Ir a una entrevista de trabajo sin un plan para estructurar tus respuestas es una mala idea. Pero casi tan mala es ir con un plan anticuado e inadecuado para la tarea.
La mayoría de los candidatos conocen al menos de pasada el método STAR para responder a las preguntas de una entrevista. Con este método, se empieza por preparar el terreno (Situación) y esbozar un papel (Tarea), luego se describen las acciones específicas que se llevó a cabo (Acción) y, por último, se resaltan los resultados de estas acciones (Resultado).
Este enfoque no tiene nada de malo, pero deja de lado tres de las principales características que los entrevistadores quieren ver hoy en día: inteligencia emocional, capacidad de orientación y crecimiento. De hecho, la investigación descubrió que la capacidad de orientación y la inteligencia emocional son dos de las principales razones por las que fracasan las nuevas contrataciones.
No basta con decir algo como: "Fui responsable del lanzamiento de una campaña de marketing (Situación y Tarea). Creé un plan detallado y delegué tareas de forma eficaz para cumplir el plazo (Acción). La campaña se lanzó con éxito y a tiempo (Resultado)".
Claro que se hizo el trabajo, pero ¿se aprendió algo? ¿hubo crecimiento? ¿Existe inteligencia emocional para adaptarte a nuevas situaciones?
Voy a sugerir un enfoque más moderno que añade una capa de introspección y aprendizaje: el Método SHER. SHER son las siglas en inglés de Situación, Obstáculo, Final y Reflexión. Dada la importancia de mostrar inteligencia emocional en el mercado laboral actual, el método SHER da la oportunidad tanto de estructurar tus respuestas como de mostrar tu capacidad de autoconocimiento, entrenabilidad y crecimiento.
Al iniciar tu respuesta, es importante que establezcas el contexto detallando una situación concreta en la que te hayas visto implicado. Utilizá pronombres en primera persona y verbos en pasado para crear una conexión con tu historia, centrándote en los acontecimientos sin ahondar demasiado en los obstáculos en esta fase.
Ejemplo: "Estuve encargado de hacer una demostración rápida para un jefe. Las instrucciones que recibí no eran claras".
Obstáculo (reconocer los desafíos)
En esta fase, resalta los desafíos específicos que encontraste. El método SHER permite distinguir claramente entre la situación y los obstáculos afrontados, enriqueciendo tu narración con profundidad.
Ejemplo: "Asumí que sabía cuál era el tema y preparé una presentación amplia y técnica. No era la presentación que quería el director. Me hizo comentarios muy duros".
Final (solución y superación)
A continuación, articulá cómo abordaste estos desafíos. Este es el momento de demostrar tu capacidad para resolver problemas y tu enfoque proactivo.
Ejemplo: “Me di cuenta de mis fallos: Uno, no pedí aclaraciones. Dos, no pedí consejo a mi equipo. Me dieron la oportunidad de volver a hacer la presentación. Esta vez, preparé la información correcta y ensayé y recibí comentarios de los miembros de mi equipo".
Reflexión (Crecimiento continuo)
Concluí reflexionando sobre cómo influyó esta experiencia en tu crecimiento profesional. Este paso introspectivo es crucial, ya que demuestra tu capacidad para aprender de las experiencias y evolucionar.
Ejemplo: "Reflexionando más sobre esta experiencia, reconocí la importancia crítica de una comunicación eficaz y del trabajo en equipo para garantizar el éxito del proyecto. El revés inicial resaltó mi tendencia a trabajar de forma aislada, subestimando el valor de la aportación colectiva. Después de recibir comentarios, busqué activamente las perspectivas de mi equipo, lo que no sólo mejoró la calidad de la presentación sino que también fomentó un entorno de trabajo más colaborativo. Esta experiencia me enseñó a valorar los diversos puntos de vista y a no subestimar nunca el poder de pedir ayuda o aclaraciones".
¿Notás cómo se puede ver realmente el crecimiento y la evolución de este candidato? ¿Y cómo la historia que comparte es más cautivadora porque tiene un arco dramático?
El método SHER ofrece a los candidatos un enfoque más matizado y reflexivo de las respuestas a la entrevista. Al centrarse no sólo en las acciones emprendidas, sino también en los desafíos afrontados y las lecciones aprendidas, los candidatos pueden presentarse como profesionales reflexivos, proactivos y orientados al crecimiento.
Así que, la próxima vez que te prepares para una entrevista de trabajo, reflexiona sobre lo que aprendiste de tus distintos desafíos. Impresionarás a tu entrevistador y resaltarás tu inteligencia emocional, tu capacidad de orientación y tu crecimiento.