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La empresa será la proveedora de un insumo crítico para enfrentar la pandemia de
Innovacion

La historia de los multimillonarios italianos que fabrican los "frasquitos" para las vacunas del Covid-19

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Son de un pequeño pueblo cerca de Venecia y proveerán un producto clave para la distribución de la medicación que todo el mundo espera para frenar la pandemia.

4 Septiembre de 2020 09.20

En abril, en la etapa más dura de la cuarentena en Italia, cerraron las fábricas de todo el país. Pero en Piombino Dese, un pueblito a unos 30 kilómetros de Venecia, las enormes cortadoras de vidrio de Stevanato Group siguieron en marcha, produciendo millones de ampollas y jeringas. Cientos de empleados se pusieron barbijos para trabajar las 24 horas del día en tres turnos, todos los días, fabricando desde cartuchos de insulina y minibarriles de vidrio hasta lo más urgente: millones de ampollas estériles de menos de una onza líquida cada uno, que un día contendrán dosis de una vacuna para la COVID-19.

“Todos los sábados y domingos, incluso en Pascua, fui a trabajar con mis empleados para mostrar que nosotros también estábamos en las trincheras”, afirma Franco Stevanato, de 46 años, CEO del grupo y nieto del fundador, Giovanni.

Franco Stevenato, CEO de Stevenato Group

Las vacunas, como la mayoría de las drogas inyectables, deben envasarse en vidrio estéril, un material prácticamente impermeable a gases corruptores como el oxígeno, a diferencia del plástico. La fabricación de estos frascos ya era un negocio muy grande antes de que apareciera la COVID-19 en enero: el año pasado, la industria farmacéutica global compró unos 12.000 millones de ampollas, de los cuales más de 2.000 fueron producidos por Stevanato Group (que también es la fabricante de cartuchos de insulina más grande del mundo). Para una vacuna para el coronavirus, que probablemente tendrá que administrarse en dos inyecciones, se necesitarán miles de millones de "frasquitos". Stevanato anticipa que la pandemia aumente 20% la demanda de sus ampollas de vidrio en los próximos dos años.

“Fuimos proactivos y empezamos a proveerles a nuestros clientes todo lo que querían para combatir la COVID-19”, afirma Franco. “No había una estrategia mágica. Tratamos de avanzar rápido y nos arriesgamos muchísimo anticipando algunas inversiones, porque era el momento para hacerlo”.

Es un negocio poco espectacular, pero sólido. En 2019, Stevanato obtuvo US$ 47 millones en ganancias sobre US$ 675 millones en ventas. Forbes calcula que Sergio Stevanato, de 77 años, el presidente de la empresa e hijo del fundador, tiene una participación de 68% que vale US$ 1.800 millones. Sus hijos, el CEO Franco y el vicepresidente Marco, de 47 años, dirigen la empresa. Cada uno tiene una participación de 16%, que vale más de US$ 400 millones por cabeza.

Stevanato Group y un proyecto encarado con proyección mundial.

Una apuesta al vidrio

Stevanato Group fue fundado en 1949 en las afueras de Venecia, ciudad con una larga tradición de soplado, para fabricar botellas de vino y frascos de perfume. La empresa, que originalmente se llamaba Soffieria Stella, creció con el boom económico de la posguerra en Italia. Para 1959, necesitaban más espacio y se mudaron a Piombino Dese, una ciudad industrial en la confluencia de cinco ríos.

En los sesenta, cuando los productores de alimentos adoptaron el plástico, Giovanni Stevanato se arriesgó y redobló la apuesta al vidrio. Desarrolló una máquina capaz de producir rápidamente contenedores a partir de tubos de vidrio a gran escala, la 3BS ?siglas de Stevanato y los tres coinventores: Bormioli, Bottaro y Bardelli?, que le permitió a la empresa duplicar la producción y apuntar a un nuevo mercado: la creciente industria farmacéutica. A comienzos de los setenta, la familia cerró Soffieria Stella y consolidó su pase a los envases médicos de vidrio.

Franco y Marco entraron a la empresa en 1998, dos años después de la muerte de Giovanni, cuando promediaban la veintena. Su primera tarea: rechazar una serie de ofertas de adquisición de competidores más grandes. La segunda: expandirse por el exterior. En 2008, abrieron su primera fábrica fuera de Italia ?en Monterrey, México? para apuntar al mercado norteamericano. Hoy, Stevanato tiene una red de 12 fábricas en cuatro continentes. En 2016, el grupo entró en EE.UU. al adquirir Balda, una fabricante alemana de envases de plástico que tiene dos fábricas en el sur de California, por US$ 112 millones.

La facha de la empresa que apuesta a ser un jugador clave en la cura de la enfermedad.

Autor: Giacomo Tognini

Podés leer la nota completa en inglés acá

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