Tres pequeños trucos para potenciar tu capacidad intelectual con la neurociencia
Si querés estar preparado para las constantes transformaciones del futuro, es importante reprogramar tu cerebro mediante la curiosidad, lo que te hace más adaptable, agudo y abierto a nuevas perspectivas.

¿Alguna vez intentaste poner en práctica una nueva idea o mentalidad sólo para chocar contra una pared? Eso se debe a que gran parte de lo que hacemos está moldeado por patrones muy arraigados en nuestro cerebro

John Sanei, futurólogo conocido por hacer que las ideas complejas encajen, compartió recientemente una analogía: pensá en la neurología como tu hardware y en la psicología como tu software. ¿A qué se refiere? No se puede esperar que los nuevos programas funcionen sin problemas en sistemas anticuados. Si queremos adaptarnos, prosperar y prepararnos realmente para el futuro, necesitamos actualizar ambos.

 


Comprender la neurociencia: el hardware del cerebro

La neurociencia es el estudio del sistema nervioso (específicamente, el cerebro) y de cómo afecta a nuestros pensamientos, emociones y acciones. Pensá en este órgano como el hardware. Es la estructura real, las neuronas, las sinapsis y las redes, que forman nuestros procesos de pensamiento.

El cerebro no es estático; es dinámico y maleable, capaz de recablearse a través de un proceso conocido como neuroplasticidad. Esto significa que no estamos atrapados en los mismos patrones para siempre; podemos cambiar nuestra forma de pensar y comportarnos remodelando el cableado de nuestro cerebro.

 

 

Psicología e inteligencia emocional: el software

La analogía de John Sanei va más allá cuando consideramos la psicología como el software que hace funcionar nuestro hardware neurológico. La psicología se centra en nuestros pensamientos, sentimientos y comportamientos, esencialmente, el sistema operativo de la mente. Examina por qué hacemos lo que hacemos, basándose en nuestras experiencias pasadas, el entorno y el condicionamiento social. 

Si sólo actualizamos nuestra psicología (nuestras formas de pensar y comportarnos) sin tener en cuenta cómo se apoya en el 'hardware' neurológico del cerebro, puede que seamos incapaces de mantener un cambio significativo.

Analizando esta conexión entre pensamientos, emociones y comportamientos en mi tesis doctoral, estudié el impacto de la inteligencia emocional en el rendimiento, que se sumerge en cómo la comprensión y la gestión de nuestros sentimientos (el software psicológico) pueden influir significativamente en cómo actuamos y rendimos. 

 

La inteligencia emocional tiene un componente neurológico: está profundamente arraigada en la forma en que nuestro cerebro procesa las emociones y reacciona ante diferentes situaciones. 

Tomemos como ejemplo el curioso caso de Phineas Gage. Tras un terrible accidente en el que una barra de hierro le atravesó el cráneo, dañando partes de sus lóbulos frontales; la personalidad y las respuestas emocionales de Gage cambiaron drásticamente. Su caso se convirtió en una piedra angular para comprender cómo la estructura cerebral (hardware) influye en la regulación emocional (software), ilustrando lo interconectadas que están realmente nuestra neurología y nuestra psicología.

 

 

La curiosidad, esencial para recablear el cerebro y actualizar el hardware 

La curiosidad no consiste sólo en hacerse preguntas: es un ejercicio neurológico. Cuando tenemos curiosidad, estamos involucrando activamente partes del cerebro que promueven el aprendizaje y la adaptabilidad. Es como pulsar el botón de actualización del hardware de su cerebro. La curiosidad nos empuja a desafiar nuestras suposiciones, a analizar nuevas ideas y a estar más abiertos al cambio. No es sólo un ejercicio intelectual; es una forma de mantener el cerebro flexible, ágil y preparado para el crecimiento.

Si nos aferramos a lo conocido sin cuestionarnos porqué, nos convertimos en seres estancados en patrones obsoletos. Pero cuando practicamos la curiosidad, hacemos algo más que actualizar nuestro software mental; nos aseguramos de que el hardware del cerebro está preparado para soportar ideas nuevas e innovadoras.

 


Recablear el cerebro a través de la curiosidad y la neurociencia

Cuando cultivamos la curiosidad, esencialmente estámos recableando el cerebro para el éxito. La neuroplasticidad significa que nuestro cerebro está constantemente formando nuevas conexiones. Cuando nos involucramos en actividades que fomentan la curiosidad, ya sea aprender una nueva habilidad, desafiar una creencia arraigada o simplemente preguntarnos que pasaría, creamos nuevas vías neuronales que nos hacen más adaptables y abiertos al cambio. Esto es crucial para liberarnos del statu quo e impulsar el crecimiento tanto personal como profesional.

 

Cómo ayuda la curiosidad a superar la resistencia al cambio

En este punto es donde realmente entra en juego la analogía. Podés asistir a todos los talleres de liderazgo o leer todos los libros de autoayuda bajo el sol, pero si tu cerebro no está preparado para aplicar estas nuevas ideas, no vas a poder avanzar. Por eso es fundamental comprender cómo funciona el cerebro y utilizar la curiosidad como herramienta para recablearlo y conseguir una mayor adaptabilidad. La curiosidad reduce el miedo y la resistencia y crea espacio para nuevas conexiones, tanto neurológicas como psicológicas.

 

 

Cómo entrenar nuestro cerebro para la curiosidad

Para actualizar el 'hardware' de nuestro cerebro para que admita un 'software' de ideas nuevo y vanguardista, necesitamos cultivar una práctica diaria de la curiosidad. Esto significa:

- Hacer más preguntas: desafiá tus suposiciones y preguntate por qué con más frecuencia. No sólo en las reuniones, sino en la vida cotidiana.

- Exponete a nuevas experiencias: ya sea iniciándose en una nueva afición, leyendo un libro fuera de tu género habitual o simplemente tomando un camino diferente para ir al trabajo, dale a tu cerebro la oportunidad de crear nuevas conexiones.

- Aceptá la incomodidad: el crecimiento no se produce en la zona de confort. Empujate a analizar ideas que te hagan sentir incómodo o que desafíen tus creencias actuales.

 


Prepará tu cerebro para el futuro con curiosidad

Si querés estar preparado para lo que venga, tenés que ir más allá de cambiar tu forma de pensar: es necesario cambiar la forma en que tu cerebro está programado para pensar. La curiosidad mantiene nuestras mentes agudas, nuestros cerebros adaptables y nuestras perspectivas frescas. 

Comprometete a ser curioso cada día, desafiá lo que sabés y dale la bienvenida a lo desconocido. Cuando actualizás tanto el hardware como el software de tu mente, no sólo te preparás para el futuro, sino que empezás a formarlo.

Nota publicada en Forbes US.