La guerra en Ucrania se libra en el campo de batalla, pero también en los medios de comunicación y en las redes sociales. Si el bombardeo a Irak fue transmitido por la CNN, el conflicto bélico en Ucrania es relatado a través de posteos en Twitter y Facebook y mensajes en Telegram y WhatsApp. Allí, los videos parecen ser unívocos: Ucrania está ganando la guerra informativa. Pero, ¿son veraces? ¿Están chequeados por las plataformas donde se publican o por fuentes independientes?
La invasión interpela a la audiencia con un simple pero acuciante interrogante: ¿qué ves cuando me ves?
Imágenes de bombardeos sobre ciudades, de resistencia de civiles que preparan cócteles molotov y de la aparición de mitos como "el fantasma de Kiev", resistencias heroicas de militares y civiles ucranianos, y la construcción del otro como un enemigo son algunos de los relatos que se transmiten y difunden por estas horas.
Footage shows a helicopter being shot down over a reservoir near Kyiv.
? CBS 17 (@WNCN) March 1, 2022
Latest on Russia's Ukraine invasion > https://t.co/CNumillBcE
Credit: Roman Malko via Storyful pic.twitter.com/py1ABvXe3s
Sin embargo, la guerra que ven (o no ven) en Moscú es diametralmente distinta a la que observa Occidente. El férreo control del Kremlin sobre la población civil, los medios de comunicación, y las compañías tecnológicas garantiza que la mayoría de los ciudadanos rusos interpreten y entiendan el conflicto a través de otra lente. Putin apela a una narrativa nacionalista, de reconstrucción del orgullo nacional y de recuperación de la “Gran Rusia”. Al tiempo, manipula la Responsabilidad de Proteger y azuza una supuesta persecución a los rusos en el Donbass que, la batería de sanciones económicas de Estados Unidos y la Unión Europea traslada también a su propia población.

Según el analista militar Peter Singer, Ucrania fue exitosa en su guerra informativa porque desacreditó la narrativa del Kremlin previa a la invasión, que sostenía que ese país era una amenaza inminente para Rusia y estaba gobernada por “neonazis” y, una vez que ésta se consumó, asumió el papel de víctima que, pese a las asimetrías militares, batallaba por su libertad y democracia. Para eso, apeló a historias de heroísmo, martirio y a un rol activo del presidente como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas.
Why has Ukraine been so successful at information warfare/propaganda vs the supposed Russian masters of it?
? Peter W. Singer (@peterwsinger) February 28, 2022
A thread ? of 10 persuasion messaging themes working for them:
En tanto, Rusia está perdiendo la batalla informativa por un desajuste entre las necesidades estratégicas de Vladimir Putin (una victoria militar relámpago) y las necesidades operativas en el terreno operacional y comunicacional. El presidente apostaba a imponer a Occidente un hecho consumado, la capitulación y desmilitarización de Ucrania, algo que, por el momento, no consiguió.
Momento en el que el Presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, solicitó formalmente la adhesión de su país a la UE, en plena invasión Rusa. Todo el Parlamento Europeo se puso de pie para aplaudirle. Se ha iniciado un proceso de admisión inmediata. ?? pic.twitter.com/Xmv9jdvP14
? Saverio Vivas - PDC Colombia (@SaverioVivas2) March 2, 2022
Si en Kiev la guerra informativa tiene distintos receptores (ucranianos y Occidente) y objetivos (levantar la moral a sus ciudadanos y, por otro lado, conseguir asistencia militar, política y humanitaria de Estados Unidos y la Unión Europea), en Moscú la batalla comunicacional apunta a regular a las big techs, para, a su vez, controlar el flujo de información que recibe la población rusa. Volodymyr Zelensky apuesta a una estrategia comunicacional ofensiva, mientras que Putin se concentra en una defensiva, exactamente lo opuesto a lo que sucede en el teatro de operaciones militares.
Cómo juegan las Big Tech
Hace un año, Twitter creó Birdwatch, una herramienta que permite a los usuarios que chequean información insertar una nota a los tuits virales, advirtiendo que pueden ser engañosos y añadiendo contexto y fuentes fiables que desmientan el posteo en cuestión. Externalizando el proceso de chequeo, la red social apostaba por transparentar el proceso e imprimirle velocidad e inmediatez.
Hoy, Birdwatch sigue siendo un pequeño proyecto piloto, invisible para los usuarios y poco promocionado por Twitter. En definitiva, una herramienta inútil para determinar qué videos son veraces y cuáles no y, más importante aún, en qué contexto fueron grabados. El peligro de creer en la propaganda transmitida por las redes es la sobrestimación de la resistencia ucraniana y una lectura incorrecta de lo que pasa en el terreno.

Las Big Tech también están en el centro de la polémica en Rusia. El Gobierno de Putin intimó esta semana a Google, Meta, Apple, Twitter, y TikTok, entre otras, a acatar una nueva ley que las obliga a registrarse como entidades jurídicas en Rusia. El plazo para adecuarse a la norma venció el 28 de febrero, cinco días después del inicio de las hostilidades en Ucrania. Obligadas a registrar una cuenta en el ente regulador Roskomnadzor y crear un formulario para que los ciudadanos o las autoridades puedan presentar quejas, las empresas serán más vulnerables al sistema legal ruso y a las exigencias del Gobierno, según expertos y organizaciones de la sociedad civil citados por The New York Times.
Esas mismas compañías señalan y etiquetan en Occidente a periodistas que trabajan en medios estatales rusos, mientras que en Rusia se ajustan a las exigencias de censura del Kremlin. Sin necesidad de una Cortina de Gigabytes que divida al mundo en dos, las big tech se acostumbran a un doble juego, censurando, limitando o desacreditando el contenido que no agrada a las autoridades en Occidente y en Oriente.
No es cierto que la primera víctima de la guerra es la verdad, frase atribuida al ex senador estadounidense Hiram Johnson. La primera víctima son los que mueren bajo las bombas y el fuego de artillería en Ucrania.
Pero en tiempos de posverdad, hay que observar qué intenta ser tapado por las autoridades. La desinformación y las operaciones tergiversan los hechos y crean una verdad alternativa, que, en definitiva, no es más que una mentira.
Trasladado al lenguaje rockero, hay que preguntarse qué queda oculto cuando la mentira es la verdad.