"Desde que trabajo desde casa, siento que trabajo más". Puede que haya escuchado a un amigo, familiar o pareja hacer esta observación. Varios estudios elaborados a lo largo de la pandemia han ahondado sobre esta sensación que tienen los argentinos de trabajar más horas a pesar de hacerlo desde la comodidad del hogar. Incluso, usted mismo puede haber sentido algo similar y haber tenido sensaciones encontradas respecto al home-office.
Con la finalidad de continuar profundizando en este fenómeno que potenció la pandemia, la Universidad del CEMA, siguiendo una iniciativa impulsada por la escuela de negocios EADA de España, realizó un estudio para graficar más detalladamente este 'mar' de sensaciones contrapuestas que genera el trabajo remoto. El estudio fue realizado a través de encuestas on-line entre los meses de agosto y septiembre, con una muestra de 871 personas, bajo la dirección académica del profesor Fernando Troilo, especialista en recursos humanos.
Algo que se ha escuchado mucho durante el confinamiento, y también dejó al descubierto este estudio, es que el 52% de las personas sienten tener problemas para separar los tiempos personales y laborales, especialmente las mujeres y aquellos que tienen niños o adultos mayores a su cuidado. Incluso, el 61% de ellos no se siente más cómodos o permanecen neutrales al comparar la situación actual de teletrabajo con sus lugares y modos tradicionales.
Pasar de trabajar en una oficina, con horarios delimitados y equipos de trabajo, a hacerlo todos los días desde el hogar, bien puede considerarse un gran experimento social. Uno más de los tantos que ha forzado la pandemia. De hecho, el estudio reflejó que solo el 6% de las personas habían teletrabajado más de 3 días a la semana con anterioridad a la pandemia. Un 32% no había teletrabajado antes y el 62% restante lo había hecho solo algunos días a la semana o en ocasiones especiales.
La calidad del trabajo a distancia
En cuanto a las horas dedicadas, un 48% lo hace más de 8 horas diarias, lo que se ve acentuado en perfiles de mandos medios y directivos, y en personas entre 41 y 55 años, con 2 horas en promedio fuera del horario regular de trabajo. En paralelo, un 59% de las personas percibe que la organización para la cual trabaja le facilita las herramientas necesarias para hacerlo, mientras que un 20% se muestra en desacuerdo y un 21% mantiene una mirada neutral.
En relación con las competencias necesarias para teletrabajar, un 87% se perciben a sí mismos con las habilidades requeridas para hacerlo. Sin embargo, del estudio se desprenden algunas barreras percibidas al trabajar desde los hogares. Las interrupciones familiares es el principal inconveniente según las personas que teletrabajan, seguido por las condiciones de conectividad y los espacios físicos inadecuados.
Aproximadamente la mitad de las personas participantes del estudio entienden que sus relaciones con pares, compañeros o jefes no ha empeorado desde la situación de teletrabajo. Y la mayoría cree tener en claro sus objetivos y poder progresar para alcanzarlos.
La cabeza en la post-pandemia
Buena parte de los trabajadores ya han establecido una posición respecto al teletrabajo. A un 84% le gustaría que sus organizaciones implementaran opciones de teletrabajo en el futuro, cuestión que resaltan quienes se encuentran en las franjas etarias entre 26 y 40 años y entre 41 y 55 años.
En cuanto a la modalidad de trabajo, un 92% acuerda en preferir modos que no sean 100% teletrabajo o presencial, sino que conserven la posibilidad de optar por combinar algunos días de trabajo desde sus hogares con otros desde las oficinas tradicionales o en modalidad de coworking.
A partir de estos resultados, Fernando Troilo señala que para asegurar una modalidad efectiva y con impacto positivo en el nivel de compromiso de los colaboradores es imprescindible incorporar a las personas en el diseño de las experiencias de teletrabajo, desde una perspectiva que ponga en el centro las necesidades e intereses propios de los colaboradores de cada organización en particular.
Troilo también advierte que al momento de decidir incorporar el teletrabajo a largo plazo, ya sea como nueva modalidad o ampliando sus alcances, se deben tener en cuenta varios aspectos como el acompañamiento de las personas para que aprendan a establecer rutinas, acordar pautas de trabajo en sus equipos y establecer momentos de transición entre la actividad laboral y familiar.