La vida de Sheila Saad era muy diferente antes de fundar el El Club de Emprendedoras. Graduada como diseñadora textil e Indumentaria en la UADE, en 2007, trabajaba en la empresa familiar, una red de negocios en la ciudad de La Plata. Con una rutina de trabajo de muchas horas, viajaba todos los días entre La Plata y Buenos Aires, hasta que fue madre y decidió implementar el homeoffice tres veces por semana, mucho antes de la pandemia, en 2015.
“A diferencia de la mayoría de los emprendedores, que comienzan un proyecto propio para tener independencia financiera o flexibilidad horaria para pasar más tiempo con la familia o viajando, yo todo eso ya lo tenía. Lo tuve siempre. Sin embargo, soñaba con tener una motivación mayor”, dice Saad, quien contó con el privilegio de nacer en una familia emprendedora.
Desde edad muy temprana, recuerda Sheila, “escuchaba conversaciones de mis padres y hermanos sobre nuestros negocios, y luego, comencé de abajo entre cajas y depósitos hasta llegar a un puesto en la alta dirección”. Pero no fue un camino fácil, dice.
“Ser la menor de la familia y, por lo tanto, más joven que la mayoría de los colaboradores, fue un gran desafío. En muchas ocasiones sentí que por mi edad y por ser mujer mis ideas no eran ni respetadas ni valoradas. Sin embargo, con el pasar de los años y con el apoyo incondicional de mi familia, logré hacerme mi lugar y comenzar a tomar las decisiones más importantes del negocio”, introduce.
Sin embargo, a pesar de la comodidad, estabilidad económica y la perspectiva de un futuro tranquilo, la emprendedora sentía que faltaba algo: “Tuve la oportunidad de viajar por todo el mundo y siempre supe que quería mejorar mi calidad de vida y vivir cerca de la playa. El solo hecho de pensar en esa misma rutina, de auto, de tránsito y de oficina me agobiaba”.
“La realidad es que al emprender nada es color de rosa”, aclara quien hoy ya ayudó a más de 30 mil mujeres en el arduo camino de emprender. “A veces sentía que nadaba en contra de la corriente. La falta de compromiso laboral de muchos empleados me hicieron hasta dudar de mi capacidad de liderazgo y sentía que no podía explotar todo mi potencial. Recuerdo que en aquel momento solo soñaba en rodearme de personas que amen su trabajo”, recuerda.
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Fue allí cuando comenzó a pensar que podía ayudar a las personas a vivir de lo que aman para que no tuvieran que desperdiciar su potencial o sus habilidades en un trabajo que no les interesaba. Aquel pensamiento coincidió con un 2018 que fue muy duro para la empresa familiar. “El deseo de mejorar mi satisfacción profesional hizo que comenzara a pensar en dejar de ofrecer productos, y comenzar a ser mi propio producto. Sabía que tenía mucho para dar porque siempre asesoraba a amigos y conocidos sobre cómo transformar sus negocios al online”, precisa.
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“En 2019 me animé, salí de mi zona de confort y aproveché mi oportunidad. Me reinventé y, al hacerlo, transformé mi vida y la de muchas mujeres que hoy son parte de ella. Me convertí en mentora de emprendedoras para ayudarlas con lo que más sabía: hacerlas brillar con su propia luz. A darle forma a sus ideas para que se conviertan en negocios rentables”, profundiza Sheila Saad sobre el inicio de El Club de Emprendedoras.
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"Hace tres años y medio que vivo en Rio de Janeiro y puedo confirmar que se puede trabajar en la nube”, comenta quien, finalmente, pudo cumplir el sueño de trabajar de lo que ama y estar cerca del mar.
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Si tuvieras que definirlo y contarle a alguien que no lo conoce: ¿Qué es El Club de Emprendedoras?
El Club de Emprendedoras es una comunidad de empoderamiento, que impulsa a mujeres que quieren inspirarse, capacitarse y conectar con otras emprendedoras con el objetivo de generar oportunidades para todas. Nuestros espacios de colaboración son el lazo que las unen todos los días para que puedan emprender acompañadas de otras mujeres que viven los mismos desafíos.
La idea es que puedan tejer redes, compartir opiniones, romper mitos pero, sobre todo, colaborar para crear más y mejores proyectos y hacer crecer sus negocios. A través de nuestros servicios conectamos a miles de mujeres habla hispana, compartimos conocimientos que le agregan valor duradero a sus emprendimientos y trabajamos día a día, resolviendo problemas y conectando con un propósito.
¿Cuántas emprendedoras han pasado por El Club de Emprendedoras?
Ya son más de 30.000 mujeres las que han sido parte de algún encuentro o capacitación de El Club de Emprendedoras y nuestro Instagram tiene más de 180 mil seguidoras, con un gran compromiso con nuestra cuenta. Son mujeres de todas las provincias de Argentina, de Chile, de México, de Uruguay, de Colombia, de España, principalmente.
¿Qué se les enseña?
Se les enseña, por sobre todas las cosas, a no parar de aprender. Se tratan temas como administración, finanzas, marketing y ventas para que cada emprendedora pueda ponerlo en práctica en su negocio, y así, poder alcanzar sus objetivos. Queremos que tengan las herramientas necesarias para emprender, pero lo que queremos es que aprendan a abrazar el cambio y puedan innovar para evolucionar siempre.
¿Cómo se dio tu crecimiento en las redes sociales? ¿Hubo algún hecho puntual que te dio mucha visibilidad o fue un proceso gradual?
El El Club de Emprendedoras fue un éxito desde el día uno. La identificación y el sentido de pertenencia que generó fue inmenso. En nuestra cuenta de Instagram ya la primera semana teníamos 1.000 seguidoras, la segunda 3000 seguidoras y al mes ya teníamos 10.000. Al año, 100.000 seguidoras. Pero nuestro gran logro es haber traspasado la pantalla y conocernos presencialmente en encuentros de networking. Cada año volvemos a encontrarnos y es una experiencia muy emocionante el poder ponerle cara a tantos emprendimientos con los que interactuamos a diario.
¿Por qué decidiste armar una comunidad exclusivamente para mujeres?
Global Entrepreneurship Monitor precisa que cerca de 1 de cada 3 emprendimientos activos en el mundo son encabezados por mujeres. Creemos en la igualdad de oportunidades y fomentamos la eliminación de todas las formas de discriminación pero sentimos que llevar esta verdadera nos representa a todas las mujeres. Porque entre nosotras nos empoderamos y nos damos el valor que tantas veces se nos fue negado.
Cuando decimos que “SOMOS TODAS” significa que no importa la edad, el origen étnico, la nacionalidad, la religión, el estado de salud, el estado civil, la educación, cualquier discapacidad y/o condición socioeconómica. Somos todas las que queramos ser parte. La sororidad es nuestro valor primordial. Realmente creemos que hay lugar para todas.
El mensaje que transmitimos es claro: queremos que cada vez sean más mujeres liderando negocios sanos y sostenibles y que todas sepan que no tienen la obligación de ser la misma que fueron hace diez años atrás, hace un año atrás, seis meses atrás; ni siquiera tenés la obligación de ser la misma de ayer.
¿Qué tiene la mujer emprendedora diferente al hombre?
Todo y nada porque la realidad es que somos todos diferentes. Las motivaciones y el enfoque siempre es único. Y eso nos hace a todos muy especiales. Si tuviera que destacar algún desafío de emprender en femenino definitivamente es la maternidad, que para la mayoría de nosotras es nuestra gran prioridad. Conciliar la vida personal con la profesional es un gran desafío que enfrentamos a diario.
Además de dar cursos, formaciones y capacitaciones, armaste una gran comunidad. Por ejemplo, tienen un WhatsApp donde las emprendedoras comparten sus experiencias. ¿Qué otras cosas hacen para generar una comunidad de apoyo entre las emprendedoras?
Me gusta pensar a El Club de Emprendedoras como un espacio de encuentro. Todas compartimos conocimientos y contactos para poder crecer. Nuestro objetivo es conectar, ayudándonos mutuamente en el proceso que cada una haga con respecto a su emprendimiento. Es realmente increíble lo que se genera en nuestros grupos de chat. Las ideas de todas son respetadas y valoradas. Hablamos libremente sobre todo lo que nos pasa, sin miedo al qué dirán y en el camino, aprendemos las unas de las otras. Es una experiencia realmente conmovedora y llena de valor.
¿Qué es lo que más les suele costar a las emprendedoras?
Lo que más les cuesta es hacer foco en lo importante y aprender a delegar. En algún punto está relacionado con la falta de educación financiera ya que no quieren invertir en colaboradores porque sienten que lo pueden hacer todo y la realidad es que no es así.
¿Qué rasgos comunes tienen las emprendedoras exitosas?
Una de las claves para alcanzar el éxito es la constancia. Si diariamente, de manera sistemática realizas las actividades que aportan valor a tu crecimiento personal y/o profesional vas a lograr todo lo que te propongas. Si bien el éxito tiene múltiples definiciones ya que es diferente para cada persona, es imprescindible adquirir y mantener hábitos.
Crear una rutina que contemple ejercicio físico y/o meditación, una dieta saludable, planificación orientada a resultados y en búsqueda de soluciones. Considero clave medir el desempeño de todo lo que hagamos para saber lo qué está pasando y poder tomar decisiones estratégicas en cada paso que demos para enfocar nuestros esfuerzos en aquellas actividades concretas que nos van a llevar hacia nuestra visión más ambiciosa.
En un mundo tan cambiante y competitivo la constante debe ser elegir vivir en un mundo de aprendizaje continuo. Cada día podemos aprender una nueva lección de la vida y dejar un impacto positivo en los demás. De esta forma, el camino no será color de rosa, pero será de los colores que vos quieras. Emprender parece ser un camino solitario pero no lo es. Acompañadas de un grupo potenciador, cada día es una nueva oportunidad para tomar acción y crecer personal y profesionalmente.
Es muy gratificante cuando encontramos autoconocimiento, autonomía y libertad y logramos emprender desde el propósito.
