¿Cómo es liderar en este contexto VICA (volátil, incierto, complejo y ambiguo)?
Yo continué el legado de mi padre, que falleció hace unos años, y pertenezco a una pyme del interior. Todo lo que es VICA me cruza de punta a punta porque ser la nueva generación es un gran desafío. Nunca me hubiera imaginado cómo me iba a tocar pegar volantazos.
El 70/80% de mi actividad es salud y me tocó enfrentar no solo crisis, sino pandemia y todo lo que eso significaba, porque con mi poca trayectoria no tenía el know how ni el conocimiento para hacerlo. Sumado a eso, también están la innovación y la agilidad con que contamos los jóvenes, incluso la ansiedad que manejamos, que muchas veces nos hace adelantarnos, pero también tomar decisiones más rápido y estar más a tono con la tecnología. En mi caso, ser joven, del interior y mujer fueron en ese momento mis debilidades, pero hoy se han convertido en mis fortalezas.
¿Cómo se gestionan todas esas tensiones?
Nos enfocamos muchísimo en el trabajo en equipo. Me tocó una transición y ese fue también un gran desafío, porque era como volver a empezar. En mi caso, desde el interior, tratamos de empezar a dar ese push para valernos en nosotros mismos como comunidad. Vamos a pensar global, pero vamos a actuar local. Hicimos un gran trabajo interno también, empezamos a fomentar los puestos de líderes en mujeres, empezamos a trabajar con emprendedores, armamos la primera incubadora en el norte, trabajamos con los artesanos rura - les para darles ese push a nivel nacional. De a poco va tomando forma y tiene perspectivas, y te das cuenta de que cualquier medida que tomes hoy va a impactar en el mañana, y eso es lo que más vale.
¿Te tocó redefinir quizás el propósito?
Totalmente. Fue ahí cuando empezaron a despertarse nuevos desafíos. Cuando te toca ser CEO, dueño, gerente y todo junto traspasás la frontera y terminás contagiando esa energía a tu equipo de trabajo. En Minerva queríamos ser totalmente disruptivos y hace 5 años trajimos el primer robot a Argentina: fuimos la primera farmacia que tuvo un robot y robotizó sus procedimientos, lo cual fue súper disruptivo para una comunidad como Catamarca, que tiene 400.000 habitantes y una sola escalera mecánica.
Desarrollamos Andina, que fue el primer proyecto de impacto social en el mundo, donde a cada tejedora la convertimos en una NFT y salimos a contar su historia. Somos la co - munidad que tiene la mayor concentración de vicuñas en el mundo, un tejido de lujo hoy para cualquier marca. Se trata de cómo contagio al equipo toda esta energía que llevo adentro y cómo logramos hacer un impacto como comunidad para no quedar en la misma de siempre, sino ser totalmente disruptivos, ágiles e innovadores.
¿Qué sigla le agregarías a VICA?
Hablaría de revolución, de toda esta revolución que significa hoy la tecnología, la conectividad, la globalización, las nuevas culturas, las nuevas generaciones. Me parece muy divertido el desafío de salir a romper barreras y fronteras no importa dónde estemos, desde dónde trabajamos o desde dónde nos comunicamos. Hoy hay oportunidad para ese cambio. Por mi parte intento hacerlo todos los días y los invito a todos a que sean disruptivos desde cada lugar en el que están.