Leo Piccioli: hacer propio el camino
El ejecutivo, que se retiró siendo número uno de Staples (compañía en la que estaba desde su fundación), volcó su aprendizaje en cinco libros y charlas.

Florencia Radici Forbes Staff

"Fundamos la empresa en 1998 y la vendimos en 2004", explica Leo Piccioli sobre sus inicios en Officenet, firma que luego fue adquirida por Staples y en la que él se quedó para seguir su carrera, hasta que llegó a ser número uno. "Pero siempre tuve adentro un 'bichito emprendedor' que me hacía desafiar. Hasta que llegó un momento en el que me di cuenta de que estaba cansado de hacer siempre lo mismo. Y entendí que liderar es luchar contra la tradición. Uno está ahí para cambiar las cosas, no para administrar". 

Cuando empezó 2012, comenzó un proceso en el que primero, dice: "Traté de hacer que la compañía fuera lo mejor para mí. Me puse exigente". Así, ajustó algunas cosas (como mudarse más cerca de la oficina) y propuso proyectos desafiantes. A la mayoría le dijeron que no. En paralelo, tomó el control de sus finanzas personales. "Las personas trabajamos por las tres D: dinero, desarrollo y diversión. Me propuse maximizar dinero y diversión. Empecé a delegar mucho más, al punto de que, si no iba a la empresa, no pasaba nada. Entonces, puse la energía en la continuidad cultural de la compañía y en dejar huellas", cuenta.

A los tres años, dio el portazo definitivo. Decidió no emprender ("es full time y full life y no tenía ganas") ni seguir en la vida corporativa ("no quería volver a cumplir con los requisitos de otros"). Entonces, retomó la escritura, que también había aprovechado para reforzar durante su último año como CEO de Staples. Su libro, Soy solo (2018), narra el paso a paso de esta transición. 

 

En el medio, tuvo que lidiar con tareas de la vida diaria ya sin secretaria, desde comprar un teléfono celular y computadora (siempre había tenido los equipos de la empresa) hasta perder beneficios (todavía recuerda el VIP del aeropuerto) o dejar de ser invitado a eventos. "Tal vez un libro que pueda publicar en el futuro es: hay vida después de ser CEO", dice entre risas. 

El síndrome de la agenda en blanco fue más evidente los primeros días después de su salida de la vida corporativa. "Pero uno se da cuenta de que cuando sos CEO, o tengas el trabajo que tengas, no tenés ninguna obligación. Pero hacer o no las cosas tiene sus consecuencias. Cada mañana tenía la hoja en blanco y la libertad era un poco abrumadora. Con el tiempo, armé una estructura. Pero lo que cambia es el motor: antes 'tenía' que hacerlo y ahora es conectar desde mi querer, mi deseo. Y es seguridad versus libertad: antes tenía mucha seguridad y nada de libertad; ahora tengo mucha libertad pero menos seguridad", explica. 

En estos últimos años, Piccioli escribió cinco libros, lanzó un newsletter con más de 50.000 suscriptores y da charlas (trabajo que prefiere por sobre las consultorías). "Estudio todo el día, hago cursos, leo papers, me embebo de cosas. Es un desafío para el CEO de hoy, en un mundo que cambia tan rápido, cómo liderar y mantener vigente a la organización", cuenta. Y se plantea autodesafíos, como mejorar su diseño y dibujo, y comunicar mejor. "Quiero generar impacto en más gente y tengo que seguir buscando formas".