Las series argentinas desembarcan en Netflix
La televisión como la conocíamos ya no es lo que era. Primero fueron los canales de cable que abrieron la puerta a producciones (o repeticiones) de programas argentinos más allá de las cinco señales de aire. Hoy, las plataformas de streaming multimedia se suman a proporcionar un nuevo espacio de emisión con un público que supera los 83 millones en más de 190 países.

La plataforma de streaming apuesta a la emisión de programas nacionales en su pantalla Online. ¿Nace un “nuevo canal” para las productoras argentinas?

La televisión como la conocíamos ya no es lo que era. Primero fueron los canales de cable que abrieron la puerta a producciones (o repeticiones) de programas argentinos más allá de las cinco señales de aire. Hoy, las plataformas de streaming multimedia se suman a proporcionar un nuevo espacio de emisión con un público que supera los 83 millones en más de 190 países.

Durante los primeros días de noviembre, Estocolmo, identidad perdida -la serie producida por StoryLab y Kapow- hizo su estreno mundial en Netflix. “La verdad es que producir ficción en Argentina no es una tarea sencilla, y no se trata exactamente de elecciones sino más bien de decisiones”, afirma Agustín Sacanell, socio fundador y productor creativo de Kapow.

Si bien la plataforma digital ya cuenta con producciones argentinas, este caso representa la primera en estrenarse en Netflix antes que en la pantalla convencional. Entre los casos que hicieron más ruido por su reproducción online, se destacan las series como El marginal y la multipremiada Los simuladores, que cuentan con un gran número de fieles seguidores. Otra de las sorpresas que tendrá la plataforma, pero ya en 2017, será la emisión de Edha, la primera serie argentina producida por Netflix y escrita y dirigida por el consagrado cineasta Daniel Burman (El abrazo partido, Dos hermanos, Derecho de familia).

Pero, ¿por qué los productores apuestan a este tipo de streaming? “Netflix revolucionó la forma de consumir contenidos y nos dio acceso a producciones de mayor calidad”, responde Sacanell, y agrega: “Es la meca de muchos actores y productores, y de directores también”.

¿Qué beneficios encuentran con la plataforma en comparación con la televisión por aire o por cablé

Hay varios puntos importantes con respecto a esto. Uno es que los mayores beneficiados son los usuarios y no exactamente los productores. Todo se trata sobre el hábito de consumo, y cada quien consume lo que quiere y donde quiere.

¿Los públicos son diferentes?

En las plataformas On demand, existe un público más exigente y se pueden contar historias de mayor complejidad. Pero el punto tal vez más importante para los productores es que, para financiar una serie de calidad internacional, no alcanza con un solo cliente, es decir, Estocolmo se verá por Netflix pero, terminados ciertos tiempos de exclusividad, también por TV abierta y de cable. Hoy, las producciones se financian entre varias pantallas.

Estocolmo, identidad perdida cuenta con la participación de Juana Viale, Luciano Cáceres, Esteban Lamothe, Leonor Benedetto y Jorge Marrale. El proyecto se financió con un concurso de promoción audiovisual del Incaa y, en sus trece episodios, sigue la investigación criminal, judicial y mediática de la desaparición de una joven mujer a manos de una red de trata de personas.

¿Es muy distinto producir para Netflix que para telé

Las exigencias de la pantalla son distintas. Netflix trabaja básicamente géneros de ficción y documentales, los contenidos deben tener otra longevidad, no pueden responder a la actualidad o la moda del momento; tienen que tener interés regional o internacional. Así y todo, seguramente existan ejemplos que vayan en contra de lo que acabo de decir porque, cuando una historia es buena, es buena y punto, y todas las pantallas se la van a disputar. Como decimos los productores: “el contenido sigue siendo el rey”. En este caso, tomamos una decisión determinante, que fue producir una ficción de calidad internacional, levantar la vara y ver hasta dónde podíamos llegar.