En 2018, los emprendedores argentinos Augusto Hachquetalepo (33), Nicolás Juarez Roldan (32) y Pablo Banchieri (38) comenzaron a darle forma a Greenpulso, una distribuidora de productos libres de plástico focalizada en el sector de bebidas y alimentos, que inició operaciones en plena pandemia. Actualmente, su cartera incluye palitos de sushi, mixers, cucharitas de helados y sorbetes comestibles.
Justamente, su último lanzamiento fue Sorbos, sorbetes o pajitas que, además de ser biodegradables, vienen saborizados en seis gustos (neutro, limón, lima, chocolate, frutilla y jengibre).
"Fueron diseñados por una empresa española, con sede en Barcelona, a base de ingredientes naturales, sin alérgenos y libres de gluten. A diferencia de los clásicos sorbetes de papel que se ablandan rápidamente sin permitir disfrutar la bebida a gusto, Sorbos garantiza la rigidez de sus sorbetes, una vez introducidos en el líquido, por al menos 40 minutos. De esa forma, se puede disfrutar de un trago con sorbete, haciendo de este hábito una actividad ecológica y tan placentera como saborear una golosina", explica Hachquetalepo en diálogo con Forbes.
El producto, que no invade la bebida con sabor ni color, es apto celíacos. Cada pajita tiene 27 calorías. Los socios adelantan que, a futuro, la idea es sumar más sabores y producirlos localmente.
El medioambiente como inspiración
Hachquetalepo, Juarez Roldan y Banchieri se conocieron gracias a la amistad de sus parejas. Unas vacaciones compartidas en la Costa Atlántica argentina, en la que vieron una gran cantidad de plástico que cubría el mar, fueron el puntapié de Greenpulso: notaron con preocupación una gran cantidad de residuos y utensilios usados que terminaban en el mar. Eso los llevó a crear una distribuidora de elementos libres de plástico.
En noviembre de 2019, el Ministerio de Ambiente y Espacio Público, a través de la Agencia de Protección Ambiental, prohibió la entrega, uso y expendio de sorbetes plásticos de un solo uso en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires.
Si no se reciclan, los sorbetes de plástico pueden tardar entre 150 y 400 años en descomponerse. Además, son el cuarto contaminante más común que afecta las costas y el agua. Al desintegrarse, se generan partículas conocidas como microplásticos, que son ingeridas por la fauna acuática, que bioacumulan y magnifican estos materiales en la cadena alimentaria, explican los socios de Greenpulso.
Con todo, los jóvenes se pusieron en campaña y destinaron $ 10 millones de sus ahorros para lanzar Greenpulso. "En los primeros tiempos se trabajó sobre todo en la aprobación del producto Sorbos en la Argentina, dado que se trata de un alimento. Esto nos llevó la mayor parte del tiempo y esfuerzo. Las ventas comenzaron en plena pandemia y cuarentena estricta, donde los clientes gastronómicos se encontraban cerrados. Con lo cual aprovechamos para comunicar y desarrollar relaciones", recuerdan los socios.
Actualmente, Greenpulso comercializa los sorbetes en paquetes de 200 unidades, tanto para gastronómicos como para aquellos particulares que los quieran adquirir a través de Instagram. En un futuro cercano, hay un proyecto de vender paquetes de 10 unidades en retail. El resto de sus productos se comercializan al por mayor para locales gastronómicos.
Hachquetalepo es Ingeniero en Informática y es quien se encarga del área Comercial; Juarez Roldan está al frente de las tareas de Comercio Exterior y las Finanzas, mientras que Banchieri es quien lidera la comunicación de la firma.
"La pandemia nos encontró en nuestros primeros meses de operaciones, con lo cual debimos ajustar los costos fijos al mínimo dado que fue muy difícil concretar ventas con el 90% de nuestros clientes totalmente cerrados", recuerdan los socios. Esta situación redujo a prácticamente cero las ventas y tuvieron que hacer frente a los costos fijos con ventas que habían realizado por adelantado. "Se tomaron pedidos por adelantado a un precio bonificado", recuerdan.
Pero los socios de Greenpulso no bajaron los brazos. Este año el foco estuvo en desarrollar una cartera de clientes y que se conozca Sorbos como alternativa en la Argentina para los sorbetes de plástico. A mediano plazo, el objetivo es comenzar a operar en Brasil. "En 10 años tenemos producir localmente los productos", concluyen.