Para describir su momento en Intel, Pat Gelsinger usa la palabra “tórrido”, que se refiere a algo muy ardiente. Una fila de competidores con buen desempeño y una escasez masiva de chips a nivel mundial han ambientado su primer año como CEO.
“Nos estamos moviendo rápidamente para restablecer la compañía”, anotó Gelsinger en una videollamada en entrevista exclusiva con Forbes Colombia. “Hemos hecho mucho progreso en el primer año, tratando de requilibrar la cadena de suministro global y muy involucrados en impulsar la reconstrucción de la industria de los semiconductores”.
Si hubiera tenido una granja para heredar en Pensilvania (Estados Unidos), Gelsinger hubiera sido granjero, pero su papá no tenía una, así que estudió ingeniería eléctrica y cuando tenía 18 años; fue técnico en una emisora de radio y también viajó por primera vez hacia California a una entrevista para un puesto junior en Intel. Desde entonces, Silicon Valley ha sido su casa.
“Creo que hubiera sido un agricultor exitoso”, bromea. “Pero esto ha funcionado mucho mejor”.
A los 32 fue el vicepresidente más joven que ha tenido la empresa y su primer CTO. Ahora, con 61 años, está viviendo lo que siempre soñó: decidir los experimentos, interpretar los datos, dar la dirección, ser el CEO. Pensaba que era una visión que había muerto cuando se fue en 2009 para ser presidente de EMC y posteriormente CEO de VMware, pero cuando le ofrecieron volver, resucitó.
“En el momento que me lo ofrecieron trajo a mi vida una confusión porque estaba en una fase en la que con mi esposa Linda acabábamos de tener a nuestro octavo nieto y sabíamos que este iba a ser un trabajo muy duro. Fue una decisión difícil, pero también lo correcto para una compañía icónica, para la industria y para nuestra nación. Dijimos, vamos a saltar y tomemos ese ritmo tórrido que teníamos antes”, comparte el CEO de Intel.
En la industria han comparado su llegada con la de Satya Nadella a Microsoft, quien aumentó el valor de la compañía al abrir las puertas habilitando varios de sus productos en sistemas operativos de sus rivales y desarrollando integraciones compatibles con otros.
A las pocas semanas de haber asumido el cargo, Pat Gelsinger estaba mostrando como una de sus principales apuestas el modelo de foundry (fabricación de semiconductores) para terceros y dar algo de balance a la industria, que concentra la manufactura en Asia, con la construcción de plantas en Estados Unidos.
Fue en ese momento cuando anunció un proyecto de US$20.000 millones para construir dos nuevas fábricas de chips en Arizona y a principios de este año, con el presidente de Estados Unidos Joe Biden a su lado, dio a conocer la construcción de otra fábrica más en Ohio con una inversión de US$20.000 millones. A sus multimillonarias inversiones, hace poco agregaron la adquisición de Tower Semiconductor, una firma de origen israelí que opera servicios de producción de chips desde fábricas en cuatro países, por US$5.400 millones.
La crisis en la cadena de suministro de los semiconductores, que derivó de las restricciones de la producción durante la pandemia y que ha hecho más difícil la manufactura de todo en el mundo, desde carros hasta centros de datos, no da espera.
“La escasez persistirá hasta 2023, lo seguimos viendo de esa manera”, subraya Gelsinger. “La industria se está intensificando y estamos impulsando una mayor eficiencia en las cadenas de suministro, pero se necesita mucho tiempo. Es un desarrollo muy costoso y complejo, no se puede simplemente prender un interruptor para tener más capacidad”.
A su vez menciona que con todos los aspectos de la vida de las personas digitalizándose, se está provocando una explosión que además ha disparado la demanda de computadoras personales, que se pensaba, iban a ser desplazados por los teléfonos inteligentes y las tabletas.
“Todo el mundo tiene un iPhone en el bolsillo, nosotros podríamos hacer esta videollamada desde el teléfono y yo podría estar escribiendo notas en mi teléfono, pero no, decidimos hacerlo desde la computadora. El Covid-19 ha tenido un factor que restablece el deseo de querer una experiencia más grande, ha acelerado la comprensión de que estos dispositivos no están compitiendo, son complementarios”, expresa.
Incluso ve más allá. Hace poco, Intel pudo demostrar que su procesador Intel Core i9-12900HK de 12ª generación es la mejor plataforma de juegos para móviles del mundo, al probar su rendimiento frente a la AMD R9- 5900HX con la misma unidad de procesamiento gráfico. Esto abre la puerta a que tengan un lugar protagónico en una de las tendencias futurísticas del momento: el metaverso.
“Las ideas del metaverso se parecen más a mi experiencia de juegos en la PC, así que creo que estos casos de uso serán cada vez más con gráficos extremos e interfaces de usuario centradas en la PC. Ya sabes que estos rumores sobre la muerte de la PC están muy exagerados, la PC está viva y sana, creciendo más que lo que ha hecho en décadas”, sostiene el CEO de Intel.
Latinoamérica está aportando al intento de Intel de resplandecer al lado de los titanes que hoy dominan la industria. En Guadalajara, en México, tienen un centro de Diseño que emplea a 1.745 personas y en San José, en Costa Rica, tienen una planta de servidores en la que han aumentado a US$600 millones la inversión para el ensamblaje y la prueba de productos.
“Siempre he amado a los equipos en América Latina y claramente a medida que crecemos, ellos crecen. Tienes que estar ahí para entender una especie de pasión latinoamericana que siempre me ha encantado”, afirma Gelsinger, quien expresa su deseo de volver a visitar pronto Guadalajara, San José y Bogotá, lugares en los que ha estado varias veces. “Siempre hemos encontrado que en nuestras operaciones en América Latina, en algunos aspectos, tenemos una mejor cultura que la que tenemos aquí en los Estados Unidos”, comentó durante el diálogo con Forbes Colombia.
Aunque hay exceso de demanda, la competencia está fuerte. Jugadores como AMD y Nvidia siguen ganando terreno. Y Apple, que por mucho tiempo fue socia de Intel y que con su Mac es el cuarto fabricante que más despacha computadores personales con una participación de mercado global de 8,3%, se divorció al decidir transitar a sus propios procesadores cuya primera generación bautizó como M1. Tim Cook, el CEO de Apple, alardea en llamadas con inversionistas que este nuevo chip ha ayudado a impulsar el crecimiento de los ingresos de Mac que en algunos trimestres ha sido de más de 70%.
“Nuestros competidores lo están haciendo bien”, reconoce el CEO de Intel. “Lo que debemos hacer es un mejor chip, tomar el ecosistema de PC y hacer que sea una mejor experiencia con todos estos factores y casos de uso en los que se necesita mejor conectividad, un mejor (Microsoft) Teams o un mejor Zoom. Tenemos que producir mejores productos, eso es lo que estamos haciendo. Claramente, a un año de mi regreso, nos hemos dado cuenta de que tomará tiempo reconstruir la empresa. No podemos compensar los pecados de la noche a la mañana, se requiere un esfuerzo concertado pero el progreso es excelente y los equipos están entusiasmados. Nos estamos moviendo rápido”.
Intel, que es dueña de Mobileye, una firma que tiene sistemas de conducción autónoma y de asistencia al conductor ?con los que creen que cada carro será más seguro?, contempla múltiples planes futuristas.
“Algunos son confidenciales”, advierte Gelsinger. “Uno de los que hablamos es la computación a escala, la computadora más grande que existe es la exaescala que a la industria le tardó 12 años en desarrollar. Nosotros estamos diseñando las tecnologías para pasar a la zettaescala en cinco años, para aumentar en mil veces las capacidades informáticas”.
También, cuenta, tendrán experiencias de consumo para el mundo virtual y casos de uso médico de simulación humana. “Todo lo digital funciona con semiconductores”, recalca. Desde esa perspectiva, el terreno está abonado.
El CEO de Intel considera que seguirán teniendo protagonismo a medida que todo involucre tecnología computacional, infraestructura para la nube, conectividad e Inteligencia Artificial. Además se atribuye como misión propia, la “tecnología para el bien, que crea mejores vidas para cada humano en el planeta, que ayuda a reducir el impacto en el clima, erradicar enfermedades, proveer educación a cada persona y solucionar asuntos médicos que nunca han sido abordados antes”.
Gelsinger, quien lidera una empresa valuada en US$183.178 millones, se dirige a su equipo semanalmente a través de un video sin libreto. “Hace poco actualizamos nuestros valores, con objetivos y resultados clave (?) Muchos de los fundamentos del liderazgo y la gestión se vuelven más fundamentales en un período como este”, reitera el ejecutivo.
*Con información de Forbes Colombia.