Al presidente de OpenAI le brillaron los ojos. Greg Brockman sintió lo mismo que Neil Armstrong cuando dio ese primer paso en la Luna que lo cambió todo. Ya desde esas épocas, donde los astronautas eran estrellas de rock, la Inteligencia Artificial venía solucionando problemas pero que en definitiva eran de nicho, lejos del gran público.
El auténtico diálogo hombre-máquina basado en lenguaje natural siguió siendo algo más propio de la ciencia ficción hasta la irrupción mundial de ChatGPT. Mi momento wow -le confesó Brockman a Chris Anderson, el fundador del movimiento TED- fue cuando vi que podíamos hacer emerger la semántica, o sea, el significado de los textos. Nos pasaba lo mismo que a todos, los fracasos eran la regla. Quizá nuestra diferencia es tener un equipo con una amplia diversidad, pero que al mismo tiempo trabaja en armonía. Un día alguien estaba entrenando un modelo para predecir el siguiente caracter en las reseñas que dejan los usuarios en Amazon. Se trata de un proceso sintáctico, se supone que el modelo va a predecir dónde van las comas, los verbos y sustantivos. Y listo, tenemos una oración bien formada. Pero él obtuvo una nueva forma de clasificar el sentimiento que había detrás del texto. Ese fue un gran resultado. El modelo puede predecir si el review de Amazon será positivo o negativo. Ese día vimos que podíamos hacer emerger la semántica desde la sintáctica. Y dijimos: ¡tenemos que escalar esto!.
OpenAI fue fundada con la idea de compartir su conocimiento. Por eso, no era de extrañarse que Brockman pusiera en Twitter ese gran descubrimiento en 2017. Aún se puede ver su posteo.
Sin embargo, casi nadie le puso like ni lo compartió. El algoritmo que está cambiando la era de la computación a una velocidad aún mayor que la adopción de Internet pasó completamente desapercibido entre los tuits de celebrities e influencers.
Las estadísticas son demoledoras. ChatGPT alcanzó los 100 millones de usuarios en solo dos meses. Jamás se había visto algo semejante. TikTok había roto todos los récords cuando logró un número similar pero le llevó cerca de nueve meses, más del cuádruple del tiempo.
En la actualidad, los mercados celebran la irrupción de la Inteligencia Artificial generativa como una vacuna capaz de inmunizarlo contra las tasas de la FED y la guerra entre Ucrania y Rusia. Microsoft, Alphabet, Meta y decenas de compañías se benefician, y el S&P se posicionó arriba de los 4.000 puntos cuando el entorno era lo suficientemente incierto como para esperar valores más bajos.
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