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El presidente del Banco Nación dice que hay que bajar la tasa para “arrancar“ la economía y diversificar el riesgo para no chocar. Qué está pasando en el banco más grande del país.

18 Marzo de 2020 08.26

Audacia sin prudencia es aventura”, dice el flamante presidente del Banco Nación con un ojo puesto en los nubarrones de la macroeconomía argentina y otro en los problemas que encontró cuando inauguró su oficina a mediados de diciembre. Por un lado, la deuda difícil de cobrar de algunas empresas, cuyo ejemplar más notorio es Vicentín, y por otro la cartera de créditos UVA (el 50% de todos los otorgados), con cuotas congeladas desde agosto. Pero lo que más le preocupa a Eduardo Hecker es la pérdida de participación e influencia del banco en la economía argentina: “Achicó su operación, perdió áreas donde se había hecho fuerte, y nuestra idea es volver a tener un Banco Nación competitivo. Porque, además, el Banco Nación no tiene que tener en cuenta la macroeconomía como algo externo; el Banco Nación es un actor central en la macroeconomía. Este nivel de banco, el que tiene y sobre todo el que va acontecimientos, encogiéndose, que un Banco Nación expandiéndose, otorgando crédito”, afirma sin reprimir su entusiasmo.

“Esto es como una autopista donde hay un embotellamiento y tenés que ponerles nafta a los autos que se quedaron parados. Pero primero a los primeros, y después a los que siguen”, dice para conjurar la abrumadora agenda que lo ocupa en un país en perpetuo estado de excepción. Recibe a Forbes recién salido de una reunión con la mesa de enlace para discutir medidas para impulsar el desarrollo del agro, y en su escritorio lo esperan opciones de financiamiento hipotecario o proyectos de digitalización de medios de pago. La prioridad, por ahora, “es el crédito a las pymes, porque creemos que Argentina necesita arrancar con la producción y el empleo. El banco tiene que llegar a lugares donde no llegan otros bancos, tiene que asistir a sectores en los que otros bancos no tienen interés. Es el banco público nacional y tiene un rol muy importante”. Solo para dimensionar: más de 9 millones de cuentas, 700 sucursales, 18.000 empleados, $ 468.904 millones en préstamos y activos por $ 1.359.637 millones.

¿Cuál diría que es su principal diferencia con la gestión anterior?

Una de las diferencias más importantes me parece que está en la estrategia para ser el banco testigo del mercado. Ser un banco testigo implica tener tasas bajas, no solamente para dar más crédito sino para impulsar que el mercado crediticio funcione con tasas más bajas. Un banco público de este tamaño debe tener una influencia en el promedio de tasas activas (sobre créditos). Desde el punto de vista de la tasa pasiva (sobre depósitos), el Banco Nación se caracterizó por tener las tasas más altas del sistema. Lo cual es un despropósito, porque un banco que quiera ofrecer tasas activas bajas a pymes y familias también necesita fondearse a tasas más bajas.

¿Qué margen tiene para operar en la tasa respecto de lo que marca el Banco Central?

Es enorme. El BCRA establece regulaciones generales pero no impide que un banco sea activo en el otorgamiento de crédito. Al contrario: en esta etapa el BCRA ha bajado la tasa de referencia del 63% al 40%, ha habido bajas diferenciadas de encajes para préstamos a pymes, y nosotros mismos instrumentamos una línea de crédito con un subsidio del Ministerio de Producción para capital de trabajo con una tasa de entre el 27,9% y el 29,5%. Y no solo no nos está yendo mal sino que en enero la rentabilidad del banco fue mayor que la de todo el año pasado.

¿Bajar la tasa puede presionar la inflación?

Yo creo que la inflación es un fenómeno multicausal. Soy poco amigo de las teorías monetarias o cuantitativas como explicación única. Por supuesto que hay elementos monetarios, pero en Argentina lo que ha predominado es la puja distributiva y la inercia de inflaciones altas, como la que tuvimos los dos últimos años. Todos los factores de indexación, como el esquema tarifario, fueron muy proinflación. Y no logró frenarse ni con el ancla de la tasa de interés real alta ni con el ancla cambiaria, que había funcionado durante algún tiempo. Pero esas anclas siempre terminan siendo transitorias. En algún momento empiezan a convertirse en un problema. Por otro lado, una tasa de interés muy alta agrava los costos de financiamiento de las empresas, el capital de trabajo, etcétera. Es un costo más.

La contracara es el ahorro: ¿cómo hace el banco para ofrecer soluciones de ahorro con la necesidad de bajar la tasa al mismo tiempo?

Nosotros bajamos la tasa de interés y no perdimos fondos. Al contrario. Pero, más allá del banco, en Argentina no ha faltado ahorro. El problema es que el ahorro se fuga. A diferencia de otros países, que han logrado encauzar el ahorro en inversión y desarrollo, en Argentina los procesos de ahorro encuentran los canales de salida vía la dolarización de carteras, en el colchón o en el exterior. El problema de la Argentina no es la falta de ahorro sino los problemas macroeconómicos e institucionales que yo creo que este gobierno se ha propuesto resolver.

¿Cuál es la exposición del banco a la deuda de las empresas y qué opina del caso Vicentín?

Hay algunas empresas grandes que impactan en la deuda global de compañías con el banco. El caso más conocido es Vicentín, y hay otros casos también. Por eso hemos decidido segmentar el riesgo. De ahora en más no vamos a otorgar créditos que superen el 5% de la responsabilidad computable del banco (7% si es un conjunto de empresas del mismo grupo). Tiene que ver con una política más prudente y también con un objetivo de desarrollo económico, que es prestarles a las pymes. Y no estoy pensando solo en la de 5 o 10 empleados sino en la de 100, 200 y hasta 600 empleados. Ahí hay una base productiva. Las grandes empresas en general acceden a financiamiento. En el caso de Vicentín nos enfocamos primordialmente en la recuperación del crédito. Tomamos todas las medidas prudenciales respecto de la empresa. No es nuestra intención que vaya a la quiebra, nosotros queremos que la empresa retome su actividad productiva, con este management o con otro management. Hay miles de productores y miles de trabajadores de la empresa, además de la deuda. Pero ya iniciamos el estudio interno para ver qué pasó en este caso. Es muy importante saber por qué pasó lo que pasó.

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