Alejandro Melamed: "No vale lo que sabés, sino lo que podés aprender"
Cecilia Valleboni Forbes Staff
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"Todos vamos a tener que ir cambiando permanentemente. Es un proceso constante y más que una amenaza es una oportunidad”, asegura Alejandro Melamed, fundador y CEO de Humanize Consulting, que destaca que mantenerse actualizado sobre las disrupciones del mundo digital y la capacitación continua son dos inputs importantes. "Hay una cantidad de recursos en la tecnología que nos pueden servir para potenciar las propuestas y para encontrar soluciones absolutamente novedosas a problemas que se están presentando", asegura el ejecutivo.
Tras haber trabajado muchos años en Coca-Cola -donde fue VP de Recursos Humanos, en Molinos Rio de la Plata y Arthur Andersen, hace ocho años que es director general de Humanize Consulting. De acuerdo a su propia definición, la consultora contribuye a las empresas desde otro lugar, tratando de impulsar las mejores ideas con una visión muy humana y tratando de lograr que las personas puedan dar su mejor versión considerando siempre cada particularidad. "Cuando me fui de Coca-Cola empecé a buscar en el mundo los programas que brinden respuestas superadoras", rememora. El primero que hizo fue el de Singularity University y le siguieron programas en Michigan University, Universidad Hebrea de Jerusalem y MIT Lab, entre otras instituciones. Tras la experiencia de Silicon Valley, detectó que lo más importante no era el contenido, sino las personas que conocía allí. "Había 90 personas, de las cuales todas eran de los lugares más variados del mundo: el ministro de modernización de Dubai, la ministra de digitalización de México y un general del ejército de Estados Unidos, todos absolutamente diferentes", refuerza.
Este año, el ejecutivo hizo otro programa en Silicon Valley, que le permitió conocer por dentro a Google, Microsoft, Airbnb, Amazon, Netflix y Amazon, entre otras; además de visitar Stanford y Berkeley, dos de las mejores universidades del mundo. "Este programa me permitió entender cómo la cultura de las empresas y el modo de pensar que tienen es la gran ventaja competitiva. El factor humano es la clave, más allá de las tecnologías", destaca.
Tras sus experiencias, detectó que estos programas estaban más enfocados en personas de negocios -comerciales o tecnológicos- y “ninguno se enfocaba en el aspecto humano de la organización. Decidió crear un programa que integre la experiencia vivencial con el estudio en profundidad de los aspectos vinculados a la mentalidad, a la cultura y a las personas de la organización; y esto hacerlo en algún lugar especial. Así, junto a Innovation Experience -que ofrece programas como Start Up Nation-, se pusieron manos a la obra para crear este programa, que se llevará a cabo en Israel del 30 de octubre al 6 de noviembre. “Es un programa inmersivo, que busca comprender el alma de la innovación disruptiva, meterse en el centro”, asegura.
¿A quiénes apunta el programa?
Cuando pienso en quiénes serían bienvenidos son personas que tengan el interés genuino en que las personas y la cultura sean la base de la innovación disruptiva. Son personas que trabajan en gestión de talento, que conducen organizaciones y creen en esto, son personas que lideran equipos pero que visualizan que la clave está no en cuánto le pagas, sino en cómo los motivás y comprometes. Para todos aquellos que consideren que el factor humano es el factor crítico de éxito en una organización.
En los últimos años tomó fuerza esta tendencia de cursos o experiencias inmersivas. ¿Cómo lo analizás?
Sí, creo que hay dos caras. Yo hice mi doctorado durante 10 años. La velocidad del cambio que vivimos hoy no te da tiempo para esas cosas. Soy un estudioso del futuro del trabajo -tengo dos libros del tema- y en mi última experiencia en Silicon Valley aprendí del número uno del tema, que dice que antes estudiábamos, trabajábamos y disfrutábamos en distintos momentos. Hoy trabajamos, estudiamos y disfrutamos, todo junto. Creo que estos programas te dan la posibilidad del cambio de aceite permanente, te permiten estar afilando la sierra todo el tiempo. Vas incorporando constantemente nuevos conocimientos y lo último. Las experiencias generan aprendizaje de otra manera.
Cambió la forma de aprender y de enseñar...
Yo a mis alumnos les digo: acá venimos a aprender juntos. Antes el profesor te daba respuestas, hoy te viene a generar las preguntas porque las respuestas pueden estar en ChatGPT. Hay que ayudar a generar preguntas.
¿Cómo impactan las nuevas tecnologías en la gestión de las personas y de las organizaciones?
Tradicionalmente la gente quería trabajar en las empresas, hoy quiere trabajar para las empresas. Creo que hay una cuestión de redefinir el compromiso mutuo permanentemente y lo que hay como tendencia muy grande es que hoy ya no te preguntan cuántos años de experiencia tenés, te preguntan cuántos experiencias por año tenés. Cambia el enfoque, la mirada, la manera de conectarse y hoy cada uno quiere ser su propio emprendedor. Eso es lo desafiante.
El mundo del trabajo vivió una transformación acelerada en los últimos tres años, ¿qué cambios creés que llegaron para quedarse?
La pandemia fue un momento fundacional en el futuro del trabajo. Tenemos cambios que no vuelven para atrás. Hoy la duda ya no es si el trabajo es híbrido o no. La duda es qué tipo de hibridez. Antes de la pandemia, no existía la palabra hibridez. Me acuerdo cuando estuve en el MIT, un profesor dijo: la próxima revolución no va a ser tecnológica, va a ser la manera cómo colaboramos entre nosotros. Lo que hubo fue una revolución de cómo tenemos que colaborar. No significa que la virtualidad sea lo ideal, creo que tenemos que seguir buscando. Pero nos dimos cuenta que para trabajar no hay que ir a la oficina. Todos hemos ganado, perdimos algunas cosas y hay que ver cómo se recupera el capital social que es la posibilidad de estar en persona, del cafecito, el ascensor y demás. También entender cuándo es importante interactuar y cuándo no. Hay una falacia que para innovar hay que estar juntos. Mentira.
¿Y si hoy le tenés que recomendar a alguien más joven hacer un master o un Singularity?
Ambas tienen pros y contras. Creo que son complementarias. Recomiendo primero plantearte qué es lo que querés. Hay mucha gente que siente que tiene que hacer un master y no, no tenés que hacerlo. Hay que ver qué estás buscando, dónde está tu deseo. Muchas personas lo hacen para cumplir. Y hoy no valen los títulos, valen las capacidades y lo que podés contribuir. Además,hay un cambio de paradigma: no vale lo que sabés, sino lo que podés aprender, porque todos vamos a hacer cosas que no sabemos. Hoy en día cuando una empresa tiene que contratar personas tiene que mirar dos cosas: los valores y la capacidad de aprendizaje.