Historia: cómo le fue a Wall Street con cada presidente estadounidense desde Reagan
El sentido común dicta que los demócratas liberales suelen ser malos para la economía y el mercado bursátil por sus tendencias intervencionistas, mientras que los republicanos conservadores son buenos. Pero si uno mira los datos que se remontan al fin de la Segunda Guerra Mundial, esa creencia muy popular resulta falsa.
“En realidad, a los mercados les va mejor con los demócratas que con los republicanos. Eso se sabe, pero no implica una relación causal”, afirma Jeremy Siegel, profesor de Finanzas de la Wharton School de la Universidad de Pensilvania. Entre 1952 y junio de 2020, los retornos reales anualizados del mercado bursátil en las presidencias demócratas fueron de 10,6%, frente a 4,8% en las republicanas.
A menos de cuatro meses para las elecciones de 2020, algunos inversores meditan con inquietud sobre los pros y contras de Trump y Biden. Si arrasan los demócratas, casi seguramente darían marcha atrás con los generosos recortes de impuestos corporativos que promulgó Trump (algo negativo para las acciones), pero inyectarían más estímulo económico (que al mercado parece encantarle pese a los déficits que genera) y estabilidad en el comercio con China, lo cual sería muy positivo.
El presidente con el mejor retorno acumulativo de los mercados bursátiles es William J. Clinton, con casi 210%. El peor: George W. Bush, con -40%. La incertidumbre fue por lejos la peor causa de trastornos en los mercados.
Durante el primer mandato de Reagan, EE.UU. cayó en una recesión que terminó siendo una de las más prolongadas de la posguerra, lo suficientemente larga como para “partirle la espalda a la inflación”, afirma James Stack, presidente de InvesTech Research y Stack Financial Management. Para combatir la inflación se tomó una medida dura: subir las tasas de interés, que terminaron llevando el rendimiento de los bonos del Tesoro de EE.UU. a más de 16% en agosto de 1981. Las acciones tocaron fondo un año más tarde, y EE.UU. salió de la recesión en noviembre de 1982. Cuando se recuperó la economía, “el hecho de que no volviera aparecer la inflación fue una gran sorpresa para Wall Street y los demás”, agrega Stack. En gran parte es mérito del por entonces presidente de la Reserva Federal, Paul Volcker, que mantuvo una política monetaria restrictiva subiendo las tasas. “Fue un período triunfal. El comunismo estaba en decadencia y todos consideraban a Occidente un paladín del libre mercado”, afirma Siegel. “Había una sensación abrumadora de que estábamos dominando”.
Durante la presidencia de Bush padre, el 41º presidente de EE.UU., la economía cayó en otra recesión en 1990, un mes antes de que Irak invadiera Kuwait. El precio del petróleo se fue por las nubes y tumbó los mercados. La Fed volvió a subir las tasas de interés para contener la inflación, cuenta Stack. Hacia el final del mandato de Bush, la economía desaceleró y se desplomó el mercado de propiedades comerciales. Poco después, el gurú de la campaña de Clinton, James Carville, acuñaría el proverbio “Es la economía, estúpido”.
Clinton hizo campaña prometiendo reanimar la economía, pero “heredó condiciones económicas ideales” para un boom del mercado bursátil en la década del 90, con una caída de la inflación a menos de 3%, según Stack. Al principio de su primer mandato, Clinton logró que el Congreso le aprobara una suba de impuestos y la Fed subió la tasa de interés interbancaria de 3,25% en enero de 1994 a 5% en febrero de 1995. El crecimiento económico se enfrío y la inflación se mantuvo controlada. “Al ponerles techo a las presiones inflacionarias, permitió la primera expansión de una década de duración en la historia de Wall Street”, afirma Stack (aunque técnicamente esa expansión comenzó en el mandato de su antecesor). El boom de tecnología, incluyendo el nacimiento de empresas como Amazon y Google, ayudó a que el mercado accionario rompiera récords y creó una burbuja gigante. El presidente de la Fed, Alan Greespan, ya había advertido acerca de una “euforia irracional en Wall Street” en 1996, años antes de que estallase la burbuja de las puntocom, pero la Fed no reaccionó a tiempo. Esa burbuja y el posterior colapso del Nasdaq llevaron al comienzo de un mercado bajista en el 2000.
Cuando asumió Bush hijo, el mercado accionario todavía se estaba recuperando del crash de las puntocom. “No le salió una: hizo todo a destiempo y con la burbuja del mercado bursátil que heredó de Clinton”, afirma Sam Stovall, director de estrategia de inversión de CFRA. “Bush empezó y terminó su presidencia con mercados bajistas y recesiones”. Con el tiempo, la economía comenzó a recuperarse porque Greenspan y la Fed subieron metódicamente las tasas de interés entre 2004 y 2006. Pero hacia el final del segundo mandato de Bush, con esas tasas a más de 5%, la Fed empezó a bajarlas mucho y así sentó las bases para una burbuja inmobiliaria. “Creó las condiciones para que aparecieran las hipotecas extravagantes (?) que terminaron precipitando el fin y dieron comienzo a la Gran Recesión”, observa Stack. Al terminar el segundo mandato de Bush, la economía de EE.UU. estaba atravesando la peor parte de una crisis financiera que se llevó puestas a instituciones históricas como Bear Stearns y Lehman Brothers. “El peor presidente para la economía fue Bush hijo, por lo menos desde Hoover”, afirma Charles Lemonides, director de inversión de ValueWorks.
Cuando asumió Obama, el país estaba listo para rebotar del pozo de la Gran Recesión. Al terminar el mandato de Bush, ya se habían recortado las tasas de interés, la Fed estaba aumentando su pasivo con enormes inyecciones monetarias a la economía y el Congreso había aprobado rescates gigantescos. Para mediados de 2009, EE.UU. se había recuperado de la crisis financiera y así comenzaba la racha alcista más prolongada de su historia en los siguientes ocho años. El largo período de expansión en las presidencias de Obama quedó marcado por una explosión de innovación tecnológica, ganancias y una baja de las tasas de interés que llevó al mercado bursátil a romper récords históricos.
Cuando asumió Trump, EE.UU. ya transitaba el octavo año de la recuperación económica más extensa de su historia. Inmediatamente después de que ganara las elecciones, los mercados avanzaron mucho por la esperanza de que un presidente republicano recortara impuestos y desregulara las empresas. Al comienzo de su presidencia, Trump no les falló, pero por más que diga lo contrario, “de ninguna manera el mercado tuvo los mejores resultados de su historia”, afirma Stovall. Grandes problemas como la guerra comercial entre EE.UU. y China y la pandemia de coronavirus “son demasiado para el mercado”. En febrero de 2020, mientras gran parte del país entraba en cuarentena por el aumento de casos de coronavirus, EE.UU. cayó en recesión.
Autores: Sergei Klebnikov y Halah Touryalai
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