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Talento y Capital Humano : ¿Barajar y dar de nuevo?

Gabriel Mysler CEO de Innovation@Reach

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18 Enero de 2025 20.30

Pocos comprendieron que la catástrofe ya había comenzado. El 11 de marzo de 2020 la OMS declaraba la Pandemia. El primer caso de la nueva enfermedad había sido reportado en diciembre de 2019.  No parecía importante. Era otro virus más.  Pocos en el mundo intuyeron el efecto "bola de nieve" que se estaba gestando.

Esto mismo es lo que pasa con los cambios:  muchos de los cambios radicales que hoy están sucediendo solo los podremos ver cuando ya hayan avanzado... demasiado.

Los "nuevos" desafíos. 

Tal vez nos parece que sucedió hace décadas, pero fue "ayer" cuando un virus dejó la ciudad de Wuhan y salió a confrontarnos con tantos temas procrastinados: 

La necesidad de resiliencia, 

la calidad de los servicios, 

la importancia de la salud, 

la "razón de ser" de las oficinas, 

la "necesidad" de las reuniones, 

los viajes de negocios, 

los talentos necesarios, 

los modelos de negocios, 

las oportunidades de la virtualidad y el valor del contacto físico 

las tecnologías disruptivas, 

garantizar la continuidad de negocio, 

el prestigio y la reputación de una empresa, 

la conectividad, 

la comunicación y sus matices, 

el bienestar de las personas de una organización,

 la solidez y flexibilidad de la cadena de suministros,

la nueva distribución y las plataformas digitales

las economías colaborativas, 

la sustentabilidad y la sostenibilidad, 

el cambio como constante,

la ambigüedad de nuestras percepciones y lecturas de la realidad... 

Todos estos temas - hasta hace pocos años no adecuadamente priorizados o atendidos - fueron puestos bajo la lupa y mirados bajo una nueva luz. Y si bien parecen inconexos, todos ellos están cruzados por un factor unificador: las personas. Cuando parecía que el secreto del éxito estaba en comprar tecnología, en concebir nuevos modelos de negocio o en conquistar espacios digitales, el COVID nos llamó a la realidad... parafraseando a Bill Clinton: "Son las personas, estúpido".

Gabriel Mysler
Gabriel Mysler CEO Innovation@Reach

En una entrevista que hace un tiempo tuve el placer de realizarle a Marc Vidal, éste afirmó: "el que cambia no siempre gana, pero quien no cambia seguramente pierde". Esto aplica a personas, organización y países. La perpetuidad del cambio es una paradoja tan real como la vida misma. Pero cuando esta realidad se potencia con la necesidad de cambiar a velocidades antes nunca vistas, la Ley de Revans complica aún más las cosas: no solo hay que aprender y cambiar, sino que hay que hacerlo a una velocidad que sea igual o mayor a la del entorno

El cambio implica vencer la Primera Ley de Newton... y para eso hace falta una fuerza - muchas veces enorme - para vencer la inercia. La Primera Ley de Newton afirma que "Todo cuerpo mantiene su estado de reposo o movimiento uniforme y rectilíneo a no ser que sea obligado a cambiar su estado por fuerzas ejercidas sobre él". Esta ley, también conocida como la Ley de la Inercia, propone que un cuerpo no puede cambiar por sí solo su estado inicial, a menos que se aplique una fuerza.

Se deduce también de esta ley, que cuanto mayor sea la masa del cuerpo en movimiento y mayor su velocidad, mayor será la resistencia por vencer y mayor deberá ser la fuerza que debamos ejercer para vencer su inercia. El paralelo es sencillo: Cuanto más grande es la empresa y más tiempo lleva haciendo las cosas del mismo modo, mayor es la inercia, mayor es la resistencia al cambio y mayor deberá ser la fuerza que debamos ejercer para hacerle cambiar el rumbo.

Esta fuerza debe ser ejercida y gestionada por personas. Son las personas de una organización quienes serán los motores y vectores del cambio.  Y por ello debemos poner foco en el Capital Humano.

Talento para el presente y el futuro

Este talento - del que tanto se debate - no admite elegir entre habilidades blandas o duras. Necesita de ambas. Debe poder desempeñarse en el presente, pero estar preparado también para el futuro. No se trata del conocimiento, las habilidades y las capacidades que preciso ahora, sino las que voy a necesitar también en el futuro. 

¿Qué rol le damos en nuestras empresas a Recursos Humanos? ¿Cómo los apoyamos y los formamos para que sean ellos - junto con TI - los pivotes del futuro?  ¿Cómo evaluamos a nuestro personal, cómo lo motivamos y lo potenciamos? ¿Cuánto invertimos en su capacitación?

Las estructuras híbridas, la necesidad de resiliencia y optimismo, la imperiosa necesidad de innovar y ser creativos y - por sobre todo -la capacidad de adaptación permanente hoy son más imperativas que nunca.
 

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Buscando líderes T

Pensar las nuevas estructuras invita a pensar también los nuevos liderazgos.  ¿Cómo salir del concepto de "mano dura" y "comando y control"?  ¿Cómo salir del espacio donde algunos piensan y el resto ejecuta, para poder democratizar las decisiones y darle así más adaptabilidad, impulso y resiliencia a la organización? 

Llamamos líderes T a aquellos que pueden hablar el idioma del nuevo y del viejo liderazgo. A aquellos que son fluidos en ambos idiomas, que pueden traducir y convivir con los diferentes estilos y navegar las transiciones. Lideres T son aquellos que pueden llevar a la organización hacia adelante, sin que quede nadie atrás. 

En nuestras organizaciones queremos ideas, creatividad, innovación y frescura, pero exigimos horarios fijos, protocolos rígidos, no discutir al jefe y estructuras piramidales ... ¿cómo hacer que no se acallen las voces y las opiniones si no motivamos e incentivamos el debate vertical y horizontal de ideas? ¿Cómo seleccionar y potenciar líderes con visión y humildad?

¿Cómo elegimos, sostenemos y potenciamos líderes que puedan convivir con equipos diversos, multidisciplinarios, que trabajen muchas veces desde ciudades o países distantes, con horarios distintos y culturas diferentes?

Las máquinas, la Inteligencia Artificial y los robots, reemplazarán más temprano que tarde a las personas que realizan tareas de fuerza o repetitivas. Lo harán mejor, más rápido y más barato. Es como seguir usando un ábaco para sumar. Puede ser "vintage", pero claramente no tiene sentido. ¿A qué nos tendremos que dedicar las personas? A tareas "humanas": creatividad, empatía, comunicación, negociación, experiencias, calidez, innovación, escucha activa y a formar y sostener equipos... 

Surfeando el yin-yang 

En el mundo de la Inteligencia Artificial y el análisis de datos masivos, las cualidades humanas de los integrantes de una empresa, su creatividad, resiliencia, flexibilidad, integridad y capacidad de aprender y desaprender harán la diferencia. 

El talento que tengamos en nuestras empresas es el que va a gestionar el inestable y cambiante balance entre innovar y seguir haciendo lo que hoy hacemos, entre la necesaria burocracia y la esperada creatividad, entre el explotar y obtener rédito de lo conseguido y el explorar y desarrollar nuevos horizontes.

Es la dirección de Capital Humano quien debe inspirar y contagiar el coraje de desaprender, para poder volver a aprender cosas nuevas, tanto como individuos y como organización. Es Recursos Humanos quien debe pensar estratégicamente que cualidades, aptitudes y actitudes hacen a la diferencia y generar espacios que potencien, motiven y retengan a este talento. 

El pasado debe ser una referencia, un orgullo, una inspiración y un faro, pero no un ancla. Recursos Humanos es el puente necesario entre el pasado y el futuro. Un futuro que se construye con ideas, innovación, propósito y compromiso.  El pasado es la base, pero puede actuar muchas veces de refugio y de excusa para sostener la inercia. Me gusta pensar en esa expresión que dice que "la vejez comienza cuando el recuerdo es más fuerte que la esperanza". Las empresas envejecen cuando hablan más de sus éxitos del pasado que de sus sueños y proyectos para el futuro. Para soñar y construir ese futuro, necesitamos de las personas que transformen los ideales en acciones, que utilicen la tecnología y le den valor, que sean plásticas y comprometidas. Es función de Capital Humano buscar y sostener al talento necesario, crear el espacio propicio para que se desarrolle y establecer la mística necesaria para atraer, potenciar y retener a los mejores recursos.

*Por Gabriel Mysler CEO de Innovation@Reach

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