Su historia ya es conocida: Pierpaolo estudió Historia y Economía de grado en Harvard y de posgrado en Cambridge. Pero decidió volver a la Argentina para fundar Ualá, la fintech (y unicornio) que está revolucionando las finanzas en América Latina. Además de desembarcar en México y Colombia, anunció inversiones por US$ 150 millones para los próximos 18 meses en la región. Con más de 5 millones de clientes en los tres países y el objetivo de alcanzar entre 25 y 30 millones en la región a lo largo del próximo lustro, también está a entre 6 y 9 meses de alcanzar el break even.
- Habiendo estudiado afuera y teniendo oportunidades de trabajo en el exterior, ¿por qué elegiste volver a Argentina? ¿Por qué creés en el país?
- Para mí es claro que el siglo XXI está hecho para la Argentina. Tenemos todo para triunfar, para crecer, tenemos un boom demográfico que nos va a ayudar por los próximos 30 años. Tenemos cuatro industrias que son globalmente competitivas: primero, la agroindustria, que es el corazón del país y es el principio de nuestro modelo económico allá por el siglo XVIII o XIX. También energía, que es un pilar fundamental para el futuro desarrollo, especialmente en el contexto macroeconómico actual. Tenemos la economía del conocimiento, de la que soy parte y por la que trabajo día a día porque creo firmemente en lo que llamó soja digital, la idea de crear productos digitales aquí y exportarlos al resto del mundo. Y, finalmente, tenemos una gran oportunidad en áreas complementarias como el turismo. Parte del modelo del desarrollo de grandes democracias, como la española, es ver cómo España pasó a ser un país atrasado en 1965 a uno de los más desarrollados hoy. Tenemos un país que es digno de ser visitado en su entereza y en su federalidad. Siento que a veces pensamos demasiado en el centro y no en el resto del país. Lo vemos en Ualá, el talento está en otros lugares, la belleza natural también, y podemos desarrollar una industria del turismo mucho más profunda. Para eso necesitamos más aviones, conexiones, viajes, hoteles, más inversión. Hoy no lo tenemos.
- Mucho potencial...
- Es necesario pensar, reimaginar y reinventar Argentina pensando en estas industrias y en una estabilidad macroeconómica que nos permita invertir a futuro. Cuando tenés una tasa de descuento del 25% en dólares, ningún negocio tiene sentido. Entonces, primero que nada tenemos que tener la situación política para ordenar la macro. No nos faltan dólares, porque la Argentina tiene récord en ciertas áreas e industrias, por ejemplo la campaña agroexportadora. El problema es ordenar la política para poder hacer esas inversiones y que no terminemos financiando con nuestros dólares el resto del mundo porque nadie confía en dejarlos acá. Lo digo habiendo vivido 13 años afuera y habiendo vuelto para emprender, para vivir, para crecer y para emplear.
- ¿Qué significó la irrupción de Ualá en la industria y cómo vivís esta tensión entre los privile gios que contienen algunos sectores, pero terminan perjudicando al desarrollo y hasta los beneficios de los ciudadanos?
- Como ciudadano tengo que pensar distinto que como CEO y, ante todo, tenemos que pensar como ciudadanos. Creo firmemente que tenemos que tener reglas claras y competir, porque el capitalismo es competencia, es ganar y es perder, es invertir y que te vaya bien y a veces que te vaya mal. Estamos demasiado acostumbrados a no competir y hacer las reglas a nuestra manera y en nuestro sector, además, a no cumplir las reglas del regulador. Nosotros empezamos una revolución financiera que comenzó con una idea muy simple, que era una tarjeta completamente gratis a todos los argentinos y argentinas, incluidos los menores, sin importar cuánto ganaran o dónde trabajaran. Eso ayudó a cambiar un mercado y a bancarizar a un montón de gente. Es francamente increíble que yo escriba todos los días y hable todos los días sobre el tema de que las mismas instituciones financieras de este país no cumplen la regulación del Banco Central y nadie hace nada, nadie dice nada. Seguimos en una situación donde nadie cumple una regulación que está ahí. Entonces deroguen la norma, porque si no pierde credibilidad nuestra misma regulación. ¿Qué pasaría si yo no la cumpliera? Yo la cumplo. Es más importante lo que creemos como ciudadanos y el beneficio del mercado en general que los beneficios particulares que puede tener cada uno. Tenemos que apostar por el capitalismo, por la competencia, por la innovación, porque la única manera de innovar es compitiendo, los monopolios nos atrofian y la competencia nos eleva.
- Es algo más general...
- Tenemos que verlo mucho más allá de cualquier industria, tenemos que verlo como sociedad. Entiendo que es difícil en un país con una tasa de descuento de 25% en dólares, porque esa tasa o la idea de vivir con 100% de inflación (que no es vivir, es sobrevivir), donde no podés planear ni siquiera a dos meses, hace que todo el mundo quiera proteger lo suyo. Pero lo más importante es tratar de plantear un país donde cumplimos las normas, competimos entre nosotros y eso nos permite tener empresas que después puedan competir afuera. Ualá no se quedó acá. Nacimos acá, crecimos acá, empleamos acá, pero ahora competimos en México, en Colombia, con Banco de Bogotá, con Bancomer y con Nubank, la fintech más exitosa del mundo. Competimos de igual a igual y nos la tenemos que bancar porque no va a venir nadie a protegernos. Como argentinos tenemos que entender que, si queremos empresas que compitan y ganen globalmente, tenemos que asumir las reglas y no beneficiarnos individualmente, sino pensar como ciudadanos.
- ¿Qué diferencia encontraste cuando lanzaste Ualá en México o Colombia con Argentina en términos de este entramado de privilegios o regulaciones? ¿Hay similitudes por ser países emergentes o Argentina tiene alguna particularidad?
- Voy a empezar con lo muy positivo. El talento argentino y la capacidad de hacer soja digital, hacer producto, pensar negocios y exportar desde Argentina es increíble. Tenemos equipos muy, muy buenos en México, Colombia y otros países en los que estamos en proceso, pero el corazón del equipo es argentino y eso lo adscribo a la realidad de que Argentina fue uno de los primeros que se movieron en el mundo de internet con las inversiones que hicimos en los 90 y con las grandes empresas que nacieron en ese entonces. Hablo de Mercado Libre, por supuesto, una de las mejores empresas del mundo y además nuestro competidor, de Globant, OLX, Despegar, Tienda Nube. Esas empresas nos ayudan a crear un ecosistema de talento del que espero que Ualá sea parte, gente que se entrene en Ualá el día de mañana también va a crear otras empresas. Eso es algo muy único de Argentina. Colombia y México no lo tienen, otros países como Brasil quizá están empezando a tenerlo, pero tenemos una ventaja inherente por la historia en ese sector.
- ¿Y lo no tan positivo?
- Las reglas son mucho más claras. En Colombia llegamos, trabajamos más de 24 meses en conseguir una nueva licencia bancaria y nos dijeron: Van a ser tantos meses y cumplieron. En Argentina las cosas son más fluidas, los cambios macroeconómicos son más usuales, entonces es más difícil prever y planear tres años antes un lanzamiento. En México y Colombia, por la estabilidad macroeconómica, está mucho más claro cuál es el costo del dinero, el costo y el tamaño de la oportunidad. Acá la locura macro y la coyuntura del día a día nos distrae de la oportunidad en general, que es clara: tenemos un continente con la mitad de la población de China, el PBI de India, y donde la clase media está creciendo. Quizás no lo vemos en Argentina, pero en el continente crece, y hay un desarrollo muy importante que nace en las commodities pero ya va a otros sectores, como el energético, minero, turismo, economía del conocimiento. Me despierto con muchas incertidumbres todas las mañanas, pero una que no tengo es que hoy va a haber más digitalización que ayer y que mañana va a haber más que hoy. Eso va a crecer y tenemos una ventaja muy grande comparado con otros países para hacer productos desde acá. Ahí aprendemos algo del sector industrial: tenemos que querer que las empresas vengan a la Argentina y no se vayan. Esa idea de que nos quedamos solos y va a haber más ganancias para nosotros es el cortoplacismo puro, porque así no vamos a crear trabajo, desarrollo, innovación ni competencia.
- Todas estas oportunidades que describís, ¿cuándo creés que van a poder concretarse? ¿Cuánto tiempo le puede llevar a nuestro país ordenar la economía, generar un rumbo claro? ¿Cuánto tiempo dura tu paciencia?
- Yo estoy acá, vivo acá, invierto acá y me quedo acá, no me voy a ir a ningún lado. Voy a empezar con una cita de Jean-Claude Juncker, primer ministro de Luxemburgo, que tuvo mucho poder en la Unión Europea especialmente durante la crisis en 2011 o 2012, y dijo: Todos sabemos lo que hay que hacer, el problema es que no sabemos cómo reelegirnos después de hacerlo. La realidad es que todos tenemos que pensar como ciudadanos y no pensando en la próxima elección. Sabemos que tenemos que tener un modelo de país donde exportemos más de lo que importemos, donde tengamos conexiones con el mundo, donde hagamos tratados de libre comercio. Si ves los países que se desarrollaron en los últimos 100 años, como Corea, México, Japón o España, son países que se abrieron, compitieron, hicieron acuerdos que los ayudaron a modernizar sus industrias, a expandir sus mercados, y cerraron la idea de que el capitalismo es darles beneficios a los amigos. Hasta China logró traer a todas las líneas de producción globales y así sacó a cientos de millones de personas de la pobreza. Lo mismo Brasil, donde los gobiernos de Lula lograron un nivel de desarrollo basado en commodities, pero con una apertura que poco se discute. Brasil es un exportador aún más eficiente que nosotros en muchas áreas del agro y del sector energético. Estas cosas las vemos, las sabemos, entonces tenemos que hacerlo. Lo vamos a hacer porque no nos queda otra alternativa y porque, si no, cada vez más vemos que la gente se quiere ir. Eso nos afecta a todos, no importa nuestra posición ideológica, necesitamos un país que se desarrolle porque si expulsamos a nuestro talento nos vamos a quedar sin nada, vamos a ser una economía donde lo que está en la tierra importa mucho menos que el capital humano. Necesitamos desarrollarlo y que se quede acá. Es más, necesitamos que el que se fue vuelva, y para eso hacen falta oportunidades. Si algún día no hago lo que digo, que me lo recuerden, porque es importante que todos pensemos que la competencia nos compete a todos. Y si algún día hacemos algo que no está de acuerdo con lo que pregonamos, es importante que la gente nos los recuerde.