Una nueva vacuna contra el coronavirus comenzará a probarse en voluntarios en la Argentina. La particularidad de este desarrollo, de la farmacéutica canadiense Medicago, es que utiliza una planta como fábrica del antígeno, un mecanismo inédito en las vacunas aprobadas hasta ahora.
El protocolo ya fue autorizado por la Administración Nacional de Medicamentos y Tecnología Médica (ANMAT) y el anuncio lo hizo Mautalen Salud, uno de los centros médicos que participará del estudio clínico en Argentina, y que ya está reclutando voluntarios a través de su sitio web.
Según detalló a Clarín Daniel Chirino, el investigador a cargo del ensayo en este centro, en Argentina participarán 5.000 voluntarios, de los cuales entre 300 y 500 se reclutarán en este instituto de investigación ubicado en Barrio Norte, que se especializa en investigación clínica y que desde hace 25 años viene realizando ensayos clínicos para medicamentos de distintas áreas terapéuticas.
Los voluntarios que buscan deben tener entre 18 y 59 años y aceptan tanto a personas sanas como que tengan comorbilidades que puedan ser un factor de riesgo frente al coronavirus. Al completar el formulario, por ejemplo, se consulta si el paciente está en tratamiento oncológico, entre otros ítems.
La vacuna es de dos dosis, que se aplican con un intervalo de 21 días. La desarrolló la biofarmacéutica canadiense, y el laboratorio GlaxoSmithKline (GSK) aporta un adyuvante para potenciar su efecto.
En el ensayo de fase III que está arrancando, además de voluntarios argentinos participarán también de Canadá, Estados Unidos, México, Colombia, Perú y países europeos, hasta redondear unas 30.000 personas.La tecnología que utiliza la vacuna de Medicago es innovadora entre las estrategias para enfrentar al SARS-CoV-2.
La empresa aplica una plataforma diferente a la empleada por la mayoría de los laboratorios farmacéuticos y se basa en la utilización de plantas vivas como biorreactores para reproducir una partícula no infecciosa que imita al virus objetivo, pero sin el empleo de virus vivos. Se la conoce con el nombre de partículas similares a virus o VLP (por las siglas en inglés de virus like particle).
En primer lugar, se sintetiza una partícula cuya estructura externa es similar a la del virus y que está constituida por una membrana lipídica y proteínas Spike, pero sin la carga genética.
Y aquí viene lo más original: esas partículas es multiplican en las hojas de la Nicotiana benthamiana, una planta silvestre de la familia del tabaco. No es casual: una de las compañías fundadoras del laboratorio Medicago es la tabacalera Phillip Morris.
Estas partículas se introducen en las células de la planta, que las sintetiza y produce. Las plantas actúan como mini fábricas de vacunas. No hay virus vivo ni productos animales, lo cual genera menos riesgos de efectos adversos, explica Chirino, quien remarca que la producción se hace en las células de una planta natural, no es transgénica.
Respecto de la participación de GSK, uno de los gigantes de la industria farmacéutica, este laboratorio aporta un adyuvante utilizado en muchas vacunas que estimula la respuesta inmune. Esto provoca una mayor respuesta inmune con menos dosis de vacuna, agrega el investigador.
* Adriana Santagati para Clarín