Bruno Gili: "El mundo empresarial tiene que asumir el riesgo de innovar"
El asesor dedicado a crear una nueva institución para potenciar el desarrollo del país, destacó que se deben diseñar más y mejores incentivos para que el sector privado, en cualquier dimensión de las empresas, haga investigación y desarrollo.

Bruno Gili tomó la posta. "Varios amigos" lo invitaron a participar de la creación de una nueva institucionalidad -aún no está definido si será una secretaría o una agencia- dependiente de Presidencia de la República que trabaje con foco en potenciar la innovación, las inversiones, la ciencia, tecnología e innovación. "Es la segunda vez que me pasa que por hablar mucho, me dicen que lo haga", reconoce en entrevista con Forbes Uruguay. Su fuerte compromiso con el desarrollo del país lo llevó una vez más a involucrarse en la articulación de políticas públicas como ya lo había hecho en otras oportunidades con la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) o el Institut Pasteur.

En esta nueva vuelta, Gili descarta ser el titular del nuevo organismo ya que como había adelantado a Forbes Uruguay en su última entrevista, considera que una generación más joven debe tomar el mando. Sin embargo, el ex socio de Grupo Ferrere  —donde coincidió por más de dos décadas con el flamante ministro de Economía y Finanzas, Gabriel Oddone— se pone al hombro el arduo trabajo de conformar una plataforma sólida que trabaje para dar más lugar a la innovación, impulsar las inversiones y favorecer el emprendimiento. 

A pesar de que el nuevo gobierno que le encomendó esta tarea asumió hace solo un mes, Gili ya tiene algunos ases bajo la manga. La nueva institución está negociando el apoyo concreto del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y espera involucrar a más organismos multilaterales por varios millones de dólares. Además Gili está convencido de que se simplificarán trámites y se irá hacia un sistema de ventanilla única de trámites. Pero los resultados a largo plazo dependerán, en gran medida, de las cartas que jueguen las empresas públicas y privadas a las que se incentivará a que asuman el riesgo de innovar. A continuación, un resumen de la entrevista que el asesor mantuvo con Forbes Uruguay.

¿Cuál es tu objetivo como asesor de Presidencia en este nuevo gobierno?

Estoy asesorando a Presidencia en el desarrollo y diseño de una nueva institucionalidad que potencie la ciencia, la tecnología y la innovación en todas las actividades productivas y sociales, con el objetivo de apuntalar un crecimiento más fuerte del Uruguay, de forma más sostenible y con equidad.

¿Qué metas tiene esta nueva institución?

Tiene que tener capacidad de impactar transversalmente y de articular todos los agentes del sistema, que son desde agencias, políticas de ministerios, instituciones de investigación, universidades y otras para lograr impactar en el sector empresarial y en las organizaciones uruguayas que producen bienes y servicios, con una lógica de internacionalización. Esto nos lleva al reto de pensar una institucionalidad potente que pueda cumplir un rol en eso. No va a sustituir nada, pero sí tiene que definir mejores políticas y transmitir mejor la estrategia en esos temas. Puede ser una o dos instituciones, o una con dos divisiones, eso está en discusión. Pero su foco será potenciar el área de ciencia y generación de conocimiento; ampliar la formación de investigadores en Uruguay. Necesitamos pensar la infraestructura para que se pueda investigar en todas las dimensiones de las ciencias, pensar cómo transferir esos conocimientos al área empresarial y social. Otra área de trabajo es el desarrollo de instrumentos, incentivos y políticas públicas que promuevan mayor desarrollo del mundo empresarial. Siempre con el foco de que hay que mejorar la internacionalización del Uruguay, qué podamos colocar los bienes y servicios de mayor valor agregado en el mundo. Otro componente del programa tiene que ver con repensar todo lo que tiene que ver con las políticas de atracción de inversiones, de promoción de exportaciones y todas las políticas regulatorias y de mejora de las reglas de juego para que no existan trabas u obstáculos a la innovación, en particular, el mundo empresarial que tiene que asumir el riesgo de innovar. 

¿Hoy las empresas no toman ese riesgo?

Hoy percibimos poco nivel de innovación. Muchas veces por sobrecostos o porque hay muy baja competencia o incentivos. Por eso estamos revisando las políticas y viendo qué obstáculos le está poniendo las normas o procedimientos públicos al proceso de innovación. El salto grande lo hicieron algunas corporaciones internacionales que se instalaron en Uruguay vinculadas a tecnología. De hecho, en la última encuesta que hizo la ANII se ve, si sacamos a estos jugadores grandes, que la innovación cayó. Tenemos que tratar de encontrar por qué innovan poco las empresas uruguayas.

¿Hay incentivos superpuestos entre las agencias que ya existen? ¿Cuál es el diagnóstico del ecosistema actual? 

Percibimos un fraccionamiento, hay muchas agencias funcionando y zonas grises. Hay proyectos en los que interactúan y otros donde vemos oportunidad de que lo hagan y también hay superposiciones de programas, de iniciativas vinculadas a la innovación o desarrollo del emprendedurismo. También hay recursos utilizados que se duplican cuando podría haber mucha más economía de escala. No ahorrar costos, pero sí reasignarlos para que sean más eficientes y que Uruguay tenga una mayor presencia internacional. Estamos en esa etapa de relevar.

Bruno Gili. Fotos: Leonardo Mainé

¿Algo que le falte a Uruguay?

Le falta valorizar más la ciencia que produce, tiene que producir más conocimientos y mejorar los instrumentos para transferirlos y que tengan impacto. 

En Uruguay se invierte entre el sector público y el privado un 0,6% del PIB en investigación y desarrollo. En la Unión Europea están en el entorno del 3%. ¿Cuál es la línea de base presupuestal que se necesita para dar ese salto?

Los países desarrollados llegan a 3%, 4%, algunos hasta 5%, pero hay una característica, llegan a esos niveles cuando el sector privado es mayoritario en la inversión en investigación y desarrollo. El compromiso para este periodo-que viene siendo prometido por más de un gobierno- es intentar llegar a ese 1%, que es una combinación de público y privado. Por lo cual nosotros vamos a hacer una propuesta para que sea atendida en el Presupuesto y por el Poder Ejecutivo en la que se establezca cuál es el ritmo en el cual vamos a aumentar. Hay que lograr aumentar la inversión pública directa, porque en la primera etapa, en todos los países, la inversión pública es la más relevante. Tenemos que ser inteligentes en cómo diseñar más y mejores incentivos para que el sector privado, en cualquier dimensión de las empresas, haga investigación y desarrollo, además de implementar tecnología para mejorar la productividad y desarrollo de innovación para mejorar su competitividad.

¿En qué plazo se puede ver ese salto en inversión?

Uruguay debería en un plazo razonable plantearse llegar al 2.5%. En poco más de 10 años deberíamos estar avanzando en esa línea. En este quinquenio lograr llegar a 1% sería un éxito porque eso supondría que se aumentaron los recursos públicos con las restricciones fiscales que Uruguay tiene hoy. Pero, además, supondría que logramos tener éxito en que las actuales empresas o nuevas empresas que se instalen hagan investigación y desarrollo en Uruguay. Ese es el reto. Pero no es una casa que uno sabe que teniendo los materiales se construye en cierto tiempo, acá hay que mover conductas humanas, decisiones de inversión y evaluaciones de riesgo. Lo seguro es que si no invertimos en esto, lo otro no va a ocurrir.

¿Qué rol juega la investigación y la innovación en las empresas públicas?

Las empresas públicas tienen dos roles, uno tiene que ver con que puedan hacer innovación en su propio core de negocios. También deberían participar en los desafíos país en términos de promover la investigación y desarrollo y encontrar proyectos transversales. Ver cuatro o cinco proyectos transversales que ataquen a los principales desafíos del país. En ese proceso las empresas públicas tienen un rol relevante y también lo tienen en dinamizar el mercado en el que participan. Por ejemplo, el Banco República tiene un rol relevante en desarrollar innovación en los medios de pago para bajar los costos de intermediación y transaccionales para los ciudadanos y las pymes. 

¿Para eso hay que modificar la normativa?

Necesitamos cambiar regulaciones para que haya incentivos a la innovación. Si los jugadores de un mercado están cómodos y ganan todos plata como pasa hoy, no derraman porque no hay nada que produzca un incentivo a innovar, están cómodos. Hay que crear instrumentos muy potentes de inversión y ahí a las empresas públicas y a las privadas grandes, que hacen ancla en la economía, vamos a ofrecerles instrumentos en los que puedan participar que dinamicen todo lo que es el acceso a financiamiento de mayor riesgo para la innovación.

¿Qué tanta batalla hay que darle batalla a la burocracia?

Hay tres cosas relevantes para que esto funcione. La primera es la infraestructura necesaria para que ocurran estos procesos, en ese sentido nos falta más capacidad de cómputos, más laboratorios, hay decisiones que tomar. Pero también el país que pretende ser innovador debe tener ciudadanos con capacidades y habilidades en sintonía con esa etapa. Ese es un esfuerzo tanto del sistema educativo formal como del no formal, en el ámbito público y privado. Necesitamos aumentar las capacidades y recapacitar a nuestros ciudadanos para que estén en mejores condiciones en una economía del conocimiento. Lo otro que necesitamos es que los marcos regulatorios, trámites y procesos burocráticos sean más eficientes, a menores costos, cumpliendo los tiempos y sin papeleos innecesarios. Esto lo está trabajando con mucha fuerza el Ministerio de Economía.

¿Qué medidas concretas de las que están trabajando se pueden adelantar?

Seguramente vamos a ir a la ventanilla única rápidamente, (que permita hacer varios trámites en un mismo punto de entrada). En el corto plazo vamos a estar anunciando trámites que se van a simplificar. Posiblemente en mayo estaremos en condiciones de dar ideas más concretas.

Estamos negociando con el Banco Interamericano de Desarrollo un apoyo sustantivo para todo este programa.

Bruno Gili. Fotos: Leonardo Mainé

¿Qué te hizo aceptar este desafío?

Algunos dicen que estoy loco. He participado activamente en la definición de políticas pública desde hace muchos años. Me tocó participar en el primer diseño de la ANII, en el Institut Pasteur, Eduy XXI, Ágora en el pasado reciente. También en proyectos públicos vinculados a transformaciones con el BID y el Banco Mundial (en el gobierno de Julio María Sanguinetti y de Tabaré Vázquez, respectivamente). Ahora me plantearon si estaba dispuesto a colaborar desde una visión de asesoramiento a construir esto y yo me había comprometido a no liderar, de hecho, lo dije a Forbes,  que era época de gente joven. Cosa que ocurrió porque de las agencias que estoy coordinando, el 90% son jóvenes y más o menos con el perfil que describí en ese artículo.

Me gusta ayudar en lo posible, es interesante, lindo y un esfuerzo grande, como no sos jerarca tenés que coordinar mucho y entender los intereses de los responsables políticos. Es un ecosistema grande, pero entiendo que puedo coordinar, diseñarlo y poner a cada agente en su lugar. Una vez que se termine este proceso que va a llevar una parte de este año, veremos cómo sigo. La motivación está cuando muchos amigos te lo piden.

¿Te entusiasma trabajarlo codo a codo con Gabriel Oddone?

Hace 40 años que trabajo con él, así que no sé si me entusiasma o si ya era hora de que nos separáramos. Estoy más cerca de (Rodrigo) Arim que de Gabriel (Oddone), sí trabajo con su equipo y con Fernanda Cardona del Ministerio de Industria. Obviamente es un amigo y en lo que pueda colaborar, le dije que estaba a las órdenes.

¿Cuándo se van a ver los resultados de todo lo que ahora se está gestando?

Los recursos para que todo se ejecute recién van a estar en el 2026, porque estará el Presupuesto a partir del año que viene y luego los programas con BID, CAF o Banco Mundial que podamos estar acordando también van a llevar varios meses de este año para que pongan a disposición esos fondos que son millones de dólares. El 2026 es el año en el que empieza a haber ejecución de proyectos potentes, igual vamos a hacer mucho este año con procedimientos, rediseño de instrumentos con los mismos recursos, eliminación de ciertas burocracias. Por supuesto eso no va a impactar en el PIB de este año. Cuando uno trabaja en cosas intangibles, el proceso de impacto es más largo, pero hay que hacerlo. Hay que tener visión. Si no siembro, no voy a cosechar nunca. 

¿Cómo van a medir esos resultados?

Vamos a crear una unidad potente de evaluación y monitoreo de políticas públicas que mida la calidad del impacto en el ecosistema, la productividad, sostenibilidad, competitividad y equidad del país; eso se va a montar y así vamos a saber si vamos por el camino correcto. Si estamos ejecutando bien, si estamos haciendo lo que nos comprometimos a hacer, si empezamos a obtener los resultados y, finalmente, si estamos logrando los impactos.