No corremos detrás de la pelota, inventamos un nuevo juego. Y no hay pelota. Así presentan Épicos, la empresa que el licenciado en Ciencias Ambientales Tobías Merlo (28), uno de sus cofundadores, define como la transformación de la conversación en acción. El joven, que profundizó su mirada de cambio sistémico junto a Ashoka, organización social internacional que potencia emprendedores sociales, comparte junto a los cofundadores del proyecto una mirada revolucionaria sobre la producción agrícola que apostó a la creación de un nuevo modelo donde la conservación ambiental y la evolución social van de la mano de la producción y el crecimiento económico.
La empresa que formó con sus cuatro primos, los ingenieros agrónomos Ramón Merlo e Ignacio Fariña, y Lucas Baliña, médico veterinario, se dedica a producir alimentos agroecológicos, bajo el concepto del campo a la góndola, asociando a dueños de campo que destinen tierras a la producción agroecológica. Épicos, entonces, entrega las semillas, hace el seguimiento técnico del cultivo y le compra la cosecha a ese productor, quien triplica su margen de ganancia, asegura Merlo. Y lo hacen de manera sustentable, ya que no utilizan agroquímicos.
-¿Cómo surgió la idea de fundar Épicos?
-Queríamos generar un impacto positivo en el ambiente, algo que está en nuestras mentes desde chicos. Estábamos cansados de ver cómo hacían las cosas las empresas para las cuales trabajábamos, un mundo repleto de contaminantes químicos, físicos y espirituales. Éramos perfectamente conscientes de que los alimentos que conseguíamos en el supermercado no les hacían bien al planeta ni a nuestra salud, por eso decidimos hacer un click.
-¿Cuál era el background de cada uno de ustedes?
-Ramón e Ignacio trabajaban en corporaciones convencionales, y ahí vieron la crueldad del actual modelo agroalimentario basado en los agroquímicos y el trabajo poco saludable. Lucas siempre estuvo muy concentrado en la búsqueda del bienestar animal y de la creación de granjas holísticas, donde diferentes especies de animales y vegetales cohabitan un mismo espacio imitando el funcionamiento de un ecosistema natural. Yo estaba centrado en ReforestArg, un proyecto de restauración de bosques. Estábamos transitando caminos diferentes pero pensando en lo mismo: generar impacto positivo.
-¿Cómo definen su negocio?
-Arrancar con el emprendimiento fue nuestra respuesta a una pregunta: ¿quién pone las reglas? Y ahí empezaron a desencadenarse otros interrogantes, como pensar si nosotros, cuatro personas sin empresas, campos, ni plata, podíamos ser quienes escribiéramos las nuevas reglas de la industria de la alimentación. Épicos no arrancó como un negocio; es un negocio porque es la manera que encontramos para mantenerlo con vida. Invitamos a las personas a invertir su dinero en productos que cuiden al planeta y a la gente. Por eso decimos que no es simplemente un negocio, es una comunidad unida en la búsqueda de la verdad.
-¿Con qué inversores contaron?
-Épicos es la sumatoria de inversiones de una red de personas que ponen su tiempo y dinero en la revolución del cuidado. Tenemos inversores online, que desembolsan $ 50.000 para cultivar y transformar una hectárea de tierra a la agroecología. Son cientos de agricultores que pagan una cuota mensual para que cultivemos sus metros cuadrados y les entreguemos la cosecha en su casa. Mes a mes pueden mantener sus metros cuadrados libres de agroquímicos. La inversión también se canaliza mediante los socios agrícolas, quienes invierten su tierra y el dinero para realizar un cultivo, esperando el retorno una vez cosechado e industrializado y comercializado por Épicos. Confiamos en que, además de ser un buen negocio, estamos asociándonos por algo más que una rentabilidad. La propuesta está ideada con el objetivo de que los productores no deban ceder margen al transformar su campo a la agroecología, ya que captan parte del margen del producto final, siendo el costo de no vender commodities un descalce financiero mayor al tradicional.
-¿Por qué emprender en familia?
-Podés tener una gran idea, capital, contactos y tiempo. Pero si no tenés un equipo que sepa trabajar con comunicación, respeto y amor, no tenés nada. El gran valor de Épicos está en el equipo, en el que todos hacen su contribución y en el que priorizamos la comunicación para sacar lo mejor de cada uno. Además, la familia se agranda día a día gracias a nuestra capacidad para asociarnos con personas y empresas que compartan nuestra visión.
-¿Cómo aspiran a expandir el negocio?
-Estamos presentes en 2.300 comercios en todo el país, comercializando harinas agroecológicas libres de gluten. Liberamos 355 hectáreas de 3.743 litros de agroquímicos y 71.700 kg de fertilizantes. Tenemos proyecciones para arrancar 2022 con una nueva línea de seis fideos agroecológicos y otra de tres galletitas. Además, estamos armando un nuevo modelo de granjas integrales donde podemos obtener grandes cantidades de alimento agroecológico en pequeñas superficies, aprovechando las sinergias entre diferentes especies vegetales y animales. En nuestra primera granja integral, a menos de 100 km de CABA, tenemos proyectado un restaurante donde se cocinen los alimentos de la granja y los comensales puedan comprender de dónde vienen sus alimentos.
-¿Por qué apostaron por Latinoamérica?
-Queremos generar empleo local y promover el desarrollo de la región. Latinoamérica tiene todo para ser el supermercado del mundo y poder serlo de manera sustentable. Épicos es una revolución al modelo de producción de monocultivos y exportación de commodities. El modelo actual está basado en la extracción de recursos naturales y humanos. El que proponemos está basado en la coexistencia, la regeneración de recursos naturales y la evolución de la conciencia y la economía regional.
-¿Por qué fusionar la alimentación con su motivación por salvar la naturaleza?
-El mundo necesita que las personas se conecten y entiendan de dónde provienen sus alimentos. A través de la alimentación podemos curar el planeta. Regenerar ecosistemas, a la vez que generamos empleo y alimento, es una gran alternativa para cuidar el mundo.
-¿Quién es para vos un agente de cambio?
-El mejor agente de cambio es el que invierte su dinero en empresas que representan el cambio que quiere ver en el mundo. El dinero es uno de los mayores recursos que tenemos para transformar lo que no nos gusta y para apoyar lo que sí. Los consumidores podemos cuidar el planeta comprando a empresas que cuidan. Por el solo hecho de consumir, podemos cambiar las reglas de juego y ser agentes de cambio. Por eso llamamos a nuestros productos sistémicos, ya que pueden darle a la gente la posibilidad de cuidar el mundo a través de sus compras. Cuidar a las personas, proteger el suelo, cuidar el agua, preservar la vida, evitar agroquímicos, dar trabajo y restaurar.
-¿Cuál es el límite para Épicos?
El límite es la frontera entre el miedo y la confianza. A medida que aumenta la confianza, disminuye el miedo y el límite se aleja. Nuestro límite no está fijado en ningún punto, de hecho, se va alejando.