Cuáles son los costos ocultos de la mala gestión y por qué profesionalizar los municipios puede propiciar el clima de negocios
Florencia Radici Forbes Staff
Florencia Radici Forbes Staff
En 2014, la politóloga Delfina Irazusta creó la Red de Innovación Local (RIL), una organización que acompaña a intendentes y equipos de gobiernos locales de todo el país en su camino hacia la profesionalización. Allí, se generan redes de aprendizaje entre pares en las que participan más de 1.200 funcionarios y funcionarias de más de 250 ciudades de las 23 provincias del país.
Por su parte, Alejandra Torres es abogada pero siempre trabajó en proyectos de procesos y reformas. Por ejemplo, trabajó para el BID para proyectos en países como República Dominicana, Honduras, El Salvador, Guatemala, Chile, Uruguay y México. Fue secretaria de Planeamiento y Control en el Ministerio de Desarrollo Social de Córdoba hasta 2011 y volvió a la función pública en su provincia hace dos años para liderar la Secretaría de Modernización de la ciudad de Córdoba en la gestión de Martín Llaryora.
Cuando se conocieron, se dieron cuenta que ambas impulsaban proyectos, reformas e ideas con una base muy similar, independientemente de sus posiciones. "La mala gestión genera un montón de costos para el sector productivo. Si la municipalidad no le saca el permiso de demolición a una empresa en un mes o menos, es probable que el negocio para la empresa o el particular deje de existir. Esto como una serie de costos ocultos que la falta de transparencia en el proceso de gestión del trámite trae asociados. No sólo en corrupción sino también en pérdidas o extravíos. El problema es que naturalizamos y nos acostumbramos a ciertas cosas. Pero hay que romper con eso, porque la innovación surge cuando empezás a cuestionar la realidad resignada", asegura Torres. Irazusta complementa: "Antes, uno no se enteraba de lo que pasaba en una ciudad. Era difícil inspirarse y comparar. Hoy la tecnología permite que la información fluya rápido. Pero pareciera que el sector privado no está haciendo uso de la información porque está resignado a que el estado no cambie. Por eso hay que exponer las cosas que funcionan bien -y las que funcionan mal".
"El desafío más grande está en una municipalidad con el tenor y la envergadura de esta ciudad. Es clave que el intendente sea aliado, porque si el líder no apoya para bajar la línea e interceder cuando hay obstáculos, estamos en un problema", asegura Torres. La otra clave, añade, son los datos. "El insumo de la información. Porque, por ejemplo, si estoy proyectando una recorrida de transporte y sé que por determinadas paradas no sube gente y en la aplicación mucha gente me dice que camina demasiado para llegar, tengo que repensar la trayectoria. Esa visión para mí es lo que cambió y que fue acompañada de una revisión normativa, porque hay que tener el respaldo jurídico".
Para Irazusta, tener un municipio que se repregunte le hace bien al ecosistema público-privado: "Hoy si hay algo que mueve a los funcionarios públicos es mirar lo que hizo otra ciudad. Gran parte de la gestión municipal tiene procesos atrás. Puede ser la parte más aburrida de trabajar, pero es fundamental para implementar políticas públicas. Lo que falta es que seguimos estando en un lugar de queja, pero se trabaja poco en conjunto entre empresas y municipios. Por eso, a futuro queremos crear un índice de climas de negocio por ciudad, para que las empresas sepan dónde los van a recibir mejor". Torres coincide: "Más allá de las críticas, el Doing Business (el índice del Banco Mundial) mide muchos aspectos importantes. Queremos replicar un estudio similar para ver cómo se mejoraron estas dimensiones que afectan al funcionamiento de un buen clima de negocios". De hecho, países como México, Colombia y España hacen esto a nivel local.
Con respecto a las barreras, Irazusta admite que, si bien hay casos de municipios que pueden no tener los ingresos para costear ciertos sistemas, el precio de la tecnología sigue bajando y "no hay excusas" para implementar o mejorar procesos. RIL, como proveedora, tiene casos de municipios que pagan en tres horas "como en Corea del Sur". Para Torres, es verdad que quizá el principio del proceso demanda una inyección, pero después "el retorno y el ahorro que producen es tan importante que siempre rinde". En el caso de la ciudad de Córdoba, por ejemplo, la habilitación de un comercio de menor riesgo, que antes podía demorar hasta 9 meses, ahora se hace de manera automática. "Como en cualquier otro rubro o profesión, la política pública también requiere cada vez más especialización", concluye Irazusta.