Los argentinos logran el mayor nivel de felicidad en siete años, según una encuesta
Un estudio reciente revela un incremento significativo en la satisfacción personal y el bienestar emocional. Estos son los resultados del último relevamiento de la Universidad Siglo 21.

Un reciente informe publicado por la Universidad Siglo 21, que presenta los resultados correspondientes al último trimestre del 2024, revela que los niveles de felicidad en Argentina alcanzaron su pico más alto de los últimos siete años. Este dato marca una importante recuperación en el bienestar emocional de la población, pese a contexto económico y social que atraviesa el país. A su vez, el burnout laboral, aunque sigue presente, muestra leves signos de mejora en algunos indicadores específicos.

Evolución y niveles actuales de felicidad

Según el estudio, realizado a base de encuestas telefónicas a 1050 personas en diversas ciudades del país, el 54.5% de los argentinos declara sentirse satisfecho con su vida, mientras que el 42.1% expresa conformidad con los principales aspectos de su vida diaria. Estos números representan un aumento del 3.4% y del 5.5% respectivamente, comparado con el primer trimestre del año. Además, el 49.3% asegura haber logrado los objetivos importantes que deseaba para su vida.

Análisis demográfico y educativo

Los niveles de felicidad varían notablemente según grupos sociodemográficos. Entre los jóvenes de 18 a 29 años se observa el mayor incremento en satisfacción. Estos se ubican como el grupo etario más feliz

En contraste, los grupos de 30 a 39 años y de 50 a 59 años presentan los niveles más bajos de felicidad en el último trimestre. Incluso, el primero (30-39) pasó de ser uno de los más felices a uno de los menos satisfechos en la última parte del año. 

Además, se observó mayor felicidad en los hombres durante todo el año. Mucho más que las mujeres.

 

En términos educativos, las personas con estudios de posgrado registraron los niveles más altos de felicidad y las variaciones más significativas respecto al inicio del año. Mientras tanto, los individuos con niveles educativos primarios y secundarios no experimentaron cambios considerables en sus niveles de satisfacción.

Tendencias del burnout laboral

En cuanto al agotamiento laboral, los datos reflejan que, aunque el nivel global permanece estable, hay mejoras en aspectos como la capacidad de relajarse después del trabajo y la sensación de agotamiento extremo. Por ejemplo, el porcentaje de personas que experimentan un cansancio incapacitante disminuyó de 32.2% en marzo a 26.9% en noviembre de 2024. Asimismo, el 23.5% de los encuestados indicó que les resulta difícil relajarse después de la jornada laboral, reflejando una disminución respecto de las mediciones previas.

Sin embargo, un 25% de los argentinos aún enfrenta dificultades importantes relacionadas con el estrés laboral. Entre las principales manifestaciones se encuentran el cansancio extremo al punto de no poder realizar otras actividades, así como una menor sensación de involucramiento e interés en el trabajo. Estas cifras, aunque muestran mejoras, revelan la persistencia de desafíos asociados al bienestar laboral.

 

Contexto histórico y tendencias

Desde 2018, el Observatorio de Tendencias de la Universidad Siglo 21 monitorea periódicamente los niveles de felicidad y bienestar en Argentina, analizando su evolución en un contexto caracterizado por desafíos sociales, económicos y laborales. Según el informe, 2024 cierra con los niveles de felicidad más altos del periodo analizado. Este repunte contrasta con los niveles más bajos observados durante 2020, en el contexto de la pandemia de COVID-19.

A nivel global, la utilización de instrumentos internacionales como la "Escala de Satisfacción con la Vida" (SWLS, por sus siglas en inglés) permite medir la felicidad desde una perspectiva comparativa con otros países y organismos internacionales, situando a la satisfacción como un índice alternativo al Producto Interno Bruto (PIB).

El informe concluye que el bienestar emocional no solo es un objetivo deseable en sí mismo, sino también un recurso estratégico para el desarrollo social y económico. Este escenario, aunque alentador, plantea la necesidad de seguir monitoreando y promoviendo la felicidad como una prioridad en la agenda nacional.