Las brechas de género siguen estando presentes en el ámbito laboral, ya sea que se trate de emprender o de desarrollar una carrera corporativa. Así quedó claro durante la primera edición de Movistar Talks, en la que se habló de Mujeres emprendedoras tech: inspirá, empoderá, actuá.
Paula Monteleone, coordinadora de Innovación Abierta de Movistar, fue quien llevó adelante el intercambio de ideas. Para esto puso un piso importante y se valió de números para graficar por qué estos espacios de diálogo son tan importantes.
“En el camino recorrido desde 2016 vemos cómo viene creciendo la participación femenina en los emprendimientos tecnológicos. Según Women in Stem Entrepreneurship (Wise), 1 de cada 3 proyectos tecnológicos están liderados por mujeres. A su vez, el 70% de los equipos ya son diversos”, resalta Monteleone.
Y va por más, haciendo un doble click: “El 58% de las mujeres desarrollan su propio proyecto. Y sabemos que el 17% tiene una idea, y el 15% la tiene y ya la está desarrollando”, grafica la coordinadora, dejando en claro que el paso a la acción es la clave para empezar a cerrar las brechas.
Por eso, para motivar y contagiar, Movistar invitó a cinco emprendedoras que hoy gozan de éxito, fundamentalmente porque han podido desarrollar su proyecto y encontraron soluciones a puntos de dolor gracias a la observación de su entorno.
En primera persona
Damasia Jurado es la fundadora de ¡appa!, la app que brinda servicios a los centros comerciales, pero también a sus clientes. “Es una empresa B2B2C. La idea es darle a los shoppings datos para contactarse con sus usuarios de un modo más preciso, y a éstos ofrecerles experiencias”, explica esta ingeniera egresada del ITBA.
¡appa!, que ya tiene 2,3 millones de usuarios, nació de un encuentro “casi” casual. Dama, como todos la llaman, estaba queriendo dejar su pasantía en el mundo corporativo y fue así que una amiga en común le presentó a quien luego fue su socio.
“Primero me sumé a trabajar con él en su idea, pero luego ya tenía a Irsa como inversor y le conté mi proyecto de hacer una app para saber dónde estaban los locales en los shoppings, porque siempre iba y me la pasaba dando vueltas. Así en pocos meses llegamos al Producto Mínimo Viable (MVP) y lanzamos la prueba en el Alto Palermo. Al año ya estábamos en 14 centros comerciales”, describe Jurado.
El punto de inflexión llegó con la pandemia, que los obligó a reinventarse. “Cambiamos la mirada, empezamos a visualizarnos como una app de discovery, ofreciendo eventos, beneficios y recientemente lanzamos la gift card”, cuenta esta emprendedora que está empezando el desembarco en el mercado colombiano.
Otra de las voces fue la de Marta Monacci, CEO y cofounder de Smart Women. “Apuntamos a dar servicios digitales para mujeres profesionales, para que tengan una mayor independencia financiera, que puedan consolidar su carrera a su medida. Queremos que las empresas las vean, que no puedan decir 'no las encontramos'”, sentencia con voz firme.
Disputar el espacio
Un concepto importante que introdujo Monacci fue el de fighting. “Es luchar pero en un modo constructivo, es poder ir por tus sueños. Los varones están acostumbrados a pelear en el potrero, a las mujeres nos falta eso”, dice. En definitiva, poder ir por el espacio de poder que queramos conquistar.
En este sentido, jurado cuenta cómo muchas colaboradoras que son ascendidas a líderes le han planteado: “no me sale enojarme en las reuniones de equipo”, a modo de ejemplo de cómo todavía debemos tener modelos femeninos para poder reflejarnos en un liderazgo que responda a las perspectivas de las mujeres y no tener que masculinizarnos para adaptarnos a las posiciones de toma de decisión.
Son emprendedoras, pero no escaparon a abrir la discusión sobre lo que sucede en el mundo corporativo. Es el caso de Patricia Soria, fundadora de Quién Vino, una plataforma de autogestión que reúne todo lo administrativo referido a las nóminas de las empresas.
Patricia fue una de las que salió del mundo corporativo luego de dar a luz a su primer hijo por no ser escuchada en cuanto a sus necesidades, pero también hubo una nueva oportunidad: cuando estaba embarazada por segunda vez, la eligieron para una posición en otra compañía. “Cuando les dije del embarazo pensé que ya estaba afuera de la selección, pero me llamó la CEO, una mujer, y me dijo que me quería como parte de la firma. Una oportunidad que hizo que mi compromiso sea todavía mayor”, recuerda.
Actualmente Patricia está dedicada 100% a Quién Vino, y asegura que esto fue fundamental para la evolución y el crecimiento del emprendimiento.
El caso de Victoria Ezcurra fue similar, en el sentido de que haberse quedado sin trabajo fue el impulso para salir a desarrollar la propia idea. Ella aprovechó su experiencia de haber trabajando el Ministerio de Educación de la provincia de Buenos Aires y así ideó Edu.Digital, una plataforma para dar capacitación sobre habilidades digitales a docentes.
“Muchos venían a plantearme sus problemas, porque sabían que yo me había ocupado del tema en la gestión pública. Entonces yo les decía que conocía a la empresa que brindaba esa solución. Me di vuelta y cree esa empresa. Fui emprendedora sin saber que lo era, fui consciente cuando me lo señaló una amiga”, cuenta Ezcurra.
Por último, Rocío Turk fundó ShowUp!, una app en la que las personas pueden fácilmente encontrar qué emprendedores hay cerca de su ubicación. “Todo empezó porque tenía un showroom en Recoleta, que además era mi casa, mi taller, como todo lo que hacemos los emprendedores. Tenía un montón de mercadería en stock y pensaba: si alguien me diera a conocer vendería todo rápidamente”, sintetiza esta también actriz.
“Apuntamos principalmente a microemprendedores, que son los que trabajan puertas adentro. Que la gente los pueda conocer. Teníamos una competencia de Google, pero les pedía a los emprendedores datos sensibles, como el piso y número de su departamento, y nosotros no lo hicimos porque queríamos cuidarlos”, relata Rocío, dejando en claro cómo la mirada de la experiencia marca la diferencia.
Finalmente, todas coincidieron en que las mujeres no deben dejar de emprender, porque es algo que se lo disfruta. “Hay que enamorarse de la solución”, fue uno de los consejos