La pandemia que llegó a nuestras vidas como un golpe desde atrás, impensada para la mayoría de nosotros (solo estaba en el radar de algunos pocos expertos y científicos), no se circunscribe meramente a un problema de salud. Es también un tema económico, social, y algunos hasta dirían moral, ya que el impacto y la crisis que genera coloca a varios sectores ante decisiones importantes que conllevan dilemas de esta índole.
En este sentido, los emprendedores y pymes, como actores con gran injerencia tanto económica como social, no son la excepción. Por ello, ante este escenario, es importante comprender cómo y cuánto afectó la pandemia generada por el COVID-19 a este rubro que representa el 44% del PBI y el 66% del empleo en el país; y observar si se vislumbran oportunidades ante la crisis, y qué tipo de estrategias para la reconstrucción del tejido económico productivo social podemos imaginar para el mediano plazo.
Un 59% de las startups están reorientando sus modelos de negocio para ayudar a la sociedad en esta crisis y generar un impacto positivo.
El grave impacto de la pandemia en los emprendedores es una realidad. La encuesta realizada por Prodem en América Latina durante la primera quincena de abril 2020 releva casos de 2.232 emprendimientos (hasta 3 años de vida, 58%) y empresas jóvenes (más de 3 años de vida, 42%) de 19 países. Los resultados de la encuesta fueron contundentes. Respecto de las ventas, el 83% de los consultados manifestó estar sufriendo un gran impacto, mientras que el 53% denunció directamente no estar vendiendo nada. Desde el punto de vista de la producción, un 75% afirmó sufrir mucho en su producción, mientras que el 44% declaró haber cesado de producir por completo. Además, el 50% de los que aún no habían arrancado con su operatoria detuvieron por completo la puesta en marcha.
Por otra parte, la encuesta no solo tomó indicadores de gestión, sino que evaluó la dimensión humana. En este sentido, reveló que dos de cada tres emprendimientos vieron decaer significativamente el ánimo del equipo emprendedor, viéndose afectadas la pasión y la energía emprendedora, condimentos clave para el éxito de un emprendimiento. En cuanto a las perspectivas de supervivencia, resulta preocupante que un 59% afirmó ?al momento de realizada la encuesta? que podría resistir hasta 60 días, pero el 30% dijo que su horizonte de vida empresarial era más corto aún: 30 días.
Frente a un panorama tan desalentador como el que hasta aquí se devela, es difícil vislumbrar algo de luz al final del túnel. Y la frase que dice que en las crisis siempre surgen oportunidades se pone en tela de juicio. De existir tales oportunidades, ¿cuáles son y dónde están?
En un primer orden de cosas, y volviendo a la encuesta generada por Prodem, se detecta que el impacto negativo en los emprendimientos se dosifica, dependiendo del rubro o industria en los que se desarrollan.
Por ejemplo, el cese de facturación en el sector tecnológico es de un 29%, en contraposición con el 88% en los rubros del turismo y el entretenimiento y del 53% general. Esto se confirma con los datos relevados en 9 países a más de 500 start-ups del portfolio global de Wayra y Telefónica Open Future, en el que se destacan edtech, fintech, ehealth y telecomunicaciones como los rubros más favorecidos, seguidos por los vinculados a teletrabajo, logística/e-commerce, video, dispositivos, ciberseguridad, soluciones cloud y VR. En este sentido, y desde una mirada optimista, la tecnología sin dudas emerge como la gran aliada en este contexto, y el proceso de transformación digital que ya venía ocurriendo se acelera drásticamente frente al distanciamiento físico que nos impone el COVID-19.
Desde otro plano o enfoque, es sabido que el miedo generado por una situación extrema como la pandemia actual puede sacar lo peor de las personas (desconfianza, individualismo, totalitarismo), como también lo mejor (altruismo, cooperación, inteligencia colectiva). En el mundo emprendedor, desde siempre, están muy presen
tes las reglas del trabajo en red y la coopetición, es decir, sistema donde se compite y se comparte a la vez. Por algo se lo suele definir como un ecosistema, por su similitud con el mundo de la biología y las relaciones de interdependencia generadas que les permiten tanto mantener el equilibrio como sobrevivir.
Todo esto juega a favor de los emprendedores ante situaciones de crisis como la actual. El relevamiento realizado por Wayra detectó que un 59% de las start-ups están reorientando sus modelos de negocio para ayudar a la sociedad en esta crisis y generar un impacto positivo. En la práctica, vemos cómo empresas textiles se reconvierten para satisfacer la demanda creciente de barbijos, camisolines, cofias y cubrepiés médicos, y hasta sábanas y frazadas para abastecer a los hospitales de campaña montados ad-hoc en tiempo récord en diferentes ciudades y regiones. También, la confección de material sanitario con impresoras 3D, el desarrollo de aplicaciones junto a gobiernos para testeos; el redireccionamiento de estudios e investigaciones científicas en pos de controlar y ganarle al virus, y tantos más.
Entonces, ¿la crisis presenta una oportunidad de repensar los modelos de negocio desde la lógica de las empresas sociales y de las nuevas economías? ¿Esto significa acelerar el crecimiento de las economías colaborativas, consumo colaborativo, conocimiento abierto, producción colaborativa, finanzas colaborativas?
En un reciente discurso de apertura a un evento de jóvenes, el reconocido científico argentino Facundo Manes afirmaba que no se podrán solucionar los problemas sanitarios, económicos, sociales, etcétera, generados por esta pandemia viviendo con las mismas prácticas de siempre. Sino que habrá cambios o, mejor dicho, se acelerarán los cambios que ya se estaban observando.
La pregunta que subyace es: ¿quiénes liderarán esos cambios? Manes también describió algunas de las características con las que deberán contar quienes asuman roles de liderazgo en esta nueva etapa: personas que puedan imaginar el futuro, ser empáticos, transmitir confianza, representar a sus comunidades, asumir riesgos, y también dar espacio a otras voces. Felizmente, todas estas características pueden encontrarse fácil- mente en emprendedores sociales que buscan cambiar realidades y mejorar la vida de sus comunidades y su entorno. La fuerza y el empuje de los emprendedores será tan clave para esta transformación que pueden jugar un rol protagónico en este pro- ceso y generar un verdadero cambio sistémico en esta gran crisis.