Cómo animarte a tomar riesgos en tu carrera y superar "el miedo a lo desconocido"
Erica Yanney Colaboradora
Erica Yanney Colaboradora
¿Alguna vez percibiste el miedo durante una reunión? Los signos no verbales de incomodidad, tensión y duda. Los pensamientos sobre si es el camino correcto a seguir. Luego de analizar con entusiasmo las posibilidades, llega el momento de tomar la decisión y el cuestionamiento puede generar parálisis: ¿Estoy tomando la decisión correcta?
Este sentimiento es algo habitual en las personas que se dejan apoderar por el temor al tomar una decisión profesional. ¿Cómo superar el miedo a lo desconocido o a cometer errores? ¿Cómo tomar decisiones acertadas con seguridad?
Antes de comprometerte a tomar una decisión sobre tu carrera profesional, podés probarla empíricamente. Empezá a imaginarte a vos mismo en ese nuevo trabajo, empresa, país o función. ¿Qué ves? ¿Cómo te sientís? ¿Es agradable? ¿Qué desafíos encontrás? Recordá otras circunstancias en las que experimentaste un cambio similar: ¿Cómo te sentiste? ¿Cuáles fueron algunos de los aprendizajes?
Incluso es posible avanzar hacia formas más concretas de experimentar: ¿Podrías probar antes de decir que sí? ¿Es posible visitar a alguien con experiencia en el puesto? ¿Te permitirá hacerle preguntas o obtener entrenamiento? ¿Podés ejercer ese trabajo de primera mano y observar las realidades a un nivel más profundo? Otra opción es contactarte con personas que hayan pasado por cambios similares, consultar su experiencia, comparar tu situación a la suya.
A veces, llevar un diario puede ser de gran utilidad, crear listas con los pros y los contras ponderados en categorías importantes para ese proceso de toma de decisiones. ¿Qué implica? ¿Cuáles son los riesgos y los beneficios? Ningún análisis lleva a la certeza total, pero puede ser una enorme ayuda para tomar la decisión.
Incluso después de un análisis exhaustivo, la certeza no siempre es posible. Tenemos que convertirnos en personas cómodas con no saberlo todo. No hay certezas en la vida. Lo mejor que podemos hacer es evaluar todos los factores de una situación dada, reflexionar, investigar, buscar apoyo y recabar la opinión de expertos, amigos y familiares, y luego esperar hacer una elección que sea buena para nuestra carrera. Todo cambio requiere fe en lo oculto, fe en el potencial de la situación para resultar como uno desea.
Un consuelo es que podemos dar marcha atrás. Podemos establecer pruebas y ponernos de acuerdo para experimentar durante un tiempo. En última instancia, solo viviendo la experiencia podremos calibrar si es buena o mala, y a veces se necesita más tiempo del esperado para poder llegar a esa conclusión.
Algunos factores que hay que evaluar cuando pensás en un cambio de carrera son:
1. ¿Por qué? En el fondo, ¿por qué está haciendo este cambio? ¿Qué valor te mueve? ¿Qué deseo? ¿Qué necesidad? ¿Aportará este movimiento profesional lo que buscás, o tenés la ilusión de que un cambio resolverá por arte de magia los problemas y sentimientos negativos de tu vida?
2. ¿Te estás moviendo hacia un objetivo o intentás escapar de algo? ¿Escaparás realmente o necesitás resolver algo interno y no externo?
3. ¿Quién sos y en quién necesitás convertirte para pasar por esta transición? ¿Estás a la altura del desafío transformador? ¿Sos consciente de la transformación que va a requerir?
4. ¿Qué ingredientes necesitás para experimentar la felicidad profesional? ¿Están en ese nuevo entorno?
No hay duda de que cualquier cambio es inquietante. Pero merece la pena luchar por lo que puede hacer tu vida mejor, más satisfactoria, más emocionante, estable y significativa... cualquier cosa que anheles. Es mejor vivir con la certeza de saber que no era el camino, que con la frustración de no haberlo intentado nunca y preguntarse que hubiera pasado.
Sea cual sea el resultado, pasar por un cambio puede ayudarte a crecer, enriquecerte y hacerte más sabio. Darte conocimientos y convertirte en más consciente de lo que sos capaz de hacer.
El cambio es el mejor camino para generar una conciencia más profunda. Si no te transformás, ya conocés el precio de la incomodidad de tu situación actual. Si el potencial de felicidad es real y probable, ¿merece la pena intentarlo?
Después de dedicar el tiempo a planificar y reflexionar, observando el potencial de éxito, da un paso de valentía hacia lo desconocido. Casi puedo garantizarte que vas a pasar turbulencias durante la transición; ¡no confundas eso con tomar malas decisiones!
Seguí avanzando hacia tus objetivos; cambiá de rumbo si es necesario, pero perseguí el sueño de avanzar y evolucionar. El cambio contiene un gran potencial de crecimiento, independientemente de los resultados. Arriesgate a convertirte en quien querés ser y a lograr lo que anhelas. Asumí el riesgo con prudencia; incluso si no alcanzás el objetivo, el aprendizaje y el potencial de éxito merecen la oportunidad.
Nota publicada en Forbes US.