Un estudiante de 20 años en Argentina saca de su billetera una tarjeta de crédito con el logo de un limón y paga las fotocopias para su próxima clase con Bitcoin. Mientras tanto, una mujer en Brasil hace lo mismo con la factura de luz que olvidó pagar y está a punto de vencerse. Y en Perú, un jubilado repite la acción durante su compra semanal en el supermercado.
Esa escena, a la que podría describirse como “la Bitcoinización de Latinoamérica”, parece lejana. Aunque en realidad es un sueño que Marcelo Cavazzoli y Borja Martel Seward, CEO y CBO de Lemon Cash, tuvieron hace mucho tiempo y que cada vez están más cerca de cumplir.
Tienen 30 y 25 años respectivamente y comandan uno de los mayores éxitos de la industria cripto de la región. En 2019 fundaron la startup con el objetivo de brindar una billetera electrónica que se convirtiera en la puerta de acceso a las criptomonedas para miles de personas. Pero hoy son mucho más que eso ya que a finales del 2021 sumaron una tarjeta VISA que no solo permite pagar con estos activos digitales sino que también devuelve un 2% de la compra realizada en Bitcoin.
“¿Qué pasa si Bitcoin hoy está a 42 mil dólares, en un tiempo sube un 100% y vos agarraste el 2% de una compra que hiciste en pesos?”, se pregunta Martel Seward. “Fue la mejor visita a un supermercado de tu vida”, responde con entusiasmo.
“No hablamos de cambiar hábitos de consumo sino cambiar la mentalidad con respecto a las criptomonedas”, agrega el joven emprendedor. Y Cavazzoli se suma a esa idea: “En Lemon, lo que buscamos ofrecer a las personas es acceso al dinero y a la Internet del futuro”.
El origen
Marcelo Cavazzoli, “Chelo” para los amigos, nació en Neuquén. Hijo de un ingeniero en petróleo, a los 17 años ya contaba con 18 mudanzas en su memoria. “Nos íbamos con todo: ropa, muebles y juguetes. Vivimos en Venezuela, Brasil, Estados Unidos y algunos lugares más”, recuerda con una sonrisa.
En algún momento de esos extensos viajes de miles de kilómetros, Cavazzoli descubrió la programación. Tendría alrededor de 12 años cuando encontró en su calculadora un botón que le permitía crear proyectos basados en códigos. “Empecé haciendo unos jueguitos y desde ese momento no paré más”, cuenta quien a las 18 se estableció en Argentina para estudiar ingeniería electrónica en la UBA.
Borja Martel Seward es unos años más joven y también viajó bastante durante su vida. “Nací en Buenos Aires y me crié en el campo. Cuando terminé la secundaria me fui a Estados Unidos porque quería estudiar allá. Recorrí varias universidades en Nueva York y me llevé una decepción. No me pareció que tuviesen un nivel mejor que la Argentina así que me volví y me anoté en el Instituto Tecnológico de Buenos Aires”, relata.
Sus caminos recién se cruzaron en 2016 y para ese momento ambos ya contaban con una larga trayectoria dentro del mundo cripto.
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