Logremos una Argentina sostenible. Ese es el título del 57° Coloquio de IDEA, que se realizará los días 13, 14 y 15 de octubre en Costa Salguero, CABA, en lo que se espera sea un formato mixto. Esto es, combinación de streaming y eventos con aforo. Todo, por supuesto, atado a la situación pandémica. Adaptarse a la incertidumbre y los cambios se convirtió en una skill clave. Y dentro de IDEA, organización que nuclea a unas 500 empresas entre grandes, medianas y pequeñas, el año pasado se vio una prueba de eso: con el primer coloquio 100% virtual y con #SeamosUno, la iniciativa de construcción colectiva que juntó a entidades religiosas, ONG y entidades empresarias, y repartió 60 millones de platos de comida en plena pandemia.
Paula Altavilla, presidenta del 57° Coloquio de IDEA y presidenta en Argentina, Paraguay y Uruguay de Schneider Electric, y Roberto Murchison, presidente de IDEA y CEO de Grupo Murchison, explican cuáles serán los ejes este año, la relación con el Gobierno, la necesidad de reglas claras para generar empleo y por qué el sector privado juega un rol clave a la hora de buscar consensos en la Argentina.
¿Cómo va a ser el Coloquio este año?
PA: Tenemos el desafío de buscar un formato híbrido. Nos encantaría tener algún tipo de presencialidad. El reto es pensar un formato que funcione sin y con presencialidad. Buscamos que sea lo más plural posible. Está invitado todo el arco político y tenemos una presencia importante de sindicatos, movimientos sociales, políticos y empresarios de todo tipo.
RM: En agosto tuvimos la Experiencia IDEA Agroindustria y aprendimos que se puede tener un evento mucho más federal. Es algo que vino para quedarse y hay que aprovecharlo.
¿Cuál es la agenda?
PA: El título del Coloquio es Logremos una Argentina sostenible. Es una invitación a pensar y trabajar juntos en construir consensos que nos permitan volver a crecer para incluir. La Argentina está en una espiral descendente de varias décadas y necesitamos ejes transversales para generar valor, riqueza y empleo de forma genuina y sostenible. Ahí es donde los empresarios y el sector privado tienen un aporte para hacer. Pero tiene que ser con los demás actores sociales, como los sindicatos, los movimientos sociales, la política. El contenido va a estar abordado desde el desarrollo y lo sostenible, la calidad institucional, porque entendemos que para poder desarrollarnos económicamente necesitamos previsibilidad y construir un arco de confianza para que, cuando se plantea una inversión, las condiciones puedan sostenerse en el tiempo. Vamos a hablar de sectores dinámicos y la innovación como un gran acelerador o vehículo para crear esa riqueza y ese valor. En el marco de los 17 ODS de la ONU, vamos a abordar la sustentabilidad como uno de los ejes centrales del Coloquio desde el punto de vista del impacto climático y la inclusión social.
El año pasado estuvo el Presidente. ¿Lo esperan ahora?
PA: Está invitado y hemos tenido algunas conversaciones. Nos encantaría que participe, pero las confirmaciones normalmente llegan más cerca de la fecha.
¿Cómo es la relación entre IDEA y el Gobierno?
PA: Muy buena, tenemos diálogo.
RM: Tenemos diálogo con la mayoría de los ministros que hacen a las áreas nuestras, como Trabajo, Producción, Agricultura. En general diría que hay un diálogo correcto.
¿Cómo ven hoy el rol del empresariado?
RM: Hay una serie de tendencias que venían desde antes de la pandemia y se aceleraron. Algunas tienen que ver con el impacto social de las empresas, que forma parte de los coloquios y debates desde hace cinco o seis años, con actores como Rodrigo Zarazaga (N.d.R: director del CIAS, el think tank de los jesuitas en Argentina), con quien también trabajamos en Seamos Uno. Lo que antes era RSE hoy da un paso más y forma parte de la estrategia de negocio. También la diversidad como una mejor forma de tomar decisiones. Además, la gobernanza de las instituciones y compliance.
¿Por qué el empresariado tiene mala imagen?
PA: Hay temas históricos y algunos sesgos por conceptos que se asocian a determinados grupos. El sector privado juega un rol en todas las sociedades que tiene que ver con la generación de empleo. Vamos a hablar mucho de eso en el Coloquio. Para rebatir las crisis, Argentina tiene que salir trabajando. El sector privado puede generar trabajo de calidad, remunerado, registrado; es el aporte más grande que puede hacer el empresariado hoy. El mundo creció y nosotros no, y ahí es donde tenemos que hacer un aporte. Se puede crecer sin inclusión, pero lo que planteamos es que ese crecimiento va a ser con inclusión, y no hay inclusión sin crecimiento.
CON ESTOS NIVELES DE INFLACIÓN DEJÁS DE TENER MONEDA, Y SIN AHORRO NO HAY INVERSIÓN. LA INFLACIÓN ES EL IMPUESTO MÁS GRANDE A LA POBREZA.
¿El capitalismo inclusivo del que tanto se habla?
PA: No me gustan mucho los títulos, porque al hablar de capitalismo cada uno entiende algo distinto y lo que importa es lo que Argentina necesita para crecer, que es inversión, previsibilidad y confianza. Y el sector privado tiene un rol para jugar ahí, para crecer, generar trabajo y de esa manera incluir y disminuir este nivel de pobreza que a todos nos duele.
¿Cuáles son los desafíos a la hora de generar trabajo?
RM: La respuesta simple es que hace falta inversión y para eso se necesita previsibilidad o estabilidad de las reglas del juego. Yendo a lo más profundo, la pandemia nos mostró que, más allá de que puede subir o bajar el PBI, tenés sectores a los que les va muy bien y muy mal. Al ser tan variado, las medidas a tomar son una especie de traje a medida. Esto requiere mucho diálogo entre gobiernos, sindicatos y los empresarios. Por ejemplo, lo que sucedió en la industria automotriz es un ejemplo de la búsqueda de consenso.
¿Ven esa posibilidad en la Argentina de hoy?
RM: En nuestra experiencia, y por lo que vimos en eventos como el de Agroindustria, sí. Hay un entendimiento y una vocación de buscar consensos. De hecho, el Gobierno armó el Consejo Económico Social con esta perspectiva de buscar consensos y políticas o soluciones de largo plazo.
PA: Es importante ir a lo concreto. Quizá es muy difícil buscar el superconsenso, pero pasa por encontrar consensos para un acuerdo en sectores que tienen oportunidades concretas y necesitan ajustar determinadas variables. Dar pasos cortos pero siempre en la dirección de generar valor y empleo.
¿Cómo se plantea una agenda de mediano o largo plazo?
RM: El sector privado tiene la oportunidad de ayudar a cambiar el horizonte de tiempo de la discusión. Los tiempos de la política, con elecciones cada dos años, ponen horizonte de luces bajas. Hay que ayudar a poner las altas. Muchas de las cosas que se terminan resolviendo con soluciones de corto plazo podríamos haberlas superado si uno se plantease un horizonte más largo de solución. El sector privado tiene mucho que aportar, porque las empresas se manejan de esa forma; el horizonte está a 5 o 10 años cuando se toman decisiones de inversión y desarrollo de planes de carrera.
PA: Plantear objetivos de largo plazo ordena las decisiones del corto. Cuando sabés hacia dónde querés ir, el tipo de soluciones para resolver los problemas de corto plazo no deberían desviarte. Sería importante generar esos consensos entendiendo que todos queremos lo mismo: una sociedad más inclusiva, menos pobreza, que se recupere la movilidad social ascendente. Para eso hay determinadas cosas que tenemos que hacer. Por ejemplo, la educación y la necesidad de formar personas para la actualidad y para la demanda del trabajo futuro.
¿Cuáles son los principales desafíos o problemas que afectan el crecimiento hoy?
RM: Todo depende de los anteojos que uses. Partimos de la base de que el problema principal de la Argentina es el gran porcentaje de pobreza y que eso se resuelve con la generación de trabajo. Con esos anteojos, todo lo que ayude a generar inversión debería ser una prioridad. Si tuviese que nombrar uno, con estos niveles de inflación dejás de tener moneda y sin ahorro no hay inversión. Es el impuesto más grande a la pobreza.
PA: Tener una macro estable y seguridad jurídica en el sentido de que no van a cambiar las normas o la interpretación de un día para el otro. La educación no es menor. Y la posibilidad de mirar la oportunidad que genera el mundo es la mejor forma de asegurar la sustentabilidad: entender que necesitamos desarrollar emprendimientos locales que atiendan al mercado local y exporten al mundo.
¿Qué perspectivas de crecimiento ven hacia adelante?
RM: La última encuesta de expectativas de IDEA mostraba que 4 de cada 10 empresarios veían que el próximo semestre iba a ser mejor que el actual. Hay una sensación de que, de acá a fin de año, hacia las elecciones, se va a mantener esa situación. Por supuesto, volvemos a la incertidumbre, un poco por la pandemia y otro por las elecciones.
¿Qué balance hacen de la gestión de la pandemia?
RM: Como todavía no se terminó, sería supercauto. Nos hemos cansado de ver países que aparentemente hacían cosas espectaculares y con el tiempo no funcionó, y viceversa. Sí hay aprendizajes. Cuando el Gobierno dialogó le fue bien y tuvo apoyo; cuando no lo hizo, no le fue bien y no tuvo apoyo. También los protocolos funcionan, y una buena cooperación entre empresas, gremios y regulador. Además, se acentuó el impacto como individuos sobre todos los que están alrededor nuestro: de esta nadie se salva solo.
PA: Las crisis traen oportunidades. Arrancamos la pandemia con 5 unicornios y hoy tenemos 11. Hay determinados sectores que están más cercanos a la nueva normalidad y que encontraron oportunidades para generar valor. Cuando uno vive un proceso como este, cuanto más rápido logre adaptarse y entender hacia dónde va, va a encontrar oportunidades.
RM: La pandemia nos obligó también a repensar las formas de trabajar. Puso en la mesa la virtualidad, y esto se masificó a un nivel tal que uno empieza a pensar que a futuro se puede pensar en un país más federal. La experiencia de Seamos Uno nos mostró también cómo se enriquece y potencia el ecosistema empresario cuando se trabaja con otros actores. Por ejemplo, tuvimos mucho más diálogo con los movimientos sociales y, si bien es algo incipiente, es necesario para lograr que la economía formal y la popular tengan más interacción. Porque si no, cuando la Argentina empiece a crecer, la brecha va a ser más grande. Estamos trabajando en colaboración con ACDE en un programa de mentoreo de emprendimientos de la economía popular.