A pesar de que llevan mucho tiempo de desarrollo, los vehículos autónomos no terminan de consolidarse como una opción masiva: según la investigadora de mercado Globenewswire, en 2021 hubo unas 20 millones de unidades a nivel global, cifra que, si bien se triplicaría para 2030, seguiría con números absolutos bajos: 60 millones de unidades.
Al mercado le cuesta arrancar por diferentes factores: Elon Musk divide su tiempo entre Tesla y Twitter, los debates sobre la ética alrededor de la autoconducción siguen abiertos, y la AAA (Asociación Americana del Automóvil) detectó en su última encuesta no solo que apenas el 18% de los estadounidenses está interesado en este tipo de automóviles, sino que además el 85% le sigue teniendo miedo a esta tecnología. No obstante, los carriles rápidos de la investigación continúan bastante circulados. Y la Argentina acaba de poner primera en este segmento.
El primero de Latinoamérica
El Laboratorio de Inteligencia Artificial y Robótica (LINAR) de la Universidad de San Andrés, con el apoyo de empresas como Globant, Mercado Libre, 123 Seguro y Sancor Seguros, presentó el primer vehículo autónomo de tamaño completo no solo de la Argentina, sino de toda Latinoamérica.
La entidad educativa importó de EE.UU. un Ford Fusion Hybrid del 2017 que fue intervenido por la empresa DataSpeed. Cuenta con radares, cámaras, escáneres de profundidad LiDAR, sensores diversos y sistemas de geolocalización que alimentan los algoritmos de IA y le otorgan la autonomía de movimientos.
Todos los comandos se controlan desde un sistema drive-by-wire y es el mismo vehículo el que puede identificar su ubicación, percibir el universo a su alrededor y cómo se mueven los objetos en su entorno, planificar sus recorridos entre dos puntos, entender cambios en ese plan y adaptarse dinámicamente, o incluso decidir cómo comportarse en caso de que alguno de los sensores o funcione o surja algún imprevisto. La inversión total en el proyecto rondó los US$ 250.000.
De frente, marche
Si bien dista mucho del vaporoso glamour de los automóviles autónomos, el Ejército argentino también está trabajando en un vehículo autónomo de exploración (VAE) más tosco y funcional: posee una capacidad de carga de 180 kg, una velocidad máxima de 6 km/h y una autonomía de 160 km.
El desarrollo, llevado adelante por la Facultad de Ingeniería de dicha institución y cuyo monto invertido ronda los $ 4 millones (unos US$ 26.000) según lo publicado en el portal InfoDefensa, fue financiado por el Programa de Investigación y Desarrollo para la Defensa (PidDef) 2016 y por el PidDef Innova 2020.
Luego de avanzar hacia su tercer prototipo, estaría prácticamente terminado y tiene como objetivo funcionar como compañía de una unidad para el transporte de carga o heridos, evitando así que este tipo de tareas tengan que ser llevadas a cabo por seres humanos. Cuenta con una cámara 3D y dos cámaras frontales con radar láser LiDAR para hacer mapeos tridimensionales y es capaz de decidir su camino.
El principio de la historia
El desarrollo de vehículos autónomos en Argentina se remonta a 2015: en esa época, los emprendedores Alejandro Repetto y Enrique Cortés Funes diseñaron dos prototipos desde su empresa Inipop -que volvió a cobrar relevancia el año pasado con el lanzamiento de Inipay, el primer posnet que funciona sin necesidad de conectarse a internet-, con el apoyo del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y la tecnología de inteligencia artificial de la compañía Space.ai.
Los vehículos, muy pequeños y sin volante, fueron presentados en julio de 2015 en una pista de manejo en Palermo y hasta se hizo un preanuncio de que podrían circular por el carril exclusivo del Metrobús cuando estuviera la legislación lista. La iniciativa se diluyó con el paso del tiempo.
El portal especializado en estadísticas Statista no considera a la Argentina entre las naciones mejor preparadas para el desarrollo de los vehículos autónomos: el ranking lo lideran Chile, México y Brasil. A pesar de eso, estos primeros resultados sin dudas ponen al país, al menos, en la línea de largada.