¿Cuánto del potencial de la IA se está aplicando hoy en las compañías?
Es una respuesta incierta. Todo lo que está por venir respecto de la IA es enorme y se irá des cubriendo a medida que vayamos recorriendo el camino. Nosotros somos una empresa de tecnología y venimos aplicando IA desde hace varios años. Nuestro primer equipo se formó en 2015, con 50 personas; hoy hay 1.000 que trabajan directa o indirectamente en temas de IA. En la diaria, se aplica a un montón de cosas. Pero cuando uno mira el contexto de toda la compañía, me animaría a decir que es relativamente chico. En el equipo de tecnología de MercadoLibre hay 400 personas de 14.000 que están 100% dedicadas a IA. Sería el 3% de la organización. Hay mucho camino por recorrer, pero todavía es muy abierto e incierto.
¿En qué áreas la IA tuvo un impacto directo?
Hay muchas. Por ejemplo, cuando alguien está considerando comprar un producto y hace una pregunta al vendedor, hay todo un sistema que busca predecir cuál es la mejor respuesta para darla lo más rápido posible y que termine convirtiendo la consulta en una compra. También en todo lo que tiene que ver con el negocio de créditos. Hemos dado millones, basados en información que vamos recogiendo de nuestros usuarios, que nos permiten predecir el grado de scoring, para saber si somos capaces de ofrecerles un crédito por un determinado monto a una determinada tasa o por un determinado plazo.
Y me imagino que también en atención al cliente, ¿no?
Aproximadamente el 80% de todas las consultas que llegan a nuestro centro de atención al cliente están siendo procesadas mientras la persona hace la consulta. Basándose en toda la información previa, dirige esa consulta al equipo que mejor solución le puede dar o incluso a la persona dentro de ese mismo equipo.
¿Cómo es el rol que tiene que tener un CEO a la hora de discernir entre la presión de subirse a la ola y la real aplicabilidad? ¿Notás esa tensión?
Se da como un proceso natural. A medida que todas estas nuevas tecnologías van apareciendo, se provoca todo un terremoto de entusiasmo. Pero en nuestro caso no es lo que hace a MercadoLibre ni cambiará el resultado significativamente. Nos puede dar mucha eficiencia y productividad en áreas específicas. Hace unos meses hicimos un hackathon del que participaron 2.000 empleados que estuvieron trabajando 24 horas seguidas. Surgieron 15 proyectos de aplicabilidad perfecta para lo que MercadoLibre hace. Se seleccionaron tres, se premió a la gente y se les da tiempo para que puedan dedicarle al desarrollo. Pronto podremos ver algo de eso en la plataforma.
¿Y cómo impactó en la gente?
El mensaje a transmitir es de calma. Es una oportunidad sensacional pero el negocio sigue ocurriendo. Hay estudios de abogados o equipos de abogados dentro de compañías –incluso en MercadoLibre– que ven amenazadas una serie de actividades que hacen que no tiene ningún valor agregado. La tecnología puede reemplazar esas tareas para que esa gente se pueda dedicar a brindar mejores soluciones de las que hoy pueden ofrecer porque están dedicando horas del día a, por ejemplo, leer documentos. No hay que salir corriendo como si fuese la última Coca-Cola en el desierto, porque dependerá del estado de cada compañía. Puede desenfocarte de prioridades que hacen al día a día de una organización