En una cálida noche de San Francisco, a principios de esta semana, Elon Musk se subió a una pequeña mesa redonda, bañado en una luz púrpura. Alrededor suyo, se reunían grupos de ingenieros e investigadores de inteligencia artificial, algunos sentados en una escalera cercana, mientras el multimillonario les hablaba sobre la posibilidad de unirse a su incipiente empresa de IA, xAI.
En el evento, que fue una especie de fiesta de reclutamiento para posibles empleados, Musk destacó como principal argumento la velocidad: resaltó el ritmo con el que la compañía desarrolla productos y crea herramientas de IA en un entorno rápido y ágil, comparando a xAI con un jet SR-71. "Nunca derribaron a un SR-71 Blackbird y solo tenía una estrategia: acelerar", dijo Musk, según comentó uno de los asistentes.
El lugar era muy adecuado: el Pioneer Building en el distrito de Mission de la ciudad, una antigua fábrica de camiones de 122 años y, hasta hace poco, sede de OpenAI, el gigante creador de ChatGPT, liderado por su cofundador Sam Altman. Según los asistentes, Musk contó que xAI acababa de mudarse al edificio.
Musk no ocultó su conflicto con OpenAI. Cofundó la compañía junto a Altman y otros en 2015, pero se fue tres años después tras una supuesta lucha interna por el poder. Desde entonces, demandó a la compañía dos veces, acusándola de abandonar su misión original de crear inteligencia artificial en beneficio de la humanidad. (Su demanda más reciente fue en agosto, tras retirar una similar en junio).
"Realmente quiere ser la antítesis de OpenAI", comentó Marvin von Hagen, uno de los asistentes, cuando Forbes le preguntó sobre sus impresiones de la noche. "Ellos quieren decir, 'Ok, ahora somos los buenos'".
En el evento, Musk habló ante unas 150 personas, en su mayoría hombres, y respondió preguntas del público durante aproximadamente una hora y media. Durante la charla, dijo que no confiaba en OpenAI, calificándola como "una IA cerrada, orientada al máximo lucro", según comentó un asistente.
xAI no respondió a la solicitud de comentarios.
Las declaraciones de Musk, al igual que la ubicación de la oficina, ilustran el papel que OpenAI juega para xAI. Musk organizó el evento el mismo día del Dev Day anual de OpenAI, lo que algunos especularon que no fue mera coincidencia.
En el evento, Musk bromeó sobre construir "BasedGPT". xAI había vaciado los muebles de OpenAI del edificio el día anterior, pero al menos un vestigio permanecía: una foto recortada del presidente de OpenAI, Greg Brockman, colgaba del techo de una de las salas, según contaron dos asistentes. (Brockman está actualmente de licencia en OpenAI hasta fin de año). Von Hagen estimó haber visto a unos diez empleados actuales de OpenAI entre los asistentes.
The Verge informó anteriormente algunos detalles sobre la jornada de puertas abiertas.
La brecha entre xAI y OpenAI es grande. Altman se convirtió en el rostro de la IA generativa, y ChatGPT es un nombre conocido en muchos hogares. Mientras tanto, xAI, lanzada en julio pasado, es conocida principalmente por su modelo de IA Grok, una función de suscripción paga en X, la red social propiedad de Musk.
A principios de esta semana, OpenAI cerró una ronda de financiación de US$ 6.6 mil millones, alcanzando una valuación de US$ 157 mil millones, la ronda de capital de riesgo más grande de todos los tiempos. Pero Musk tampoco se quedó atrás en recaudar fondos. En mayo, xAI anunció una Serie B de US$ 6 mil millones, con inversores como Andreessen Horowitz, Sequoia Capital y Valor Equity Partners, alcanzando una valuación de US$ 24 mil millones.
Durante la sesión de preguntas y respuestas, Musk abordó varios temas. Dijo que xAI liberaría sus modelos de código abierto unos nueve meses después de su lanzamiento. Cuando le preguntaron qué recomendaba a los jóvenes que se dedican a la IA, se puso en modo de vendedor y dijo que deberían trabajar en xAI, igual que su hijo de 18 años, que recién empezó en la empresa.
Al hablar de llegar a Marte con su otra empresa, SpaceX, reiteró que el mejor escenario sería en 2028, y el más realista, en 2030, según recordó un asistente. Cuando le preguntaron sobre un plan de sucesión para cuando se retire, esquivó la pregunta, diciendo que estaba más enfocado en construir inteligencia general artificial.
La compañía también tenía un stand donde la gente podía probar un modelo de generación de imágenes, aún no lanzado, que xAI desarrolló internamente, según comentaron los asistentes. En un momento, mostraron una imagen generada por IA de un hombre disfrazado de frutilla, de acuerdo a las fotos vistas por Forbes.
El evento tuvo un ambiente festivo, con un toque nerd. El primer piso de la oficina estaba tenuemente iluminado, como un club, dijeron los asistentes, con barra libre, bocadillos y un DJ que tocaba música mientras se programaba en tiempo real. Había tableros de ajedrez y algunos se retaron a partidas. La seguridad era estricta. Los asistentes pasaron por detectores de metales y revisaron sus bolsos al entrar, mientras varios guardias de seguridad recorrían el edificio.
Aun así, a los presentes les sorprendió lo cerca que podían estar de Musk, la persona más rica del mundo, según la lista Forbes 400 publicada a principios de esta semana. "Estaba a unos dos metros de él", contó Andrew Gao, un estudiante de Stanford conocido en X por publicar sobre IA, a Forbes. "No podría haberlo tocado, pero podríamos haber chocado los cinco".
Al día siguiente del evento, von Hagen publicó en X sobre las diferencias entre el Dev Day de OpenAI y la jornada de puertas abiertas de xAI. Dijo que la reunión de OpenAI se sentía más como un evento de Apple, mientras que la de xAI fue menos pulida.
Musk respondió a su publicación: "OpenAI ciertamente no empezó siendo una empresa pulida". Un mensaje claramente dirigido a los coders para recuperar la escencia hacker que quiere cambiar el mundo.
