Cinco consecuencias negativas del home-office de las que se habla poco, y una docena de ideas para mejorar
Aunque hay muchos beneficios en el home office, y los he abordado en artículos anteriores, también hay algunas consecuencias negativas que no deben ser ignoradas.

En los últimos años, el home office se ha convertido en una opción cada vez más popular entre los empleadores y los trabajadores. La pandemia de COVID ha acelerado este proceso, llevando a muchas empresas a adoptar el trabajo remoto de manera permanente, si bien muchas otras ya venían con formatos a distancia o híbridos.

Aunque hay muchos beneficios en el home office, y los he abordado en artículos anteriores, también hay algunas consecuencias negativas que no deben ser ignoradas. 

Desde aspectos psicológicos hasta operativos, en este post, hablaremos sobre las cinco principales consecuencias negativas del home office y cómo pueden afectar tanto al personal como a las empresas.

Además, es bueno reconocer a tiempo signos muy marcados que afectan el desempeño. Por ejemplo, la mayoría de quienes trabajan en home-office declaran sentir agotamiento, depresión, aumento de episodios violencia familiar basado en la falta de inteligencia emocional, lesiones musculoesqueléticas, fatiga ocular, aumento del consumo de tabaco, alcohol u otras sustancias, y exceso de tiempo sentados ante una pantalla. Para todo esto es fundamental disponer de programas preventivos de salud -incluyendo la salud mental- y monitoreo en tiempo real por parte de especialistas. 

 

Las cinco principales consecuencias negativas (con ideas para encararlas)

 

1 - Ausencia de feedback formal e informal en tiempo real

Uno de los mayores problemas del trabajo remoto es la falta de feedback en tiempo real. Las personas reconocen sentirse aislados y un tanto desconectados de sus colegas y superiores, lo que puede hacer que sea más difícil recibir feedback y mejorar su desempeño, así como darlo. 

Según una encuesta realizada por Gallup, sólo el 19% de quienes trabajan remotamente reciben feedback en tiempo real. Esto indica que la ausencia de registro corporal y vivencial afecta la forma en que se comunican, ya que, en lo presencial, hay otro tipo de códigos que pueden percibirse por el simple hecho de que somos seres sociales y estamos diseñados para el contacto frente a frente. 

(Pixabay)

Algunas ideas: establecer encuentros regulares presenciales, jornadas de integración, incluso algunos pueden estar virtuales y otros en vivo, sobre todo en el caso de equipos dispersos en distintas latitudes. Otra idea es compartir un tablero de temas personales, de alegrías, desafíos y de todo aquello que desee aportar cada persona: servirá para acortar distancias, y empezar a reconocer a los demás en su singularidad y aspectos más humanos, por fuera del ámbito laboral.

2 - Aumento de fobia social

Trabajar en forma remota puede conllevar un aumento de la fobia social, especialmente para quienes trabajan desde casa de manera aislada. La falta de interacción social aumenta la ansiedad y la sensación de soledad, lo que puede llevar a problemas serios de salud mental. 

De hecho, según un estudio de Harvard Business Review, los empleados que trabajan de manera remota informan de niveles más altos de estrés y agotamiento emocional; dato ratificado por cinco psicólogos y psiquiatras que consulté para este artículo, quienes afirman que han visto un incremento en más del 50% de estas temáticas recurrentes en sus sesiones con pacientes.

Ideas: Impulsar conversaciones regulares de seguimiento y feedback, no sólo por parte de líderes de equipos, sino también de un equipo especializado, interno o externo a la empresa. Una breve conversación de quince minutos cada dos semanas puede ayudar a detectar cómo está emocionalmente cada persona, y orientar mejores prácticas para no caer en un comportamiento de fobia social que puede quedarse para siempre, aislando a la persona. 

 

Desde las empresas, es importante controlar la demanda laboral dentro de los horarios establecidos. Con algunas empresas con las que trabajo en Latinoamérica hemos instrumentado pausas de una hora y media dentro de la jornada, no sólo para el almuerzo, sino breaks saludables, por ejemplo, un pase para un gimnasio, o entrenadores de yoga a domicilio. 

3 - Disminución de disciplina

Las personas que no son rigurosas con su disciplina presentan demasiados inconvenientes para trabajar desde casa. Si bien les resulta más cómodo, será difícil para aquellos que tienen dificultades para establecer límites entre el trabajo y la vida personal. 

La falta de estructura y disciplina conlleva una disminución en la productividad y la calidad del trabajo. Por eso, en el trabajo remoto las tareas generalmente van a otro ritmo, y hasta se refuerzan equipos para compensar la agilidad que se tenía en una plena presencialidad.

Hay una encuesta realizada por la Universidad de Stanford, que reveló que quienes trabajan de manera remota presentan un aumento en el tiempo dedicado a actividades no relacionadas con el trabajo. Esto significa que se apartan del rol para atender más cuestiones personales, familiares y de sus hogares.

 (Pixabay)

Ideas que pueden ayudar: Entrenar a las personas en su organización del tiempo y utilizar plataformas que realmente sean útiles y accesibles a todas las edades. No todo el mundo está preparado para hacerlo, y este es un aspecto del “debe” de las áreas de talento y tecnología, tan afectos a imponer normas y recursos sin contemplar la sensibilización adecuada al conjunto de quienes las deberían cumplir. 

Por otro lado, es factible abrir uno o dos espacios de media hora dentro de la jornada laboral formal para que quien trabaja a distancia las utilice en temas personales. Al tenerlo regulado se podrá dirigir mejor la tendencia a la desconcentración. 

Otra táctica sumamente efectiva es asignar programas de coaching ejecutivo y mentoreo según las necesidades, empezando por las personas que se observan con mayores desvíos respecto a los objetivos: te aseguro que con un promedio de seis a ocho sesiones se pueden empezar a ver transformaciones positivas, si la persona quiere cambiar.

4 - Reducción de espacios vivenciales de aprendizaje e intercambio

El trabajo remoto puede limitar las oportunidades de aprendizaje y desarrollo profesional en el sentido tradicional del contacto interpersonal. La interacción y colaboración con sus colegas cara a cara puede limitar su capacidad para aprender y crecer en su carrera. 

Según una encuesta realizada por Buffer, el 20% de los empleados que trabajan de manera remota informan de la falta de oportunidades de aprendizaje y desarrollo profesional. Esto sucede debido a que el aprendizaje no es sólo un curso o un entrenamiento, sino que se da en los hábitos y el compartir cotidiano, en las charlas de pasillo y la convivencia.

 

Algunas ideas: el aprendizaje colaborativo puede ser una buena salida en estos casos. En algunas compañías hemos diseñado un programa de entrenamiento donde son los mismos profesionales quienes graban micro-cápsulas con su estilo y personalidad, donde abordan aspectos avanzados a desarrollar por sus colegas. A la vez, éstos le brindan feedback, hacen preguntas y aportes. 

La clave del microlearning es que sean contenidos realmente interesantes y necesarios para el desarrollo del conjunto. Lo que he observado es que, cuando se diseña apropiadamente, surge espontáneamente de los equipos la necesidad de volver a verse y encontrarse presencialmente, con la excusa de seguir aprendiendo más sobre cualquier tema. ¡Y esa es una buena noticia: habrá un gran número de personas que quiere la presencialidad!

5 - Adormecimiento de habilidades de comunicación orales y gestuales

El home office llega a afectar negativamente las habilidades de comunicación oral y gestual de los empleados. La falta de interacción cara a cara limita las oportunidades para practicar y mejorar estas habilidades, lo que disminuye en ciertas personas su capacidad para comunicarse de manera efectiva. 

Global Workplace Analytics hizo una encuesta en la que se reveló que el 43% de los empleados que trabajan de manera remota informan de la falta de comunicación efectiva con sus colegas.

Algunas ideas: si bien trabajar remoto no es para nada similar a estar presentes, las empresas necesitan esforzarse para ir hacia un sistema híbrido, con una frecuencia conveniente para ambas partes.

 

Nuevamente traigo un ejemplo de una táctica que he implementado junto a clientes: un podcast de equipos, contratando a profesionales en el rol de productores. Cada equipo de la empresa será el responsable de armar y grabar un episodio, y van rotando de áreas cada mes. La sugerencia es que se enfoquen en temas que hacen falta para seguir mejorando -por caso, la comunicación interna es uno de los más requeridos en todo tipo de industrias-. Esta grabación se puede subir a una plataforma de streaming, divulgarla en redes sociales, compartir las felicitaciones abiertamente, y proponerla para premios en distintos países, entre otras iniciativas.

El escuchar sus voces, ver el backstage en video y enfocarse en captar la esencia del contenido, hará que los equipos se sientan más entusiasmados en aumentar su participación, desarrollen sus habilidades de comunicación y busquen la mejor forma de conectar no sólo con la razón, sino con la emoción. 

El trabajo remoto es la nueva forma de hacerlo actualmente; tiene sus grandes ventajas, y también, desventajas. La intención es encontrar un equilibrio funcional y conveniente para todas las personas involucradas. 

Por eso, en este artículo, has encontrado varias ideas para encauzar esos desvíos que, año tras año, van haciendo mella en la productividad y cohesión de los equipos. Diseña un plan estratégico de muy corto plazo y empieza cuanto antes, porque el deterioro es imparable y progresivo. 


 

Daniel Colombo

Facilitador y Máster Coach Ejecutivo especializado en alta gerencia, profesionales y equipos; mentor y comunicador profesional; conferencista internacional; autor de 32 libros. LinkedIn Top Voice América Latina. Coach profesional certificado por ICF en su máximo nivel, Coach certificado, Miembro y Mentor en Maxwell Leadership, el equipo de John Maxwell. 

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