El futuro del traje espacial: lo que usarán los astronautas de Artemis de la NASA
Empresas privadas trabajan en el desarrollo de uniformes avanzados que puedan enfrentar los desafíos de nuevas misiones.

La exploración espacial es un tema fascinante. Entender nuestro sistema solar y la posibilidad de responder algunas de las mayores incógnitas sobre el universo llevaron a la creación de máquinas verdaderamente increíbles. Orbitadores, rovers y módulos de aterrizaje recopilaron datos y los enviaron a la Tierra para su análisis científico desde que la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA) respondió al Sputnik 1 (1957) con el lanzamiento del Explorer 1 el 31 de enero de 1958, cinco días después de que el Comité Asesor Nacional para la Aeronáutica (NACA) cambiara oficialmente su nombre.

Gracias a las alianzas entre programas espaciales de diferentes países, hoy contamos con telescopios espaciales tecnológicamente avanzados y con una Estación Espacial Internacional tripulada.

Desde hace años, miro cada documental o serie que encuentro sobre la historia de la exploración espacial. Leo libros de divulgación científica y artículos sobre descubrimientos y sus posibles implicancias en la comprensión de nuestro universo. Me fascinan las historias que parten del pasado y se proyectan hacia los futuros posibles. Tal vez, pensé en más de una ocasión, mi interés por el espacio estaba vinculado con la idea de que no tenía conexión alguna con mi propio trabajo.

Sin embargo, en octubre de este año, NASA reveló imágenes del traje lunar en desarrollo junto a Axiom Space, que trabaja en colaboración con el Grupo Prada en esta innovadora iniciativa.

Sé mucho sobre diseño y producción en las industrias de la indumentaria y el vestuario. Además, tengo más conocimientos que la mayoría sobre uniformes militares históricos y equipos de seguridad modernos utilizados por bomberos y otros socorristas. Pero los trajes espaciales son un mundo completamente distinto. Muchas veces los ví descritos como naves espaciales individualizadas. Si quería entenderlos y luego compartir lo aprendido con mis lectores, sabía que debía encontrar a alguien que pudiera responder las (muchas) preguntas que inevitablemente surgirían.

No recuerdo exactamente cuándo descubrí la cuenta de Instagram de Alexandra Doten, quien acertadamente se hace llamar Astro Alexandra, pero rápidamente me obsesioné con sus Reels. Desde hace al menos un año, veo cómo descompone conceptos complejos, esos que generalmente solo parecen explicarse con matemáticas avanzadas. Sus temas rara vez son simples, y muchas veces trabaja para desmitificar ideas que, francamente, desafían al cerebro. Tiene el don de hacerte sentir lo suficientemente inteligente como para entender lo que explica.

Doten estudió en la Universidad de Vanderbilt, donde se especializó en desarrollo humano y organizacional, aunque tomó tantos cursos de ciencias duras y escritura como pudo. Después de su segundo año universitario, comenzó a trabajar en NASA como redactora técnica. Luego, se convirtió en especialista en comunicaciones para la agencia, un trabajo que describe como similar al de un traductor. Esto tenía mucho sentido, especialmente después de ver cómo sus videos me ayudaron a entender conceptos como la red cósmica.

"Me encargo de tomar información increíblemente compleja sobre ciencia e ingeniería espacial y explicarla en términos que el público general pueda entender", me contó Alexandra Doten. Su trabajo incluyó viajes a otras organizaciones espaciales internacionales para discutir objetivos y realizar actividades educativas con niños y jóvenes. "Viajaba a escuelas y les contaba qué estábamos haciendo. Entonces necesitás ser capaz de tomar esa información y desglosarla tanto para expertos como para chicos de jardín de infantes", explicó. "Creo que la habilidad más importante es un alto nivel de alfabetización científica, como leer estudios y revistas científicas y entender qué significan los datos", remarcó.

NASA dice: '¿cuál de ustedes diseña el mejor traje espacial?' Y luego leen las propuestas y eligen las mejores opciones. Y a medida que la industria espacial se vuelve más popular, hay más empresas que tienen la capacidad de trabajar para NASA".

Doten también trabajó como contratista para la Fuerza Espacial, desempeñándose en su sede en el Pentágono. "Fue un momento emocionante porque la Fuerza Espacial es la rama más nueva del ejército, y estuve ahí mientras se tomaban decisiones fundamentales. Durante ese tiempo, era fundamental mantener una comunicación clara con los miembros de la Fuerza Espacial, el público general y el Congreso. También me comuniqué mucho con el Congreso en esa etapa", señaló.

Para preparar nuestra conversación, leí bastante sobre la historia de los vuelos espaciales tripulados. El inicio del programa espacial estadounidense tuvo un gran impacto en el diseño y la producción de los primeros trajes espaciales. Las primeras personas seleccionadas para entrenar en vuelos espaciales fueron pilotos de prueba de la Marina de los Estados Unidos, como Alan Shepard, el primer estadounidense en viajar al espacio el 5 de mayo de 1961 y la segunda persona después de Yuri Gagarin, quien lo hizo el 12 de abril del mismo año.

Con la misión Artemis III, que marcará el primer alunizaje tripulado de NASA desde el Apollo 17 en 1972, los astronautas usarán trajes espaciales completamente nuevos. Diseñados por Axiom Space, que ganó un contrato por 228 millones de dólares con NASA en 2022, la empresa sumó al Grupo Prada y a la diseñadora de vestuario de For All Mankind, Esther Marquis, para este ambicioso proyecto.

"NASA fue muy adaptable al trabajar con empresas comerciales", explicó Alexandra Doten, "porque ahora hay más compañías comerciales. Creo que hay más personas que participan en la industria espacial, porque aunque perdimos interés en volver a la Luna y terminó la era del transbordador, en mi opinión, la era de la ingeniería espacial es más grande que nunca. Las naves espaciales, los satélites, esta tecnología crece rápidamente. Y creo que toda la industria crece. Entonces, surge una especie de innovación cuando NASA dice: '¿cuál de ustedes diseña el mejor traje espacial?' Y luego leen las propuestas y eligen las mejores opciones. Y a medida que la industria espacial se vuelve más popular, hay más empresas que tienen la capacidad de trabajar para NASA".

Desde su formación, NASA buscó asistencia de empresas externas, me comentó Alexandra Doten. "Y personas, específicamente mujeres de la International Latex Company, ayudaron a fabricar los trajes espaciales de la era Apolo y algunos otros trajes. Ahora Axiom Space fabricará los trajes espaciales de la era Artemis en asociación con Prada", agregó.

El astronauta Buzz Aldrin, piloto del módulo lunar, se encuentra junto a una bandera estadounidense colocada en la Luna durante la actividad extravehicular del Apolo 11. Es fotografiado por el comandante de la misión, Neil A. Armstrong, en 1969. | Ubicación: Luna.

Personalmente, necesitaba un poco de aclaración. Porque la investigación que mencioné antes parecía indicar que, durante unos 40 años, hasta muy recientemente, los trajes espaciales habían permanecido esencialmente iguales. Considerando que la exploración espacial regularmente genera avances tecnológicos impresionantes, me costaba entender por qué el equipo de protección utilizado por quienes realizan este importante trabajo no había evolucionado para servir mejor a los astronautas. 

"El Hubble fue lanzado al espacio dos años después de la ISS, en 1990", dijo Doten. "Era la misma época de los transbordadores espaciales. Entonces, los trajes para actividades extravehiculares, los EVAs, que se usaron para reparar el Hubble, eran los mismos que los astronautas utilizaban en los transbordadores y en la ISS. El Hubble fue diseñado para ser reparado por los transbordadores, que a su vez estaban diseñados para acoplarse a la ISS, por lo que todo estaba pensado para comunicarse y funcionar en conjunto. Los trajes espaciales estaban diseñados para todos ellos, y desde entonces, realmente desde los años 70, desde la era Apolo en 1972, la única vez que las personas salieron de una nave espacial fue en la ISS. Estos trajes fueron diseñados para la ISS y funcionan muy bien", remarcó.

Por supuesto, el costo también es un factor, quizá más aún en una industria donde los presupuestos de los proyectos fácilmente alcanzan miles de millones. "Hacer nuevos sería no solo extremadamente caro", relató Doten. 

"No sé el número exacto, es increíblemente difícil encontrar el costo exacto. Llevo años intentándolo y lo mantienen muy oculto. Hay cifras que van de 8 millones a 150 millones de dólares. Es una cantidad de millones, por lo que no solo es extremadamente caro, también es innecesario en este momento. Pero, la ISS será desmantelada pronto. Básicamente será lanzada al océano, y las estaciones espaciales comerciales entrarán en operación. No me sorprendería que en el futuro se diseñen nuevos trajes para estas estaciones específicas. Ahora estamos volviendo a la Luna, y por eso se necesitan y están ocurriendo importantes actualizaciones en los trajes lunares", continuó.

Otra pregunta que tenía que hacer: ¿los trajes espaciales diseñados para una estación espacial servirían en la Luna? ¿Un traje diseñado para la Luna funcionaría en Marte? ¿O todos estos entornos tan distintos requieren equipamiento específico para cada caso?

"Podrías hacer un traje para Marte que funcione en la Luna", explicó Doten. "Pero empezar con la Luna, en mi opinión, sería un error. Definitivamente necesitaremos un traje nuevo para Marte. Ambos son lugares secos y polvorientos, pero el terreno es diferente. Aunque en la Tierra pesás más, en Marte pesás mucho más que en la Luna. Así que las botas necesitan soportar ese tipo de impacto en rocas que a veces son filosas, y tu peso sobre esas botas generará una diferencia. Pero el traje espacial en sí será mucho más pesado en Marte que en la Luna. Los trajes del Apolo pesaban más de 90 kilos en la Tierra. Solo pesaban 16 kilos en la Luna, lo que significa que ese traje pesaría unos 36 kilos en Marte. Eso limitaría seriamente las capacidades de los astronautas. Incluso el astronauta más en forma tendría problemas para recoger muestras y agacharse con un traje de 36 kilos. Estoy tratando de mirar las rocas, y es realmente difícil. Ambos entornos tienen necesidades similares en términos de protección contra radiación y temperatura. En mi opinión, un buen punto de partida sería hacer un traje para Marte, porque probablemente también funcione en la Luna", manifestó.

Como mis lectores habituales sabrán, me fascinan los procesos, y quería saber más sobre las tareas cotidianas relacionadas con la ropa en el espacio. Lamentablemente, descubrí que no hay lavadoras en ninguna nave espacial, incluida la ISS. Así que, si estás allí por un año y llevás tu remera favorita, tendrás que lavarla a mano, echándole agua y frotándola, porque el agua se comporta de manera diferente en el espacio. "Los astronautas en la ISS, que viven allí por períodos más largos, definitivamente usan su ropa regular", me contó Doten.

"Pueden llevar sus remeras favoritas. Podés verlos usando camisetas de sus universidades y cosas que quieren representar. Además, como lanzar cosas al espacio es extremadamente caro, los astronautas tienen que reutilizar su ropa. Es muy importante que la ropa absorba la humedad, que sea cómoda, liviana y que, de alguna manera, retenga lo menos posible el olor corporal", indicó.

A nivel personal, aunque encuentro la exploración espacial absolutamente fascinante, sospecho que mi claustrofobia es demasiado fuerte como para dejar voluntariamente el planeta. Aprender sobre todos los detalles necesarios para simplemente sostener la vida humana y permitir que un astronauta haga su trabajo me hizo comprender que es algo mucho más complejo de lo que la mayoría de nosotros entiende actualmente. Le pregunté a Doten, quien claramente tiene mucha más experiencia práctica, si sentía la tentación de viajar fuera del mundo. "Consideraría ir en una misión de turismo espacial, ya sabés, por cinco minutos", me dijo. "Pero tengo un profundo miedo a explotar. No hubo muchos desastres espaciales, pero tampoco hubo muchos vuelos espaciales. Si pudiera teletransportarme a la Luna, lo haría", sostuvo.

Supongo que tenemos suerte de que algunos no tengan tanto miedo, o que los descubrimientos que podríamos hacer superen la posibilidad de una muerte potencialmente espantosa. Y necesitamos personas como Alexandra Doten aquí en la Tierra. Personas que disfrutan compartir su conocimiento altamente especializado. Que poseen un entusiasmo por su tema que es más que contagioso, capaces de transformar la curiosidad en inspiración.

Cada vez que miro uno de los Reels de Astro Alexandra, pienso en todos los jóvenes, los futuros científicos que ayudarán a mejorar nuestro mundo. Casi puedo sentir cómo también la observan, se sienten inspirados, esas mismas personas que algún día trabajarán para responder las mayores preguntas de la humanidad sobre dónde estamos y cómo llegamos aquí. Estoy profundamente agradecido de que existan personas como Doten, dispuestas a ayudarnos a canalizar su emoción por nuestro universo y convertirla en conocimiento.

*Con información de Forbes US.