Aunque hoy existen vacunas efectivas para contener la pandemia, el ritmo de vacunación es muy lento en la mayoría de los países, sobre todo en los más pobres. Lo cual permite que siga la transmisión masiva del virus y, con ello, la aparición de nuevas variantes del mismo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene clasificadas ya siete variantes de interés para el SARS CoV-2 (Epsilon, Zeta, Eta, Theta, Iota, Kappa y Lambda) y cuatro variantes de preocupación, (Alpha, Beta, Gamma y Delta). Estas últimas con mayor transmisibilidad, con presencia de casos en personas más jóvenes, peor evolución y mayor gravedad.
Solo una de cada diez personas en América Latina y el Caribe ha sido vacunada completamente contra el Covid-19, de acuerdo con datos de la Organización Panamericana de la Salud.
El mundo se encuentra en un punto de inflexión en su batalla contra el Covid-19. Las naciones ricas se han asegurado la mayor parte del suministro de vacunas y las empresas farmacéuticas se rehúsan a compartir tecnología, lo cual limita el acceso a las vacunas a millones de personas en países de bajos ingresos aumentando el riesgo de que variantes más virulentas o de preocupación del SARS-CoV-2 continúen devastando a la humanidad.
A menos que los líderes mundiales actúen de inmediato, y consigan que la industria farmacéutica libere o flexibilice las patentes de las vacunas que se producen actualmente, las poblaciones y economías vulnerables seguirán devastadas, habrá millones de muertes más que se podrían evitar y la pandemia se prolongaría innecesariamente por años e incluso décadas.
Ante este panorama AIDS Healthcare Foundation (AHF), la organización más grande del mundo que trabaja en la respuesta, atención y tratamiento del VIH/SIDA, pide a los líderes mundiales, en particular a los del G20, que hagan lo necesario para proteger a toda la humanidad y se comprometan a aportar US$ 100.000 millones para financiar el esfuerzo global de vacunación. Y que apoyen la propuesta de la Organización de Comercio (OMC) para renunciar a la protección de las patentes en todas las vacunas contra el Covid-19, garantizando toda la cadena de producción y distribución de las mismas.
Los expertos predicen que los países más pobres se verán obligados a esperar hasta dos o más años para recibir las vacunas si no se aumentan las cantidades producidas. Desafortunadamente, es probable que esas estadísticas no mejoraren. En este sentido, el presidente de AHF, Michael Weinstein, expresó: Los países de bajos ingresos han recibido menos del 1% del total de las más de 950 millones de dosis que se han administrado en el mundo. Al ritmo actual de vacunación, tomaría 5,8 años inmunizar con dos dosis al total de la población mundial.
Los líderes de las naciones ricas pueden y deben obligar a las compañías farmacéuticas a compartir tecnología para que los fabricantes de genéricos puedan impulsar la producción de vacunas en más lugares del mundo.
Sabemos que se requiere una inversión significativa de fondos públicos para desarrollar la mayoría de los medicamentos, y las vacunas Covid-19 no son la excepción. Los gobiernos han contribuido con US$ 8600 millones para el desarrollo de las diferentes vacunas, mientras que las organizaciones sin fines de lucro han donado casi US$ 1900 millones más. Solo US$ 3400 millones provienen de la propia inversión de las empresas farmacéuticas.
Al respecto, Guillermina Alaniz, directora de Incidencia de AHF para Latinoamérica y el Caribe, explica: Estas vacunas fueron financiadas mayoritariamente por fondos públicos y ante la necesidad de controlar la pandemia por el Covid-19, es inminente que toda la población pueda tener acceso a ellas. Es completamente inaceptable que todavía haya un debate sobre si las compañías farmacéuticas deben compartir sus conocimientos sobre cómo producirlas.
Alaniz también afirma que la necesidad de suspender las patentes y garantizar la transferencia de tecnología, así como la cadena de producción y distribución de las vacunas no deberían ser temas en discusión; los estados y los contribuyentes han hecho todos los esfuerzos aportando la mayor cantidad de recursos; la codicia y la avaricia sólo provocarán más muertes evitables.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que se necesitan 11000 millones de dosis de vacunas para inmunizar al 70% de la población mundial. Producir tantas vacunas dependerá de la suspensión de patentes, la transferencia de tecnología a países que ya tienen capacidad de producción y que se garantice toda la cadena de producción y distribución de las mismas. La liberación o suspensión de patentes facilitará la compra de vacunas genéricas a los países de menores recursos.
Países de América Latina, como México, Argentina y Brasil, ya poseen la infraestructura necesaria para desarrollar vacunas. Estos y otros países de la región y del mundo cuentan con personal e instalaciones calificados que requerirían adaptaciones mínimas para establecer los controles de calidad necesarios, a fin de poner en marcha la producción de la vacuna Covid-19. Solo necesitamos que los líderes mundiales hagan lo correcto y los laboratorios renuncien a las patentes, afirma Miguel Pedrola, director Científico para América Latina y el Caribe de AHF.
El Prospecto Económico 2021 del Banco Mundial informa que desde el comienzo de la pandemia más de 100 millones de personas se vieron empujadas a la pobreza extrema y se esperan 50 millones más para fines de 2021. Se han perdido 250 millones de puestos de trabajo. Los precios mundiales de los alimentos aumentaron un 20% entre enero de 2020 y enero de 2021, más del 60% de los hogares informa una reducción de sus ingresos totales.
Por todo lo anterior, AIDS Healthcare Foundation (AHF) sostiene que está plenamente justificado exigir la liberación o flexibilización de las patentes a las empresas farmacéuticas, respetando los acuerdos suscritos con la Organización Mundial del Comercio (OMC), durante el tiempo necesario, hasta que el mundo haya logrado frenar la pandemia.
Sudáfrica e India fueron los primeros países en proponer una exención de la propiedad intelectual para las vacunas y tecnologías contra la COVID-19. Desde entonces, esa propuesta ha obtenido el apoyo de más de 100 países. Si se adopta, podría ayudar a las naciones a superar las barreras legales que les impiden producir sus propias vacunas y tratamientos y poner al mundo en el mejor camino para derrotar a la pandemia. Recientemente, los Miembros de la OMC acordaron iniciar negociaciones formales sobre cómo aumentar el acceso a las vacunas, pero tendrán que elegir entre dos propuestas muy distintas: Exención de patentes o, como hasta ahora, con vigencia de las mismas.