A lo largo de 2022 se produjo una masificación del uso de los generadores de imágenes de inteligencia artificial (IA) entre los usuarios de redes sociales. A diario, miles de personas vuelcan en herramientas como Dall-E, MidJourney o Stable Diffusion, escritas en lenguaje natural, consignas alocadas, creativas y sin límites y reciben sus respuestas en segundos.
Desde cómo se vería el Papa como miembro de The Beatles hasta cómo sería Homero Simpson si hubiera sido pintado por alguno de los artistas más encumbrados. Las discusiones emergen a la misma velocidad que la pasión por utilizar esta herramientas: las preguntas abarcan la esencia del tema (¿se trata verdaderamente de arte?) y su aspecto más capitalista (¿quién puede considerarse el autor o propietario?).
Los negocios están avanzando más rápido que la llegada de estas respuestas.
La reina de la subasta
El primer gran llamado de atención de que algo estaba cambiando a gran velocidad lo dio Christie's cuando decidió, en octubre de 2018, poner a la venta la obra Edward de Belamy, creada por el colectivo Obvious Art, con sede en París, y parte de un conjunto de cuadros de IA generativa llamado La famille de Belamy. Si bien el precio estimado no superaba los US$ 10.000, salió a la venta por US$ 432.500. Fue, también, pionera a la hora de poner sobre el tapete la propiedad de estas obras de arte: la gente de Obvious habría usado un software de un tercero para su creación, por lo que se cuestiona que su participación en el proceso creativo es mínima.
La fiebre del arte inteligente
La explosión de arte generado por IA en las redes sociales tiene un correlato en el mundo de los negocios: durante el último mes hubo insistentes rumores de que la londinense Coatue, la startup creadora de Stable Diffusion, podría ver ascender su valoración hasta los US$ 500 millones. La empresa ya habría recaudado al menos US$ 10 millones.
Un modelo de negocios que es una pinturita
Dall-E 2, la otra estrella del arte digital del momento, podría tener entre manos un plan de negocios interesante, según un informe publicado en el blog de Nasdaq. Allí se consigna que los usuarios de la versión beta -una lista de espera de un millón de personas- pueden generar 50 imágenes gratuitas al mes y que, si desean seguir creando, deben abonar US$ 15 por cada 115 generaciones adicionales.
Como cada una produce 4 imágenes, recaudará US$ 0,03 por imagen. La experta en gestión de activos Ark Invest estimó que el costo para generar la imagen no supera los US$ 0,005. Es decir, el modelo de negocios estaría prometiendo un margen de ganancia del 80%. El desarrollo es de OpenAI, una entidad sin fines de lucro que tiene entre sus fundadores a Elon Musk.
Éramos pocos y se sumó Google
Google presentó Imagen, su servicio de creación de imágenes altamente realistas basándose en el poder de la IA y a partir de textos de entrada. Si bien todavía no está disponible al público, tiene un sitio web donde se muestran ejemplos como una pareja de robots con una buena cena con la Torre Eiffel al fondo.
Y el ganador es…
Por estos días surgió un nuevo -y poderoso- llamado de atención: la Feria Estatal de Arte de Colorado, EE.UU., tuvo como ganadora a la obra Théâtre D'opéra Spatial, de Jason Allen, creada por el generador Discord de Midjourney. En su defensa, el artista asegura que dedicó 80 horas a completar su obra y que advirtió al jurado cómo había sido confeccionada.
Más allá de las críticas, la decisión fue inapelable y Allen se quedó con los US$ 300 del premio. Las herramientas de generación de arte por IA siguen avanzando, sumando capacidades y cautivando usuarios. Para muchos se trata apenas de una moda pasajera que sucumbirá en el largo plazo a la fuerza creativa de los humanos. Para otros, la punta de un iceberg que tiende a generar una disrupción en este segmento. Falta para tener una definición clara: el lienzo recién comienza a pintarse.