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Los consejos que te van a salvar del "burnout" en diciembre

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El 2021 fue un año con incertidumbres para los trabajadores. Por eso, su último mes puede generar más estrés y ansiedad de lo común. Los expertos recomiendan acciones para evitar el "síndrome del quemado".

3 Diciembre de 2021 14.16

Crack. Mil pedazos. Te rompes. “Insanity laughs, under pressure we're breaking”, cantan Queen y Bowie juntos. 

La grieta puede haber comenzado por una bronca fuera de lugar, unas horas de más trabajadas, ausencia de reconocimiento, un ataque de ansiedad. Las circunstancias se repiten en el tiempo como un estribillo, como un martilleo lento, penetrante, hiriente que te acompaña más allá de las horas laborables. Entra contigo a casa, se mete contigo en la cama, no te deja dormir. El cansancio empieza a hacerse sentir, salta el aviso del agotamiento mental y la insatisfacción demasiado a menudo. Se desvanece la vocación. El desgaste llega a alcanzar el punto de la desintegración emocional. No sos vos. Aparece el monstruo. El síndrome del burnout da la cara. Estás quemado.

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En un año gris oscuro, casi negro, como fue el 2021, aumentaron esos niveles de incertidumbre, de estrés laboral y de problemas asociados a la salud mental. Según refrenda el estudio de Eurofound Living, working and covid-19 (2021), “el bienestar mental ha alcanzado su nivel más bajo en todos los grupos de edad desde el inicio de la pandemia, siendo especialmente prominente entre jóvenes, mujeres y los que han perdido su trabajo”. Aislamiento mediante, el número de trabajadores quemados creció especialmente en aquellos sectores que estuvieron al frente de la respuesta de emergencia y que ya de por sí soportaban altos niveles de estrés. Caso, por ejemplo, de los esenciales e imprescindibles sanitarios. Sus 40 horas semanales se quedaron en mera anécdota.

 

Seis de cada diez trabajadores, en riesgo

Desde entonces, más de un tercio de los médicos ha barajado dejar la profesión y uno de cada cuatro ha estado de baja por motivos relacionados con el coronavirus. Así se extrae del estudio Repercusiones del Covid sobre la salud y el ejercicio de la profesión de los médicos de España (2021), elaborado por la Fundación Galatea, la Organización Médica Colegial, el Colegio de Médicos de Barcelona y las profesoras Núria Mas y Judit Vall. Este deterioro de la salud mental también se recoge en la encuesta de Condiciones de Trabajo y Salud (2021) que ha realizado la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y el sindicato CC OO. Revela que hoy en día seis de cada diez trabajadores tienen riesgo de desarrollar algún problema de este tipo, un 41% tiene problemas de sueño y un 24% consume tranquilizantes o somníferos habitualmente.

El catedrático de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid y presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS), Antonio Cano, explica en conversación con Forbes: “Los problemas de salud mental pueden ocasionar bajas mucho más largas que la enfermedad física y tienen consecuencias para el bienestar y económicas mucho más graves. Sin embargo, no reciben la misma atención por parte de las organizaciones”.

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¿Se lo toman en serio las empresas? “Aún hay poco conocimiento de este fenómeno y no siempre existen especialistas que puedan ayudar en la detección y adopción de medidas. Las patologías de tipo psicoemocional se suelen ver como algo que solo tiene que ver con la persona, que proviene de problemas en su entorno extralaboral”, analiza Javier Blasco, director de Adecco Group Institute.

De 27.000 compañías a las que ha consultado la compañía de recursos humanos Adecco, seis de cada diez reconoce que ha crecido el riesgo de que su plantilla sufra el síndrome de burnout y el 20% revela que más de un cuarto de sus trabajadores sufre ansiedad, estrés o depresión. Sin embargo, únicamente un tercio de las empresas tendrá en cuenta los factores asociados a la salud mental en sus estrategias de recursos humanos tras la pandemia.

Un camino erróneo, señalan desde Microsoft, multinacional con más de 181.000 empleados en todo el mundo y ejemplo de triunfo de la jornada laboral de cuatro días. Su informe, The Next Great Disruption Is Hybrid Work ? Are We Ready? (2021), indica que “el 41% de la fuerza laboral global sopesa dejar a su empleador actual durante el próximo año. Además, uno de cada cinco encuestados cree que a su jefe no le importa el equilibrio entre su trabajo y su vida. El 54% considera que tiene una excesiva carga de trabajo y el 39% se siente agotado”. Concluye el estudio que los líderes no mantienen un contacto suficiente con sus empleados.


 

Burnout

A veces, el trabajador no busca recompensa. A menudo solo implora ?en silencio? un poco de reconocimiento. Una dosis de merecida gratitud cuando el trabajo está bien hecho, con su esfuerzo, empeño y ganas detrás de él. No cuesta nada, pero ¡cuánto cuesta! A veces el empleador, dicen los expertos, sólo necesita escuchar activamente a su plantilla.

Este síndrome, no debe ignorarse ni minimizarse, sino corregir el rumbo. Todas las partes interesadas, desde los trabajadores hasta la sala de juntas, necesitan comprender qué es el agotamiento, saber identificarlo y gestionarlo con éxito; algo esencial para remodelar los lugares de trabajo de hoy en día y diseñar otros mejores en el futuro. Lo repite incansablemente la profesora de psicología Christina Maslach, pionera en la investigación sobre el agotamiento laboral e investigadora del Healthy Workplaces Center, de la Universidad de Berkeley. En este sentido, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ya en su informe de 2016, Workplace Stress: A collective challenge, manifestaba que “hay que concienciar a empleadores y trabajadores para que se ocupen de estos nuevos riesgos, porque una cultura preventiva constructiva impulsa el compromiso y la eficacia”.

Consejos para evitar el “burnout”

Para prevenir que los trabajadores se quemen, se puede trabajar sobre las personas y sobre la organización. Así lo indica Blasco, que asegura: “Sobre las personas se pueden adoptar medidas y recomendaciones como tener una vida saludable (dieta adecuada, práctica del deporte, etcétera), dar apoyo social, fomentar la distracción y el buen humor, recurrir a técnicas fisiológicas (relajación muscular, control de la respiración) o a técnicas conductuales (entrenamiento en habilidades sociales, resolución de problemas y técnicas de autocontrol)”.

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En cuanto a la empresa, “se debe intentar conseguir que facilite la autonomía, el desarrollo y la satisfacción en el trabajo, promoviendo las actitudes de cooperación. Para ello se puede modificar la organización, rotando tareas y puestos, delegando responsabilidades, etcétera; y mejorar el ambiente de trabajo, controlando los riesgos, estableciendo medidas para evitar el exceso de ocupación o el aislamiento. Además, se debe posibilitar la comunicación formal e informal entre los trabajadores y favorecer su participación en la toma de decisiones”.

Psicólogo en el trabajo, sí

Los expertos reclaman que el peritaje psicosocial de las empresas lo hagan psicólogos. “Las compañías tienen que contratar un buen técnico de prevención en riesgos psicosociales, que son los que generan más bajas ?que son a su vez más largas? y más gastos. Ese técnico debe ser un psicólogo, que es especialista en la conducta, en lo que pensamos”, defiende el presidente de SEAS. Y, precisamente, porque “la salud mental es una de las áreas de riesgos emergentes que deben afrontar todas las organizaciones”, añade el director de Adecco Group Institute, “el área de Recursos Humanos tiene que trabajar conjuntamente con el servicio de prevención de riesgos laborales, en especial, con el equipo de la disciplina de psicosociología aplicada, que son los expertos que podrán asesorar sobre qué planes específicos se deben implantar”.

Psicología en el trabajo.

Como parte de esa promoción del bienestar mental de los trabajadores, la OIT ve “necesario un enfoque dirigido a romper con las medidas tradicionales y avanzar hacia respuestas innovadoras, colectivas e individuales”. La flexibilidad de horarios y la conciliación laboral pueden ser claves en este proceso. La mayor productividad y rentabilidad no deben asentarse sobre la idea del presentismo laboral. El catedrático de Psicología, Antonio Cano, lo plantea en estos términos: “¿Preferirías tener una apendicitis o una depresión? Si todo va bien, la apendicitis se resuelve para siempre en un tiempo determinado, mientras que hay personas que después de 500 días de baja por depresión reciben la incapacidad permanente. Yo hubiera elegido que me rajen, pero muchas empresas siguen prefiriendo que su trabajador sufra una depresión, porque seguirá yendo a trabajar todos los días”. La querencia por ese presentismo, sostiene, debe corregirse, porque si la flexibilidad afecta positivamente en el trabajador incrementará también su eficiencia y rendimiento, y por ende la productividad de la propia empresa.

Dejar o no el empleo

¿Cortar por lo sano o dar una segunda oportunidad? “No siempre es necesario cambiar de trabajo, salvo que se trate de un entorno con condiciones que no parezca que vayan a cambiar, como los ritmos de trabajo y la falta de recursos, o donde no hay preocupación por solventar situaciones desencadenantes de estas patologías”, observa Blasco. Refuerza también esta idea Cano, que recuerda que “hay personas que, aunque quieran, no tienen la opción de abandonar el empleo”, y, por eso, lo importante es buscar apoyo profesional. “Muchos trabajadores quemados acuden al médico por somatizaciones, como dolores de cabeza, molestias digestivas, problemas de ansiedad? La clave está en entrenarlos para que puedan manejar su estrés y ansiedad, para que tengan una segunda oportunidad”. Cano asegura que esos problemas pueden acompañar al trabajador durante tiempo, incluso después de abandonar el trabajo.

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En caso de que opten por seguir en la misma empresa, otro aspecto fundamental que destaca el catedrático es la readaptación. Y aquí la compañía juega un papel esencial. Debe entender que el empleado necesita tiempo para recuperarse, quizás cambiar de puesto, de compañeros o de jefes inmediatos. La comunicación, la comprensión y el apoyo son determinantes.

Changes are taking the pace I'm going through. Sigue sonando el duque Blanco, maestro del cambio constante. Si te has quemado, quizás hayas esperado demasiado para pedir ayuda. Ante el estrés laboral no vale con aguantar y anestesiarse emocionalmente. Su cronicidad tiene efectos muy negativos. Acabas rompiéndote. Si te has 'quemado', quizás tus jefes no te hayan sabido escuchar lo suficiente. Las empresas son corresponsables de la salud mental de sus trabajadores y deben actuar en consecuencia, por el bienestar de su plantilla, que es el suyo propio.

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