Conocé a Yoana Land, la líder financiera de Transilvania que logró su sueño americano
Jack McCullough Colaborador
Jack McCullough Colaborador
Desde las tranquilas calles de la Transilvania comunista hasta las bulliciosas oficinas corporativas de L'Oréal Norteamérica, el viaje de Yoana Land es una historia de resistencia, ambición y búsqueda incesante del sueño americano. Comienza en Rumania, bajo la sombra de un régimen en el que la libertad era un concepto extraído del contrabando de películas americanas.
"Estas películas ni siquiera estaban disponibles en Rumania hasta que el país pasó de ser comunista a democrático en 1990", recordó Land. “Una vez que llegaron las películas, toda la población rumana se dio cuenta de que nos perdíamos muchas de las cosas que ocurrían fuera de nuestras fronteras”, agregó.
Inspirada por esas visiones de un mundo diferente, Land se embarcó en una atrevida aventura, llegando a Estados Unidos para celebrar su 18 cumpleaños. "Fue una buena celebración porque en aquel momento era algo que llevaba unos años esforzándome por conseguir", afirmó. Esto marcó el comienzo de un viaje extraordinario, que la vio aterrizar en Dallas, Texas, con nada más que sus sueños y determinación.
La temprana carrera de Land en la tecnología de la información no fue sólo un trabajo; fue una elección estratégica impulsada por la necesidad y su aptitud natural para las matemáticas. "En Rumania competí en las Olimpiadas de matemática", resaltó y sumó: "La infotecnología era un gran campo que se estaba desarrollando en aquella época. Sabía que en cuanto me graduara, tenía que conseguir un trabajo y hacer dinero". Este enfoque pragmático sentó las bases de su éxito futuro.
Su transición de la informática a las finanzas fue un movimiento calculado, alimentado por su creciente interés por el mundo de los negocios.
"Después de pasar seis años en TI, trabajé mucho con la empresa para desarrollar informes empresariales inteligentes. Empecé a aprender sobre el negocio y los KPI en los que se fijan. Me fascinó", explicó Land. Cursar un máster en administración de empresas en la Universidad de Duke fue el siguiente paso lógico, lo que facilitó su transición sin problemas al lado empresarial de la industria.
La trayectoria profesional de Land la llevó por puestos en American Airlines, Novartis y, finalmente, L'Oréal Norteamérica, donde actualmente desempeña el cargo de Directora Financiera de Transformación.
Reflexionando sobre este viaje, señaló: "En Duke, muchas grandes empresas vienen al campus para hablar con los estudiantes y convencerlos de que sigan allí una trayectoria profesional. Además, hay que pensar en uno mismo como marca". Esta mezcla de previsión estratégica y marca personal desempeñó un papel crucial en su ascenso a la cima del mundo de las finanzas.
En estas empresas globales, Land perfeccionó no sólo su perspicacia financiera, sino también sus dotes de liderazgo. "No sólo se aprende el oficio, sino también el desarrollo de equipos, el desarrollo personal, la tutoría y el coaching", sostuvo.
Para Land, el éxito en el liderazgo va más allá de las habilidades técnicas; se trata de comprender y motivar a las personas, una comprensión que la llevó a cursar un máster en psicología. "Cuanto más te metes en puestos de liderazgo, menos se trata de tu conjunto de habilidades y más se convierte en tu capacidad para relacionarte con la gente", reflexionó.
Ante el rápido avance de la IA generativa y la digitalización, Land ve un papel en evolución para los directores financieros. "Con la aceleración de la digitalización, es mucho más importante que el director financiero tenga algún tipo de formación o comprensión técnica", afirmó.
La directora no ve la IA como una amenaza, sino como un socio que puede aumentar las capacidades humanas, permitiendo funciones más estratégicas y de mayor impacto.
Más allá de sus logros profesionales, la historia personal de Land es igualmente convincente. Compartió un hecho sorprendente: "En el instituto, en Rumania, teníamos que elegir entre el japonés y el árabe como otra lengua extranjera además del alemán, el inglés y el latín. Elegí el árabe y todavía puedo leer y escribir en árabe".
Además, reveló un giro inesperado en su viaje: "La CIA quería contratarme. Fue probablemente uno de los días más felices de mi vida. Pero la realidad frente a lo que soñaba probablemente no estaban sincronizados".
La narración de Yoana Land no es sólo una crónica de triunfos profesionales; es un testimonio del poder de soñar a lo grande, salir de la zona de confort y la búsqueda incesante del crecimiento. Su viaje desde una joven de Transilvania hasta una figura destacada en el mundo de las finanzas ejemplifica el poder transformador de la ambición, la adaptabilidad y el valor de abrazar lo desconocido.