colegio para darles herramientas que los ayuden en ese aspecto. El segundo paso es la empleabilidad y trabajamos con organizaciones de toda la región para entrenar a los docentes y que puedan impartir los conocimientos del mundo actual, donde hay nuevos empleos y tecnologías. Pero también reconocemos que no todos quieren seguir una carrera y hay una brecha que puede ser ocupada por los emprendedores. Encontrar una necesidad en la comunidad y generar un servicio para satisfacerla. Todas estas cuestiones no son responsabilidad de la Fundación sino de las comunidades, donde se incluyen las empresas, y hay que invertir para cerrar esas brechas.
- ¿Qué desafíos ves en la región?
- Creo que una cuestión clave para abordar es la exportación de talento. Y esto no solo lo vemos en América Latina sino en todo el mundo. Si hay una oportunidad de negocios y se alienta la innovación y se invierte, la gente se entrena y se va. Eso es muy problemático, sobre todo para países como Argentina donde queda una brecha y la economía no se recupera. La exportación de trabajo es grave y las empresas tienen que jugar un rol más fuerte. Sobre todo, generando lugares de trabajo que motiven a los empleados, buenas condiciones laborales y un compromiso con la sociedad. Esto tiene que ser acompañado por los gobiernos también, para crear un ecosistema colectivo porque por sí solo no se puede hacer.
- ¿Cómo es el trabajo de la Fundación en relación a los propios empleados de Zurich?
- Somos una organización de 60 mil empleados en más de 50 países. En cada uno de ellos hay culturas distintas pero los valores y el deseos de ayudar atraviesa a todos los grupos. En general, el 80% de los empleados no suelen involucrarse en este tipo de programas y en Zurich tenemos una base de 55% que sí lo hacen. Tratamos de motivar e incentivar para continuar expandiendo esta cifra.
- ¿Dónde observas ese involucramiento?
- Por poner un ejemplo, en la Guerra de Rusia y Ucrania. En Zurich nos dimos cuenta que muchos refugiados fueron a países donde nosotros tenemos operaciones como empresa. Entonces, invertimos en programas para llevar alimentos, ayuda médica y otros productos en ciudades de Polonia, Eslovaquia y otros países que recibieron muchos refugiados. Lo que más me enorgullece es que tenemos 188 empleados que abrieron sus casas a los refugiados. Muchos incluso en Estados Unidos, Alemania, España, etc. Yo como máximo esperaba 10 o 20 y fueron casi 200. Lo primero que hicimos fue apoyar a esos empleados, no solo con tiempo y dinero, sino también con ropa, alimentos y más para que puedan darle a estas personas. Personalmente recibí a una madre y su hija y viví en primera persona el impacto de estas acciones que ayudaron a personas que tuvieron que irse de su país con lo puesto y no mucho más.
- ¿Cuál es tu deseo para la Fundación?
- Si me preguntabas eso hace cinco años, me hubiesen quedado afuera el covid, la guerra de Rusia con Ucrania y otras disrupciones que alteran por completo al planeta. Me encantaría decir que en diez años no nos van a necesitar y vamos a cerrar la Fundación. Pero no es la realidad porque las necesidades crecen y empeoran. El problema que vamos a tener es que globalmente hay mucha división política en estos temas y eso genera obstáculos. Queremos que las personas abracen estas temáticas pero hay gente que no quiere ayudar o directamente las niega. Entonces tenemos que pensar cómo enfrentar estas situaciones porque si terminamos en una sociedad dividida lo único que va a suceder es que los más vulnerables serán más vulnerables. Espero que las empresas cada vez vean más el valor de su participación y como Fundación espero que sigamos construyendo alianzas para reducir estas desigualdades.