El mercado argentino de franquicias buscará este año consolidar el crecimiento registrado en 2022 y expandir su presencia en el exterior, tanto en apertura de nuevos locales como en la cantidad de franquiciantes.
Con más de 1.500 empresas, en el sector consideran que ya se alcanzó un nivel de maduración y consolidación, luego de los vertiginosos crecimientos entre 1990 y 2015, y estiman que este año cerrarán con 43.842 PDV (Puntos de venta) y 219.546 puestos de trabajo, con incrementos respecto de los niveles previos a la pandemia del 13,9% y el 0,85%, respectivamente.
"En cantidad de franquiciantes, somos el tercer país de América Latina después de Brasil y México, pero en exportación de franquicias somos los primeros, como resultado de tres factores: la creatividad, el diseño y la innovación", destacó en declaraciones a Télam Carlos Canudas Rivell, director de la Asociación Argentina de Marcas y Franquicias (AAMF).
La entidad se encuentra en plenos preparativos para la realización de la vigésimo séptima exposición internacional, el 26 y 27 de mayo próximos en La Rural, ocasión en la que por primera vez será el escenario de un encuentro del franchising mundial.
"La exposición viene muy bien, ya está completamente vendida, el flujo de años pasados fue entre 6.000 y 9.000 personas y esperamos una afluencia de por lo menos 7.000 visitantes", confió el director ejecutivo de la Asociación, Ezequiel Devoto.
Este primer encuentro global post pandemia representó un desafío para los organizadores ya que "la decisión se tomó en octubre del año pasado y no sabíamos qué iba a pasar en mayo" ante el rebrote de Covid-19 de diciembre y enero, reconoció Devoto a Télam.
En la exposición también se llevarán a cabo rondas de negocios y las reuniones del World Franchise Council (WFC) y de la Federación Iberoamericana de Franquicias (FIAF), de las que participarán delegaciones de 18 países.
Devoto puntualizó que el auge de las franquicias de las últimas décadas en el país parte de la base de contar con "un soporte más fuerte" desde la gestión comercial respecto de un negocio individual, en aspectos como pago a proveedores, contratos de alquiler y otras facetas.
"El principal argumento es la marca y la seguridad de un negocio probado", dijo, subrayando un concepto central para el sector y que forma parte del nuevo Código Civil y Comercial desde el 2015.
A instancias de Osvaldo Marzorati, abogado y presidente honorario de la AAMF, en el artículo 1512 se especifica que "hay franquicia comercial cuando una parte, denominada franquiciante, otorga a otra, llamada franquiciado, el derecho a utilizar un sistema probado, destinado a comercializar determinados bienes o servicios bajo el nombre comercial, emblema o marca del franquiciante, quien provee un conjunto de conocimientos técnicos y la prestación continuas de asistencia técnica o comercial, contra una prestación directa o indirecta del franquiciado".
De esa forma, a la identidad con la marca le suma un factor esencial en los tiempos que corren como la capacitación, tanto a los franquiciados como a los empleados.
Por tal razón, explicó, "la pandemia fue menos dura para los franquiciados, por las ventajas propias de formar parte de una red. Muchos que tuvieron que 'pedir la toalla' -agregó- lograron que alguien les comprara su comercio; son ventas de oportunidad, pero al tratarse de marcas reconocidas siempre hay interesados".
Para expresarlo en números, Devoto señaló que en el peor momento de la pandemia "relevamos el cierre de 6.000 PDV, pero se abrieron 3.000 con formatos diferentes".
Las estadísticas de la AAMF indican que de los 38.487 PDV de 2019 se cayó a 35.831 al año siguiente, el primero en más de una década con un descenso anual, pero con la flexibilización de las restricciones en 2021 los locales subieron a 40.633 y se proyectan 43.842 para 2022.
Sin embargo, la evolución en cantidad de PDV y puestos de trabajo no es pareja: desde 2016, los primeros crecerán un 37,49%, en tanto los empleos aumentarán cinco veces menos, un 7,88%.
Así será la cadena de suministro del futuro
Devoto explica esas dos velocidades distintas en que, en primer lugar, "hay una tendencia histórica a la baja en puestos de trabajo", pero además, "los formatos nuevos requieren menos cantidad de empleados", en especial después de la adopción de las modalidades virtuales que afloraron en la pandemia.
En ese sentido, denominadas tiendas oscuras o dark stores, en el que la venta es 100% virtual, requiere de menos mesas y, por ende, menos personal dedicado a la atención presencial al público, situaciones que también se vienen dando con el auge del delivery y dos conceptos a los que la pandemia convirtió en habituales: el take away (la compra en el local de un producto para consumirlo fuera de él) y el pick up store (el retiro en la tienda física de la compra efectuada mediante una plataforma online).
Otra salida ante la necesidad causada por la pandemia, que por sus buenos resultados llegó para quedarse, es el de los comercios con pequeños agregados, una opción para la que los vínculos propios de las franquicias representan una importante facilitación.
"Por ejemplo, habilitar un sector de heladería en una pizzería", comentó Devoto, quien destacó la salida provechosa para ambas partes, porque "a la pizzería le sirve tener algo más para ofrecer y muchas heladerías conocidas lograron con este modelo no caer tanto en su volumen".
La mayor parte de las franquicias corresponde al rubro gastronómico, pero el mercado abarca a muchos otros rubros dentro de las 1.500 empresas que componen el sector en la Argentina.
Sin ir más lejos, la presidenta de la Asociación Argentina de Marcas y Franquicias (AMMF), Susana Perrota, proviene de un rubro diferente, como el de la capacitación.
Perrota conoce la actividad desde los dos lados del mostrador: fue franquiciada de la brasileña Fisk en la enseñanza de idiomas, decidió dar el salto a lo digital y lanzó su propia franquicia, Next English Institute, con 30 establecimientos distribuidos en trece provincias y en Paraguay.
Next English no es un caso aislado entre las franquicias dedicadas a la capacitación, si se tiene en cuenta que en la nómina de la AAMF también figuran Eddis, Iciec, Instituto Balcarce, Kumon, Neone, Volta, entre otros
Según estimaciones de la AAMF el universo de empresas franquiciantes en la Argentina está compuesto en un 40% por empresas gastronómicas, un 23% de comercios especializados, 10% Indumentaria, calzado y moda; 6% servicios de capacitación, 7% servicios de estética y salud y 14% de otros servicios.
La Argentina es el país con mayor cantidad de franquicias internacionalizadas en América Latina, con más de cien marcas operando en la actualidad, entre las dedicadas a la gastronomía (Almacén de Pizzas, Bonafide, Grido, Patagonia) conviven con otros sectores (Mimo & Co, Yagmour, 47 Street, Caro Cuore, María Cher, Arredo, Springwall, Pinturerías Prestigio, Prune, etc).
"En los últimos años pasaron a estar en auge las franquicias relacionadas con carreras técnicas y oficios, así como los mono productos, dedicadas exclusivamente al sushi, las empanadas, las pizzas, etc", indicó Carlos Canudas, director de la AAMF.
De cara al futuro, el directivo proyectó que "lo que está por venir son las franquicias 'figitales', combinación de lo físico y digital, con las bondades de cada uno de los sistemas".
Las franquicias en la Argentina reconocen un antecedente conocido para los mayores de 50 años, cuando el empresario Alfredo Lowenstein abrió en 1974 Pumper Nic, la primera de comidas rápidas en el país.
Para expandir el negocio, en 1975 Lowenstein otorga las primeras franquicias o "pseudofranquicias", desde la visión del director de la AAMF (Asociación Argentina de Marcas y Franquicias); Carlos Canudas Rivell, debido al carácter rudimentario de una opción comercial para la que por entonces no se contaba con la legislación correspondiente.
Pero toda historia tiene su prehistoria y en este caso hay que remontarse hasta la Edad Media, cuando los francos habilitaron agrupaciones urbanas a lo largo del Camino de Santiago que pasaron a llamarse, precisamente, "franquicias".
No obstante, hubo que esperar hasta el siglo XX cuando el desarrollo de la industria automotriz y de la red vial por todo Estados Unidos representaron un incentivo a varias empresas de comidas, allá por la década de los '30, a instalar sus locales en zonas alejadas de su área de origen.
Ese modelo se expande en la posguerra rápidamente en Estados Unidos y Europa (en particular Francia), hasta que llega a la Argentina en forma rudimentaria de la mano de Pumper Nic, Cheburguer y La Lecherísima, hasta entrada la década de los '80.
En 1988, de la mano de Osvaldo Marzorati y otros pioneros, se funda la Asociación Argentina de Franquicias (AAF) que 21 años después se fusiona con la Cámara de Grandes Marcas para formar lo que hoy es la Asociación Argentina de Marcas y Franquicias (AAMF), con el objetivo de "estandarizar la actividad, promover la consolidación y profesionalización del sistema de franquicias, el desarrollo de buenas prácticas comerciales y abogar por las leyes que afectan los diferentes rubros de las empresas franquiciantes y marcas comerciales", según explica la entidad en su página web.
"El despegue tiene lugar en la década de los '90", explicó Canudas, titular del estudio homónimo, en el que brinda asesoramiento y servicios de consultoría en el tema.
Por entonces, se produce la llegada en masa de las franquicias internacionales como Pizza Hut, Wendy's y Dunkin' Donuts, al tiempo que una empresa argentina, ProntoWash, comienza a hacer punta con una franquicia que se aparta del rubro gastronómico, con el lavado ecológico de autos a domicilio.
La crisis del 2001 produjo el éxodo de varias franquicias extranjeras y, a su vez, el puntapié inicial para el desarrollo de las nacionales, que en la década de 2010 ya representaban el 90% de todas las que operaban en el país.
En esa década la AAMF fue fundadora de la Federación Iberoamericana de Franquicias (FIAF) y del World Franchise Council (WFC), en tanto el crecimiento de los puntos de venta "se contaba a razón de dos dígitos por año", recuerda Canudas, quien también destaca como uno de los hechos más relevantes el aporte de Marzorati en la promulgación de la ley de Franquicias.
Esta expansión acelerada dejó una enseñanza adicional a los protagonistas de la actividad, a la luz de conocidas marcas franquiciantes que pasaron de un éxito arrollador a la quiebra. "Los crecimientos explosivos duran poco, por eso hablamos de no franquiciar modas", remarcó Canudas.
Por otra parte, en la AAMF destacaron la presencia geográfica de las franquicias, que distan de ser un fenómeno porteño o de las grandes ciudades. El ejemplo que sobresale es la cordobesa Grido, "la quinta heladería del mundo", según Canudas, o la también mediterránea Grandiet, con más de doscientos locales.
El caso de Grido ofrece una arista poco conocida de la actividad, como son las denominadas "franquicias sociales", una salida económica para los sectores vulnerables que no podrían acceder a la apertura de un comercio en otras condiciones. La empresa cordobesa habilitó la segunda marca Vía Bana, por la que se puede vender helados en el mismo domicilio, a mitad de precio y con el único requisito de contar con un freezer.