Hace más de 10 años, Emiliano Ezcurra dejó Greenpeace para fundar una ONG llamada Banco de Bosques, cuya finalidad es captar donaciones que procuran la compra de tierras para crear nuevas áreas protegidas y evitar que el carbono presente en los bosques llegue a la atmósfera.
"El hecho de que tenga la palabra 'banco' en el nombre indica que tenemos una fuerte vocación hacia lo económico y financiero, porque vemos salida de la crisis del cambio climático y la extinción de especies separadas de estas dimensiones", indicó Ezcurra, su fundador.
Banco de Bosques irrumpió recientemente en el mercado de compensación de la huella de carbono y empresas como el Banco de Galicia, Global Logic, Tarjeta Naranja y Santander -próximamente- están entre sus principales clientes que compensan su huella salvando bosques.
Estamos orgullosos de haber superado la vara de los 20 millones de dólares en donaciones externas en menos de 10 años con una ONG que funciona sin oficina y con tan solo 5 staff fijos", precisó Ezcurra. Este dinero, agregó, "se utilizó para comprar inmuebles privados a argentinos que dejaron la plata en el país" y las tierras, a su vez, se donaron al estado para crear parques nacionales y provinciales.
Paralelamente, contó, "casi un tercio de las donaciones se destinaron a infraestructura y equipamiento en Parques Nacionales existentes". Se compraron insumos en comercios locales y se emplearon más de 50 argentinos en los diversos proyectos, desde los constructores de senderos y refugios hasta los servicios jurídicos y contables.
"Ya quedó atrás la época en los ecologistas solo protestábamos contra las empresas contaminadores. Ya desde hace un tiempo proponemos soluciones económicas viables, cambios tecnológicos e innovación y políticas públicas modernas que contribuyan a despertar el potencial sustentable de nuestro país", enfatizó el fundador de la ONG.
Emiliano Ezcurra no deja de ser un activista en lo más profundo de su ADN, pero considera que mantener una actitud permanente de alumno ante la vida es clave para evolucionar. "Entre la ecología y la economía también había una grieta y, en parte, todavía hoy la hay".
"Pero tenemos que avivarnos de que cuando te caes en una grieta, una de las formas de salvarse es usando las dos paredes para poder trepar a la superficie. Esto quiere decir que ambos lados de la grieta ofrecen aspectos positivos y constructivos. Si las empresas y las ONG buscamos lo mejor de cada uno vamos a realmente a lograr un planeta sustentable", remarcó.