Repensar es la palabra más escuchada entre los números uno de las empresas más importantes del país. Es que el COVID-19 cambió la forma de hacer las cosas. Algunas, de hecho, quizás no vuelvan a ser como antes. En el caso de Bagó, lo tuvo que hacer sin parar la producción: “El Gobierno nos pidió garantizar el abastecimiento de medicamentos, con lo cual tuvimos que ir a niveles de productividad todavía más altos que los que teníamos antes de la pandemia”, cuenta su gerente general, Edgardo Vázquez.
El ejecutivo cree que la pandemia los desafíó a nivel personal pero también en lo profesional. “Nos dio la posibilidad de innovar. Incorporamos digitalización en los procesos productivos, lanzamos una plataforma digital para que los farmacéuticos puedan comprar nuestros productos, migramos SAP a la nube en la virtualidad”, ejemplifica Vázquez. Y añade: “Si nos preguntaban en marzo si podíamos hacer todo eso, quizás decíamos que no”.
Entre todos esos avances, ¿cómo fue el impacto? ¿Qué era lo que más te preocupaba?
Nosotros, además de la empresa, miramos mucho la cadena de valor. El eslabón más débil de la cadena es aquello que está más distante. En la planta farmacéutica, por las condiciones de trabajo, uno no tiene miedo de contagiarse. Pero tenés que controlar la cantidad de proveedores y todo el entorno. Nosotros tenemos tres locaciones productivas en la Argentina: una en La Rioja y dos en la Provincia de Buenos Aires.
¿Proyectaban que esto se extendiera en el tiempo?
Sabíamos que esto no era algo de 10 o 15 días. Tuvimos que establecer protocolos, sin conocer bien las mecánicas de contagio del virus. Además, tuvimos que repensarnos sin parar la operación. El Gobierno nos pidió garantizar el abastecimiento de medicamentos, con lo cual tuvimos que ir a niveles de productividad todavía más altos. Llevamos la producción al máximo en la planta de La Rioja, donde hacemos antibióticos. Todo esto cuidando mucho a la gente, que tiene sus propios miedos y angustias.
¿Y la importación?
Tenemos muchos insumos que vienen del sudeste asiático, donde empezó la pandemia. Teníamos que garantizarnos los principios activos para producir. Y ahí estuvo toda el área de abastecimiento haciendo un trabajo importante. Hablamos mucho con Cancillería, con el Gobierno, tratando de facilitar que Aerolíneas Argentinas, cuando fuera a buscar gente, también trajera productos para la industria. De hecho, hubo algunos vuelos totalmente destinados a la industria farmacéutica.
“Argentina está haciendo esfuerzos por el acceso a la vacuna”.
¿Qué aspectos resaltás de estos meses de tanto trabajo?
El desafío de tener que pensar diferente. El diálogo fue fundamental. El sindicato nos acompañó, entendió las necesidades que teníamos y pudimos dialogar con los intendentes y municipalidades. Por ejemplo, en La Rioja no podías pasar de un barrio a otro. Había gente que tenía que cruzar para venir a trabajar y se fueron adaptando. Al principio fue muy complicado trasladar productos por la Argentina: había provincias muy cerradas. Tuvimos que ir resolviendo para garantizar que los medicamentos lleguen a toda la población.
¿Cuidar al equipo, los insumos y los protocolos fueron los grandes desafíos?
Sí, exacto. Por suerte no tuvimos un problema que afecte nuestro modelo de negocios. La gente sigue necesitando medicamentos, es un consumo que muchas veces no se puede postergar. Sí tuvimos que pensar cómo hacíamos las cosas distinto, de un modo más eficiente.
¿Cómo ves la Ley de Teletrabajo? ¿Creés que hay lugar para el diálogo?
Esperemos que el sector empresario sea escuchado. Tengo la sensación de que nos apuramos a legislar algo. Legislar en la mitad de una crisis quizás no sea lo más acertado. Creo que Argentina no era un mercado donde la posibilidad del teletrabajo estaba tan propagada. Lo tenían muchas empresas pero no estaba totalmente incorporado en el mundo laboral. Nos pusimos a legislar algo entendiendo que hay una relación desigual entre la empresa y el trabajador, quisimos implementar una ley con un modelo de 30 o 40 años. Espero que en la reglamentación sí tengamos una posibilidad de mejora.
¿Tuvieron feedback de los empleados con respecto al home office?
Hicimos una encuesta y estamos planteando un modelo de teletrabajo donde prácticamente el 40% del tiempo la gente que quiera pueda trabajar desde su casa. Nosotros no teníamos teletrabajo hasta los primeros días de marzo, y a la gente le resultó muy interesante la experiencia. Se dieron cuenta de que pueden ser igual de efectivos, que pueden entender qué valor agrega en función del propósito de la compañía. Creo que nosotros lo vamos a mantener con la posibilidad de que lo hagan algunos días a la semana. Estamos terminando de definirlo en función de la ley. Pero es una posibilidad que vamos a llevar adelante, más allá del marco legal.
¿Qué te dejó la pandemia a nivel personal?
Compartir cómo uno se siente. Uno siempre piensa que la pila le va a andar, y a veces no. Ya son seis meses de esta situación. Y me parece importante compartir cuando uno no está en su mejor versión. Hacerte más cercano. En términos de comunicación fue una gran oportunidad. Permitió horizontalizar un montón de cosas y tener cercanía con gente con la que quizás no hubiese tenido contacto.
¿Volveremos a la vieja normalidad en algún momento?
La industria farmacéutica acá creo que tiene mucho que decir. Seguimos el avance de las vacunas.
¿Para cuándo?
Yo soy contador, no infectólogo. Pero la expectativa es que tengamos vacuna a principios del año que viene. Creo que la Argentina de forma inteligente está llevando adelante estudios clínicos en el país, para seguir la situación epidemiológica, y estamos haciendo acuerdos industriales para producir vacuna a riesgo. Los esfuerzos se están haciendo. Vamos a tener que ser muy educados con cómo hacemos uso de la posibilidad de acceder a la vacuna.