Las habilidades blandas, a menudo subestimadas frente a la experiencia técnica, son cada vez más valoradas en el mundo profesional. No importa si estás dando tus primeros pasos o si ya ocupás un rol de liderazgo: desarrollar estas competencias puede marcar la diferencia y abrirte nuevas oportunidades. La capacidad de comunicarte bien, adaptarte a los cambios, trabajar en equipo y liderar con empatía es clave para crecer en cualquier carrera.
Las habilidades interpersonales tienen un impacto directo en la manera en que lideramos equipos. Según un informe sobre Tendencias globales de talento elaborado por LinkedIn, el 89 % de los reclutadores asegura que, cuando una contratación no resulta exitosa, generalmente se debe a la falta de habilidades blandas. A esto se suma una tendencia creciente por parte de los empleadores: cada vez más valoran la inteligencia emocional y la capacidad de comunicación por encima de las credenciales técnicas.
Como directora ejecutiva de Tilting Futures, Erin Lewellen conoce de cerca lo que implica el cambio y qué se necesita para liderarlo. Anteriormente conocida como Global Citizen Year, la organización renovó su imagen y amplió su misión en 2024, con el objetivo de generar experiencias de aprendizaje inmersivas que preparen a jóvenes para convertirse en líderes comprometidos a nivel global. Bajo el liderazgo de Lewellen, Tilting Futures puso el foco no solo en lo que los estudiantes aprenden, sino también en cómo crecen, especialmente a través del desarrollo de habilidades interpersonales.
"Cualquier situación empresarial de alto riesgo que se me ocurra requiere sin duda un uso adecuado de habilidades interpersonales", afirma Lewellen. Ella destaca tres áreas que son críticas para los líderes emergentes de hoy:
Aprendé a discrepar bien
La capacidad de discrepar de forma profesional es una herramienta poderosa, especialmente para quienes aspiran a roles de liderazgo. No se trata de ceder todo el tiempo, sino de poder entablar conversaciones constructivas incluso cuando hay opiniones diferentes. Los líderes que dominan esta habilidad son capaces de cuestionar suposiciones, poner a prueba ideas y tomar mejores decisiones sin dañar los vínculos.
Lewellen señala que discrepar eficazmente va mucho más allá de simplemente manejar conflictos. Se trata de mostrar respeto, incluso cuando se cuestionan ideas. "Cuando un líder puede discrepar con su equipo de una manera que demuestra un respeto fundamental por el equipo y por el objetivo en cuestión, todo marcha bien", explica. Esta habilidad, que se apoya en la inteligencia emocional y la confianza, es cada vez más valorada por los empleadores, que entienden que la innovación depende de la diversidad de perspectivas y del diálogo abierto.
¿Cómo podés desarrollarla?
- Practicá la escucha activa: dejá que los demás se expresen por completo antes de responder y reflexioná sobre lo que escuchaste para demostrar que entendiste.
- Mantenete enfocado en el tema: los desacuerdos tienen que girar en torno a las ideas, no a las personas. Así evitás que la conversación se vuelva defensiva.
- Usá un lenguaje que invite al diálogo: frases como "Contame más sobre tu perspectiva" o "¿Podemos explorar esta idea juntos?", ayudan a abrir la conversación.
- Aceptá puntos de vista distintos al tuyo: buscá opiniones que desafíen tu mirada y abordalas con curiosidad, no con juicio.

Adaptabilidad
La adaptabilidad es clave tanto para la resiliencia personal como para el éxito organizacional. Esta capacidad implica estar dispuesto a cambiar de enfoque y mantenerse abierto a nuevas ideas. Los líderes adaptables ajustan su actitud cuando las circunstancias lo exigen. Se anticipan al cambio y se preparan para enfrentarlo. Esta mentalidad les permite a las organizaciones seguir siendo competitivas.
Estas habilidades son, además, un rasgo que Lewellen considera innegociable. "No vivimos en un mundo lineal y lento", afirma. Durante la pandemia de COVID-19, Tilting Futures tuvo que dar un giro radical. En lugar de cerrar, el equipo lanzó una nueva programación adaptada al contexto, ampliando su alcance e impacto. "Si nos hubiéramos apegado demasiado a nuestra historia original y única, habríamos perdido oportunidades que aún no habíamos imaginado", completa.
¿Cómo desarrollar esta habilidad?
- Adoptá una mentalidad de crecimiento: considerá los desafíos como oportunidades de aprendizaje, en lugar de amenazas a la estabilidad o al control.
- Hacé pequeños experimentos: probá nuevos enfoques a pequeña escala para testear ideas y ganar confianza antes de hacer grandes cambios.
- Soltá el perfeccionismo: enfocáte en el progreso más que en la perfección, y mantenete dispuesto a ajustar el rumbo cuando aparezcan nuevos datos.
- Mantenete informado y curioso: analizá regularmente tu industria, hacé preguntas y explorá nuevas herramientas, tendencias y perspectivas.
Toma de decisiones
Tomar decisiones de forma efectiva requiere pensamiento crítico. Los líderes que deciden con claridad pueden resolver problemas complejos, equilibrar riesgos y avanzar con determinación. Es clave saber cuándo involucrar a otros en el proceso y cuándo liderar con firmeza.
La toma de decisiones, muchas veces ignorada como habilidad blanda, es el hilo conductor que une todo. Lewellen sostiene que las decisiones bien informadas se logran al analizar los problemas estratégicamente y comprender a las partes interesadas. "Esta habilidad abarca muchas otras, como la empatía, la creatividad y la colaboración", reflexiona.
¿Cómo desarrollarla?
- Aclarar el problema: descomponé los desafíos grandes en partes más manejables e identificá la causa raíz antes de pensar en soluciones.
- Buscá información diversa: consultá a personas con experiencias o conocimientos distintos para reducir puntos ciegos.
- Definí criterios de decisión: establecé prioridades claras —como presupuesto, plazos e impacto— para evaluar opciones de forma objetiva.
- Reflexioná e iterá: después de cada decisión importante, revisá qué funcionó y qué podría mejorar para fortalecer tu criterio a futuro.
Lewellen aplica estas habilidades en su día a día y capacita a su equipo para que hagan lo mismo. Fomenta una cultura donde se alienta a los líderes a hacer preguntas difíciles, compartir el contexto abiertamente y dejar que las ideas maduren con el tiempo. Insta: "Poné la idea sobre la mesa y debátanla (y discrepen, por favor) para que juntos tomemos la mejor decisión posible".
*Con información de Forbes US.