La medida anunciada por el Gobierno implica que sólo puede dejar de usarse barbijos al aire libre y cuando se está a más de dos metros de distancia de otras personas, ya que en espacios cerrados o en exterior pero cerca de alguien el riesgo de contagio de coronavirus sigue existiendo por lo que se debe continuar utilizándolo, explicaron especialistas.
El Gobierno nacional anunció una serie de medidas que flexibilizan las restricciones a partir del 1 de octubre, como el levantamiento de la obligatoriedad del uso de barbijo al aire libre cuando se circule en forma individual y cuando no haya aglomeración de personas.
Ni bien concluyeron los anuncios comenzaron a multiplicarse los mensajes en redes sociales y en los teléfonos: ¿Es el fin del uso del barbijo? La respuesta de especialistas es "no", porque aunque los casos estén descendiendo el virus sigue estando y si algo se aprendió en esta pandemia es que el uso de tapaboca, con buen material y ajuste, disminuye el riesgo de contagio.
"Estamos en una situación epidemiológica en la que hace varias semanas tenemos un descenso de casos en todas las jurisdicciones y en todos los grupos etarios; también bajaron los fallecimientos y las personas internadas en terapia intensiva, lo que se debe en gran medida al avance de la vacunación", celebró la médica infectóloga Florencia Cahn.
Cahn, quien es presidenta de la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología (SAVE), señaló que "las actividades que se hacen al aire libre sabemos que son las de menor riesgo; si uno va caminando solo por la calle o con su grupo familiar no usar barbijo puede ser aceptable pero 'el aire libre no inmuniza', y con esto queremos decir que aunque se esté afuera, si hay muchas personas juntas el contagio se puede dar igual".
"Entonces -continuó- aquí es fundamental la responsabilidad individual. Si voy caminando sola por la calle puedo estar sin barbijo pero si entro a un negocio, me subo a un colectivo e incluso si en la parada hay mucha gente, tengo que colocármelo".
El alerta sobre que la medida en relación al barbijo pueda ser malinterpretada como el "fin del barbijo" se encendió en cada entrevista: "La pandemia no terminó, todavía estamos en riesgo y tenemos la amenaza de la variante Delta que aún no comenzó a circular fuerte en Argentina, entonces tenemos que sostener los cuidados", señaló por su parte el médico emergentólogo Gonzalo Camargo.
Camargo, presidente de la Sociedad Argentina de Emergencias, puntualizó que "el barbijo puede no usarse al aire libre pero con salvedades, por ejemplo, si nos juntamos en una plaza con varias personas durante mucho tiempo, si nos cruzamos por la calle con alguien y nos podemos a charlar, en esos casos hay que utilizarlo".
"También hay que dejarse el barbijo en espacios cerrados y ventilar todo lo que se pueda los ambientes", sostuvo.
Por su parte, la médica infectóloga Leda Guzzi, integrante de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), coincidió en que "las medidas son razonables en el contexto epidemiológico de este descenso tan pronunciados de los casos, fallecimientos e internaciones, además se está logrando contener a la variante Delta y que se vuelva dominante".
"Pero -advirtió- hay que entender que la pandemia no terminó y todos los análisis científicos indican que el virus va a seguir estando, por lo menos de manera endémica, y esto implica la necesidad de continuar con los cuidados".
E inmediatamente aclaró que "el anuncio de hoy no implica que 'ya no usamos más barbijo' sino que se puede evitar en los lugares abiertos donde no hay aglomeración de personas".
También el físico e investigador de Conicet Jorge Aliaga señaló que "la novedad de las medidas de hoy que tiene que ser bien interpretada porque puede llevar a confusión es la no obligatoriedad del uso de barbijo; pero la medida dice explícitamente que esto se puede hacer si no se está cerca de personas".
"Tiene que quedar claro que si uno está a más de dos metros de una persona al aire libre el riesgo es muy bajo; ahora si uno está todo el tiempo cruzándose con personas y o parándose a hablar con alguien se tendría que estar poniendo y sacando el barbijo y probablemente eso no suceda y ahí hay un riesgo", sostuvo.
Uno de los aprendizajes que dejó la pandemia por coronavirus es que la principal vía de contagio del SARS-CoV-2 (y se considera que de muchos virus respiratorios) es a través de los aerosoles, pequeñisimas gotas que emitimos cuando respiramos, distintos a las gotas que se pueden observar cuando estornudamos o tosemos.
Esos aerosoles se concentran en los ambientes cerrados y esto puede hacer que en un lugar mal ventilado una persona se contagie sólo respirando el aire si comparte habitación con otra que está infectada, aunque se encuentren a más de dos metros: esto se denomina contagio a distancia.
Al aire libre, la acumulación de aerosoles es poco probable y por lo tanto la probabilidad de contagio a distancia (es decir, a varios metros de una persona infectada) es mucho menor, pero puede haber riesgo de "contagio en proximidad" (cerca de la persona) donde la concentración de los aerosoles puede ser alta.
"En exteriores hay situaciones que pueden ser riesgosas como por ejemplo, al hablar estando cerca y sin barbijo nos podemos contagiar; hay que tener en cuenta que el tiempo de exposición es clave", señaló a Télam Andrea Pineda Rojas, investigadora del Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera (CIMA) y del Conicet.
Además, Pineda Rojas alertó que "el contagio a distancia (que puede causar brotes) en exteriores puede ocurrir en lugares donde hay mucha gente (por ejemplo, un recital) y poco movimiento de aire; entonces en lugares con muchas personas aunque se esté al aire libre el uso del barbijo sigue siendo una medida importante".
En este punto, recordó que "en el resto de las situaciones hay que seguir usándolo: al aire libre si no hay distancia adecuada o si me encuentro con personas que no son de mi burbuja".
En este punto, recordó que "en el resto de las situaciones hay que seguir usándolo: al aire libre si no hay distancia adecuada o si me encuentro con personas que no son de mi burbuja".
En diálogo con Télam Radio, el infectólogo Tomás Orduna, aportó una anécdota: "Hoy salí del edificio y lo primero que me dije el portero fue: 'qué bueno, no necesitamos usar más barbijo'. Tuve que hacer es un pequeño correctivo, (decirle)que eso tenía que ver con el aire libre, caminando solo o con mi burbuja".
"Todo esto es dinámico, lo que se abre ahora porque esos indicadores están bien está sujeto a modificación conforme varíen estos marcadores; si se disparan los casos, habrá que volver para atrás", concluyó.
Alegría y desconcierto fueron algunas de las primeras reacciones al anuncio oficial de que ya no será obligatorio el uso del barbijo al aire libre que, luego de un año y medio se convirtió en uno de los símbolos de la pandemia de coronavirus a nivel global.
Finalmente, la médica internista Mariana Lestelle recordó a Télam que "las medidas están basadas en los indicadores epidemiológicos que se toman, que son la incidencia de casos cada 100.000 habitantes durante los últimos 14 días y lo que se denomina la razón, que debe ser menor a 1.2"
Pocos minutos después de la conferencia de prensa oficial, la arquitecta Verónica de La Cruz, 49 años, caminaba con su cara descubierta por la calle Lavalle altura Paraná, en el barrio porteño de San Nicolás. Consultada por Télam opinó que "es irracional usar el barbijo al aire libre", aunque sí tomo la precaución de volver a colocárselo al ingresar a un banco.
Por su parte, Saraí Quispe, estudiante de enfermería de 21 años, quien caminaba junto a una amiga con barbijo, y apuntó ante Télam que lo va "a seguir usando hasta que esté confirmado que no hay posibilidad de contagio", sobre todo -agregó- "especialmente en las vías públicas con tanta circulación de personas".
Por otra parte, Salud informó que ya son 16 las semanas consecutivas de descenso en el número de casos positivos de Covid-19 y que tal disminución se acerca al 95 por ciento respecto al pico de contagios del mes de mayo. En el caso de las camas de las unidades de terapia intensiva, la ocupación se redujo un 80 por ciento desde el pico máximo registrado en junio.
En una mañana helada, Sandra, de 60 años, caminaba tratando de acaparar el rayo del sol primaveral empujando un chango, luego de hacer las compras.
De acuerdo al último reporte del Monitor Público de Vacunación, casi 20,3 millones de personas recibieron el esquema completo de vacunación y fueron aplicadas algo más de 49,3 millones de dosis de vacunas contra el coronavirus.
"Estoy a favor del barbijo", dijo a Télam cuando fue informada sobre la nueva flexibilización y agregó: "La banco a (Carla) Vizzotti, pero creo que la gente puede empezar a hacer cualquier cosa y cada vez tener menos cuidados". Por eso y porque tiene "miedo", continurá usando el barbijo por el momento.
Reynaldo, de 18 años, dijo que era algo que esperaba "porque se iba diciendo que se iba a anunciar por estas fechas".
Él tampoco cree que vaya a dejar de usar el barbijo, pero le parece bien la medida mientras que "no se haga en interiores" e indicó que durante el día ve a mucha más gente usando el barbijo que por la noche.
Al ser consultado sobre los festejos del Día del Estudiante consideró que "cuando te juntás querés verle la cara a las personas".
Por otra parte, María del Valle, de 68 años caminaba por avenida Rivadavia al 8100 ya sin tapabocas. "¡Por fin!", exclamó al hablar con Télam, y agregó: "Ya era hora... ¡Libertad!".
María llevaba la marca del barbijo en el rostro por estar expuesta al sol y dijo que no lo había dejado de usar en la calle, pero que con la habilitación lo abandonó.
Luego, a principios de junio de ese año, la organización recomendó que en lugares con transmisión generalizada de coronavirus todas las personas que no pudieran mantener con otras la distancia de dos metros, como por ejemplo en el transporte público, tiendas o espacios cerrados con mucha gente, utilicen mascarillas o tapabocas de tela.
Así, empezaron a aparecer modelos para todos los gustos y no hubo tienda de ropa que no los ofreciera. Desde el Conicet se confección los Atom Protect, el primero que garantizaba la protección de uno profesional pero con la comodidad de uno casero.
Martín Agüel, 41 años, abogado del barrio porteño de Saavedra, quien caminaba sin barbijo por la calle Montevideo, en el centro porteño, apoyó la nueva medida anunciada sobre la no utilización del barbijo en la vía pública. "Me parece perfecto, no lo aguanto más, creo que para caminar en la calle está bien no tener el barbijo puesto", resaltó y dijo que hay que apuntar a la "responsabilidad de la gente". De todas formas, el abogado consideró que él no iría a un boliche cerrado con el aforo al 50%, "porque en lugares cerrados es peligroso".