María Belén Mendé es, desde 2014, la rectora de la Universidad Siglo 21, pero tiene una amplia trayectoria tanto en la Argentina como en el exterior. Me gusta hablar de mi camino, mi ruta, porque la palabra carrera nos pone en un espacio de competencia y de tensión, explica.
Mendé asegura que su camino estuvo signado por el foco, la dedicación y muchas horas de trabajo: Soy una persona que cree en el mérito. Eso también caracteriza el estilo de liderazgo y cómo uno acompaña, mentorea o impulsa a que otros lleguen a lugares de toma de decisión. Y es una de las mujeres que rompieron el techo de cristal académico, ya que en el mundo son solo el 15% de la totalidad las que ocupan la posición de rectoras.
En el ámbito académico universitario, hay una participación más significativa de mujeres que de hombres, sus rendimientos y sus desarrollos de carrera son extremadamente más significativos que en el ámbito público y privado.
¿Qué pasa después, a la hora de la inserción laboral?
Ahí es donde empieza a darse vuelta el embudo y dos tercios de los puestos gerenciales en el mercado son ocupados por hombres. Solo el 38% de las mujeres llegan a puestos gerenciales; el 10% de los directorios de las empresas en el mundo están ocupados por mujeres; solo el 3% en puestos de titulares. Es una tendencia que se refleja del mismo modo en la Argentina. Lo importante es identificar cuáles son esas palancas, esos activadores, porque hay una cuestión que nos interpela muy fuerte que es la del tiempo, el ritmo. La velocidad es importante en esa temática.
¿En qué se traduce esto?
Primero, la disminución del porcentaje de mujeres que son ascendidas en las organizaciones: sobre 500 empresas en la Argentina, los ascensos se dan prioritariamente entre los hombres. El segundo elemento es la falta de mentoreo y contacto de las mujeres dentro de las organizaciones, cómo nutrirlas de un ecosistema donde se les dé oportunidades de crecer. Y el tercer concepto somos nosotras: nos toca ser únicas o parte de una minoría en los directorios, y ese nivel de liderazgo, diría elitista, todavía es blanco de estereotipos. Nos sobreponemos con resiliencia, pero mientras sea una élite tampoco vamos a lograr crecer en visión cultural.
¿Qué aportan las mujeres a nivel organizacional?
Según una investigación que realizó la Universidad Siglo 21, el 70% de los empleados que trabajan con líderes mujeres tienen un grado de fidelización a la organización mucho más alto que con líderes hombres. Lo que se aprecia es, más allá del género, un estilo que imponemos las mujeres. Miramos creativamente, salimos de la caja, nos animamos a levantar silencios organizacionales, nos comprometemos con el proyecto institucional, tenemos la capacidad de enrolar a otros y pensamos de manera amplia y solidaria. Nuestro valor está en la complementariedad, en la diferencia, en la construcción mucho más desafiante que necesita este mundo. Nosotras debemos tener liderazgos ejemplificadores. No hace falta explicar tanto dónde está el valor, hace falta ejercerlo.