Como muchos de los grandes emprendimientos, Pomelo es, en esencia, el resultado de una frustración. Sus tres fundadores –Gastón Irigoyen (38, CEO), Hernán Corral (40, Chief Product Officer) y Juan Fantoni (41, Chief Commercial Officer)– sumaron experiencia en empresas como Naranja X, Mercado Pago y Mastercard, y observaron bien de cerca las limitaciones de la infraestructura relacionada con los bancos y las dificultades para generar innovación en una industria altamente regulada.
Su tesis presupone que la industria financiera opera sobre tecnología desarrollada en las décadas de los '80 y '90. Hoy, las empresas de tecnología están transformando la industria, los unicornios suelen ser (o aspiran a ser) regionales, los usuarios tienen nuevos hábitos de consumo e incluso existen activos digitales como las criptomonedas impensados décadas atrás.
Esta nueva realidad requiere de una nueva infraestructura regional y moderna. A partir de esa premisa fundaron Pomelo, una empresa de tecnología que desarrolla infraestructura de servicios financieros para América Latina. Ofrece productos de banca digital (validación de identidad, cuentas virtuales y transferencias con QR, entre otros) y soluciones de procesamiento de pagos con tarjetas, permitiendo que cualquier empresa pueda ofrecer servicios financieros y emitir tarjetas a unos 450 millones de personas en cinco países de la región: Argentina, Brasil, Colombia, México y Perú. La innovación consiste en modernizar y regionalizar la infraestructura que utilizan los sistemas financieros, reemplazando los desarrollos que tienen 30 años por tecnología del siglo XXI.
De hecho, es la primera vez que se construye una infraestructura regional que permite que una misma empresa (Rappi, Buenbit o Agrotoken, por ejemplo) expanda su negocio fintech a múltiples mercados, a pesar de las diferentes jurisdicciones, regulaciones y hábitos de consumo. Esto permite que los clientes de Pomelo exporten su propuesta de valor en meses, en lugar de los 5 o 7 años que les llevó a empresas muy exitosas como Mercado Pago o Ualá. Además, simplificó el pricing en la industria. Pomelo permite que sus clientes generen ingresos ofreciendo productos financieros –cuentas virtuales, tarjetas de débito, crédito, cripto o corporativas– y promoviendo un modelo de cobro en porcentaje de esos ingresos, con lo cual el modelo de negocios está alineado con los incentivos del cliente.
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