Diego Pasjalidis Director, conferencista y autor especializado en innovación
Estamos en momentos en donde los ciclos de cambio se han acelerado de forma vertiginosa, en donde las organizaciones enfrentan un dilema que no admite postergación: o evolucionan sus capacidades creativas e innovadoras, o se vuelven irrelevantes.
La creatividad no es algo reservado a publicistas, artistas o diseñadores, y la innovación dejó de ser una función exclusiva de los departamentos de I+D. Hoy, ambas son competencias core que deben permear toda la cultura organizacional. Pero ¿cómo se entrena una organización para pensar distinto? ¿Cómo se puede fomentar, de manera concreta, una mentalidad de disrupción, acción y ejecución creativa?
Creatividad e Innovación: la nueva alfabetización del siglo XXI
Estudios del Foro Económico Mundial posicionan a la creatividad, la resolución de problemas complejos y el pensamiento crítico como tres competencias muy relevantes para el futuro del trabajo. No hablamos de una tendencia, sino de una condición de supervivencia.
Sin embargo, muchas organizaciones aún entienden la creatividad como una "lluvia de ideas" en un pizarrón o la innovación como un proyecto esporádico que depende de unos pocos iluminados. Esa mirada superficial desconoce la esencia del desafío: no basta con tener ideas; hay que convertirlas en impacto real.
La buena noticia es que existen modelos, técnicas y herramientas capaces de activar esta transformación de manera tangible, lúdica y poderosa. A partir de este conjunto de técnicas, y con motivo del día mundial de la creatividad e innovación, es que desarrollé el Cubo para innovar para estimular a los equipos a partir del juego.
Jugar en serio para transformar en serio
Este cubo es mucho más que una dinámica creativa, es una herramienta de acción diseñada para que equipos profesionales puedan abordar problemas reales desde perspectivas radicalmente distintas. Su fórmula: combinar principios de neurociencia, metodologías ágiles, gamificación y diseño experimental para lograr algo simple y poderoso: romper con la lógica tradicional y construir soluciones con impacto.
Cada cara representa una dinámica diferente para resolver problemas desde un enfoque poco convencional, y una sesión de trabajo con el cubo puede durar entre 30 y 90 minutos. Lo importante no es el tiempo: es la disposición a pensar distinto.
Guía Rápida para Usarlo
- Elegir un desafío real: puede ser un problema de ventas, una barrera operativa, una oportunidad de crecimiento o una decisión compleja.
- Que cada equipo arme y personalice un cubo físico: o incluso usar una versión virtual si trabajan de forma remota (puede ser arrojar un dado virtual, asociando las caras del cubo a cada cara del dado)
- Lanzarlo y descubrir la cara que les toca: cada cara tiene una consigna que desafía la forma tradicional de pensar.
- Aplicar la consigna al problema elegido por cada equipo: el objetivo es generar soluciones diferentes, no buscar la perfección. Incluso, si los equipos trabajan con un mismo problema o desafío, cada uno arrojará su propio cubo y podrá abordar a diferentes propuestas que luego podrán compararse y potenciarse en una puesta en común.
- Prototipar, testear y actuar: la acción es lo que transforma la idea en innovación real. Tras llegar a una idea interesante, aplicable y/o que cumpla con los criterios que la organización defina, la idea es que los equipos salgan con un prototipo (una maqueta, un proceso, una campaña, una secuencia de dibujos) que sirva para dar el siguiente paso hacia la implementación.
Las 6 caras del Cubo
Hackeo de la realidad: partiendo de una solución obvia o absurda, analizar por qué fallaría. Luego, convertir esos errores en oportunidades. Por ejemplo, para el rediseño radical del canal de ventas B2B, una empresa de soluciones industriales quería renovar su estrategia de ventas corporativas, estancada desde hacía años. Habiendo arrojado el cubo y salido la cara de "hackeo de la realidad", el equipo plantea como solución "absurda" eliminar por completo al equipo comercial y reemplazarlo por una plataforma de contenido educativo. El análisis puede revelar que muchos clientes no necesitaban vendedores, sino comprensión técnica, por lo que pueden crear un canal de ventas basado en masterclasses y diagnósticos automatizados. Los leads podrán llegan mejor calificados, y los ejecutivos de cuenta podrán transformarse en asesores expertos.
Extracción del futuro: viajando al 2035, imaginen cómo la IA, la biotecnología o la computación cuántica resolverían su problema. Hagan una descripción detallada de cómo se lo imaginan, con quienes se podría implementar (alianzas con terceros), etc. Imaginemos que un banco comercial busca nuevas formas de fidelizar a sus clientes en un contexto de alta rotación y baja diferenciación. Aplicando la dinámica que le tocó en suerte ("extracción del futuro") el equipo imagina cómo una entidad financiera del 2035 abordaría este desafío. La respuesta: el banco del futuro no esperaría que el cliente reaccione, sino que anticiparía sus necesidades antes de que aparezcan. Inspirados en esa visión, diseñan una experiencia de "banco predictivo" basada en inteligencia artificial: recomendaciones personalizadas antes de que el cliente detecte un problema, alertas automáticas ante comportamientos inusuales y beneficios adaptativos según su estilo de vida.
Caos controlado: esta es una "tarjeta de crisis" que limita sus recursos. La escasez se vuelve un motor creativo. Por ejemplo, una cadena de distribución de alimentos en Centroamérica enfrenta cortes sistemáticos de abastecimiento por conflictos sociales. Aplicando la dinámica de "Caos controlado" pueden simular perder el 90% de su flota. Los equipos diseñan un sistema colaborativo con motociclistas locales y microcentros de distribución temporales. Esta solución, pensada como emergencia, puede dar lugar a ser incorporada como estrategia permanente de resiliencia o como nuevo modelo de negocios.
Ruptura de patrones: está prohibido usar soluciones conocidas. Pensar en una versión anti-cliente de tu producto, invertirla y monetizarla. Por ejemplo, una cadena de tiendas de indumentaria busca innovar en la relación con sus clientes premium frecuentes. Al salir la cara de "Ruptura de patrones", el equipo ideó una versión anti-cliente del servicio: entregas impredecibles, prendas que no habían pedido, sin opción de devolución. Al revertir el modelo, se les ocurre crear un servicio de suscripción sorpresa donde los usuarios reciben mensualmente una propuesta de outfit curado por estilistas de acuerdo a la información sobre sus preferencias, con beneficios por no devolver las prendas que reciban por esa campaña.
Efecto colisión: unir dos problemas incompatibles (ej.: reducir costos y mejorar calidad) y resolverlos con una sola solución. Por ejemplo, una cadena regional de retail enfrenta dos desafíos aparentemente irreconciliables: no contar con una base de datos estructurada de clientes, lo que impedía lanzar campañas personalizadas; y, a la vez, necesitaban aumentar las ventas de manera urgente a través de promociones dirigidas y fidelización. Al aplicar la dinámica del "efecto colisión", pueden enfrentarse a esta pregunta clave: ¿Cómo lanzamos campañas segmentadas si no tenemos datos? La solución puede llegar tras combinar ideas de otros sectores, como el gaming y la economía colaborativa: crear una campaña promocional donde los propios clientes generaran su perfil, voluntariamente, a cambio de beneficios inmediatos. Esto puede plasmarse en un juego físico y digital llamado "descubrí tu perfil de comprador", que se activaba al escanear un código QR en tienda o en el ticket de compra. El juego puede preguntar cosas simples (ej. "¿Qué te gustaría encontrar más en esta tienda?", "¿Sos más de buscar ofertas o lanzamientos?"), con lógica tipo quiz. Al completarlo, el usuario recibía un beneficio exclusivo y era clasificado en un "perfil de cliente" (explorador, práctico, cazador de oportunidades, etc.).
Esto permitiría construir una base de datos activa y autogenerada en poco tiempo, con poco presupuesto y lanzar campañas personalizadas basadas en perfiles reales, no solo en históricos.
Prototipo instantáneo: construí una solución física en 30 minutos con materiales inesperados. Fracasar rápido es, también, avanzar. Incluso, para el mismo ejemplo del ítem anterior, hoy pueden diseñarse prototipos simples con herramientas gratuitas de IA aplicadas a diseño de imágenes, videos e incluso para aplicaciones o sitios.
El juego debe ser parte de nuestra realidad
La creatividad organizacional no se entrena desde la teoría, ni con manuales de 300 páginas. Se entrena haciendo. Experimentando. Equivocándose. Y, sobre todo, jugando en serio.
El Cubo para innovar es una propuesta de plataforma concreta o puntapié inicial para que los equipos piensen diferente, se animen a fracasar rápido y construyan soluciones que hagan la diferencia a partir de situaciones adonde el azar puede ser el mejor aliado. No hace falta ser Google o Tesla para innovar. Hace falta tener el coraje de desafiar la forma en que pensamos y decidimos cada día.
En este Día Mundial de la Creatividad e Innovación, la invitación está hecha: la tecnología, innovación y negocios van de la mano y son una gran oportunidad para quienes saben gestionarlas, o una gran amenaza para los que no las dominan.
(*) Diego Pasjalidis es Director de posgrados y maestrías de ITBA, conferencista y autor especializado en innovación.