Vengo de una familia de profesionales. Uno de mis abuelos era artista y el otro trabajaba en la Cervecería y Maltería Quilmes. No vengo de una familia de empresarios, nadie me enseñó a vender moda, pero sí a ser una increíble profesional, cuenta la diseñadora Sol Pardo, al frente de Pardohats, una marca de sombreros de la cual es dueña en Barcelona, donde vive. Creció muy abocada al arte y, de hecho, estudió dos carreras relacionadas en la Universidad de Palermo. Primero, Diseño de Espectáculos en Vestuario. En el medio, en un viaje en Europa, también hizo un curso de coolhunting y, al descubrir la parte sociológica de la moda, volvió y estudió su segunda carrera, Diseño de Indumentaria.
En primer año, cuando le tocaba armar su desfile de fin de año, rompió el molde: eligió una modelo afrodescendiente y diseñó una gorra especial para ponerle. Al día siguiente, recibió un mail de la revista Harper's Bazaar pidiéndosela para una producción. Ahí me empezaron a llamar y pedirme sombreros, que los hacía de autodidacta. En 2015 recibí el premio de Diseñadora de Accesorios del año de la revista y se transformó en Pardohats, cuenta Pardo. Pidió permiso en la facultad para que sus colecciones fueran de sombreros en lugar de indumentaria y le exigieron que no usara materiales tradicionales, lo que originó una serie de sombreros con acrílico y madera.
Un día me levanté, pedí una beca al Fondo Nacional de las Artes, me la dieron y, como tenía familia en Barcelona, me fui para allá a hacer un Master en Dirección Creativa para Moda. Entonces, Pardohats se transformó legalmente en una empresa. Abandoné el acrílico, por el plástico, y me transformé en una marca española, explica.
Así, asegura, aprendió lo que es tener una empresa, desde hacer colecciones hasta contabilidad. Con ella trabajan cinco personas, que en un taller chiquito (como lo define) hacen sombreros que cotizan entre 100 y 500 euros. Con el crecimiento de las ventas online por la pandemia está cobrando forma la idea de lo que podemos ser. Es un modelo de empresa del futuro, sin stock -hacemos venta bajo pedido-, no se desperdicia ni tira nada, no se hacen rebajas. Tenemos el mejor precio justo para el mercado sobre lo que hacemos, asegura la diseñadora, quien recalca: Es muy personalizado, así que el cliente tiene que aprender a esperar. Es una empresa con poco impacto ambiental en la que intentamos vivir de lo que nos gusta y nos hace felices.
Por ahora, las ventas son solo a través de su tienda online -no está presente en multimarcas porque el precio no lo permite, aclara. Pero desde Barcelona los Pardohats parten a destinos como Japón, Corea del Sur, Estados Unidos, Países Bajos, Alemania e Italia.
Por las dificultades de llegar a la Argentina es que desarrolla alianzas con marcas locales para poder disponibilizar sus productos. Este año, Budweiser se acercó a ella y juntos crearon una línea que la diseñadora quería que fuera más accesible. Así, la cápsula consta de un sombrero pescador piluso (Además de estar de moda, están muy asociados al fútbol, explica) y una bandana, ambos de gabardina de algodón blanca. Soy curiosa y encontré en los sombreros una forma natural de expresar mi arte. Gracias a esta colaboración, BUDxpardohats, puedo mostrar al público argentino mi trabajo a través de una prenda muy versátil para el verano, pensada para el mar y la pileta, que se puede mojar, y a un costo súper accesible. Los modelos, que están disponibles en la plataforma de ecommerce de la cervecera, CraftSociety, vienen en ambos casos con 6 latas de cerveza y están entre $ 2.500 y $ 3.500.