Forbes Argentina
Invisible Technologies inteligencia artificial
Liderazgo

Búsqueda, gestión y retención de talento con IA: la tecnología reconfigura las áreas de HR

Sofía Quilici

Share

El 66% de los líderes de talento ya invirtió en Inteligencia Artificial para mejorar el proceso de búsqueda y match de candidatos.

25 Abril de 2025 08.43

La automatización dejó de ser un experimento. En Recursos Humanos, la Inteligencia Artificial ya no es promesa: es estructura. Desde la búsqueda de talento hasta el análisis de desempeño, el área más humana de las empresas se vuelve también la más intervenida por algoritmos. Y eso no solo cambia procesos: redefine el poder.

Un nuevo lenguaje para tomar decisiones

El Talent Trends Report 2024 de Randstad lo dice sin vueltas: el 66% de los líderes de talento ya invirtió en Inteligencia Artificial para mejorar el proceso de búsqueda y match de candidatos. Es la inversión tecnológica de mayor crecimiento interanual en HR. Si antes la pregunta era si conviene adoptar IA, ahora es por qué aún no lo hicieron todos.

"Lo que no se mide con precisión termina premiando al que mejor se vende, no al que mejor ejecuta", explica Jean Pierre Saint-Huber, cofundador y CMO de Alkemy, la plataforma que reemplaza el filtro de los títulos por el análisis de habilidades reales. La automatización, en su enfoque, no elimina al evaluador humano, pero sí lo obliga a fundamentar con evidencia. "La IA nos permite reemplazar intuiciones con datos y democratizar el acceso al empleo", aclara.

PeopleForce, una plataforma integral de RR.HH. que cuenta con más de 1.300 clientes en más de 30 países y que acaba de levantar US$ 5,4 millones para impulsar su expansión en la Argentina y en la región, también lo ve en la práctica diaria. "Transformamos Recursos Humanos en un socio estratégico del negocio", asegura Laura Campi, Sales Manager de la compañía, y añade: "Centralizamos información crítica como desempeño, clima, feedback, licencias y ausentismo. Así, las decisiones no se toman desde la intuición sino desde patrones visibles y comparables". Automatizar no es solo cuestión de ahorrar tiempo: es profesionalizar la gestión del talento.

Cuando los algoritmos escuchan mejor

En entornos con miles de empleados, ¿cómo saber si alguien está a punto de irse? ¿Quién se siente desconectado? ¿Qué líder está generando fuga de talento? Antes, esas señales eran imperceptibles. Hoy, la IA las detecta en tiempo real. Lara AI nació con ese propósito: leer lo que el Excel no ve. "Creamos un nuevo miembro virtual para HR que conversa con los colaboradores, detecta problemas de engagement y automatiza tareas repetitivas", explica Guido Kuznicki, CEO de la empresa.

Kuznicki detalla que Lara se integra a WhatsApp, Slack y Teams para que la comunicación no dependa de una oficina de RRHH que no da abasto. "Reducimos la rotación en perfiles operativos al acompañar mejor la experiencia del colaborador", afirma. La plataforma no toma decisiones por sí sola, pero entrega señales clave para actuar antes del conflicto. "El colaborador siente que alguien lo escucha, aunque no haya una persona real del otro lado", resume.

PeopleForce aplica una lógica similar en la experiencia del empleado. "Ponemos al colaborador en el centro. Desde su ingreso, tiene visibilidad sobre sus objetivos, solicitudes, evaluaciones y comunicación interna", señala Campi. A través de feedback 360, encuestas de clima y paneles visuales, la plataforma reduce la fricción y mejora el engagement. "No se trata solo de eficiencia operativa. Es también una apuesta por la transparencia y la autonomía", agrega.

Automatización sin anestesia: lo que también cambia es el poder

La automatización no es solo técnica: es política. ¿Quién tiene la última palabra cuando un sistema sugiere a quién contratar o desvincular? ¿Qué sesgos quedan incrustados en un algoritmo mal entrenado? "La IA será el nuevo sistema operativo del trabajo. No un complemento, sino el núcleo que automatiza decisiones y rediseña procesos desde cero", asegura Diego González, fundador y General Partner de Alina VC, fondo especializado en el futuro del trabajo.

Para González, las empresas que solo digitalizan lo existente están perdiendo la oportunidad. "Los modelos exitosos no copian estructuras viejas: las desafían. Y eso incomoda", remarca y afirma: "El mayor riesgo no es técnico. Es cultural. Es no querer soltar lo que funcionaba antes". Su visión no es futurista: ya invierte en startups que combinan IA, neurotecnología y bienestar con performance.

En Sonda, la transformación ya está en marcha. "La IA agiliza decisiones operativas y libera tiempo estratégico para HR", indica Heidy Bauer, Gerenta General en Argentina. Su sistema Sonda Plus automatiza respuestas frecuentes sobre remuneraciones y procesos internos, lo que redujo un 40% las interacciones con soporte. También logró disminuir en un 50% el tiempo de creación de tickets de nómina. Pero Bauer subraya algo más profundo: "La IA no reemplaza al rol humano. Lo potencia".

PeopleForce, por su parte, ve en este cambio una oportunidad de madurez organizacional. "Muchas empresas todavía gestionan talento con archivos sueltos o procesos informales. Con tecnología, no solo ganan en trazabilidad: ganan en consistencia", plantea Campi. En su experiencia, digitalizar RRHH transforma también el estatus del área dentro de la compañía, deja de ser táctica y se vuelve estructural.

Lo humano como problema, la tecnología como espejo

Alan Gosiker, fundador y CEO de DeRecruiters, observa el cambio desde el terreno. "La IA nos ayuda a enfocarnos en lo que no se ve tan fácil: el cultural fit", comenta. Su equipo utiliza asistentes de transcripción para concentrarse en lo esencial: leer el potencial de los candidatos más allá de los datos duros. "Automatizamos lo que nos saca tiempo. Pero el juicio sigue siendo humano", remarca. Aun así, advierte que la mayoría de los CVs están desactualizados, y los match automáticos tienen límites.

Para Bauer, la clave está en entender que la IA no solo ejecuta: sugiere, orienta, propone. "Incluso en las entrevistas, nos ayuda a detectar inconsistencias o a adaptar las preguntas al perfil del candidato", comenta. Esa capacidad de ajustar el proceso según la necesidad concreta convierte a la tecnología en un instrumento de personalización masiva. Algo que, sin automatización, sería inviable.

Y aunque el discurso corporativo suele enfatizar los beneficios, los datos revelan una verdad contundente: los trabajadores ya están usando IA, les guste a las empresas o no. Según el estudio IA en el trabajo 2025 de Bumeran, el 55% de las personas en Argentina ya la incorporó a sus tareas diarias, 24 puntos más que el año pasado. Y el 98% la considera útil o muy útil. La pregunta ya no es si usar IA, sino si las decisiones que se toman con ella están alineadas con los valores de la organización.

En este escenario, la propuesta de plataformas cobran una dimensión mayor: no se trata solo de eficiencia, sino de justicia. "Cuando eliminás el sesgo del título, abrís oportunidades donde antes solo había filtros", sostiene Saint-hubert. La tecnología no resuelve todos los problemas de HR, pero puede comenzar por el más estructural: la exclusión disfrazada de formalidad.

El desafío, entonces, no es adoptar la herramienta más nueva, sino hacerse la pregunta más antigua: ¿qué clase de organización queremos ser? Porque automatizar es fácil. Difícil es asumir lo que se revela cuando dejamos que un algoritmo muestre cómo se gestionan a las personas.

10