Los algoritmos dominan nuestra vida cotidiana. Ya sea conduciendo, trabajando o realizando actividades, nada funciona sin la inteligencia artificial (IA). La creatividad parecía ser un bastión del cerebro humano durante mucho tiempo. Pero cada vez hay más indicios de que esto también está cayendo. ¿O ya ha caído?
Después de que computadoras ya hayan completado las composiciones incompletas de los compositores Gustav Mahler y Franz Schubert, ahora le tocó el turno a Ludwig van Beethoven. Cuando el compositor murió en 1827, dejó su última sinfonía, la décima, sin terminar. Solo se conservan algunos bocetos manuscritos de esta obra. Algunos de ellos son fragmentos cortos e inacabados.
Con motivo del 250º aniversario de su nacimiento, la obra se estrenó -con cierto retraso debido a la pandemia -con la ayuda de la inteligencia artificial en el Beethovenfest del 9 de octubre de 2021. Para ello, la empresa alemana de telecomunicaciones Telekom, con sede en Bonn, ciudad natal de Beethoven, reunió a un equipo de expertos: un grupo de musicólogos, compositores e informáticos intentaron analizar y aprender el estilo de Beethoven de forma que pudieran completar la sinfonía “inconclusa”.
Aprender el estilo de Beethoven
La IA se alimentó de bocetos y observaciones anotadas por Beethoven, así como de partituras de sus contemporáneos. “Hay que pensar que Beethoven tomaba anotaciones en el momento en que tenía nuevas ideas. A veces eran palabras escritas, otras veces, notas musicales”, dijo Matthias Röder, director del Instituto Karajan de Salzburgo. A partir de este, el director del proyecto y su equipo hicieron suposiciones: “¿Cómo habría desarrollado ciertas cosas?”, explicó Röder el procedimiento en un comunicado de prensa.
La música, de manera muy simplificada, se basa en unidades, al igual que el lenguaje. Así que se trata de aprender estos elementos dentro del “idioma” y el estilo específico. Para ello, se introdujeron sinfonías, sonatas para piano y cuartetos de cuerda de Beethoven. De este modo, la IA se alimenta y entrena una y otra vez, por así decirlo. Al igual que la red neuronal del cerebro, la computadora es capaz de crear nuevas conexiones por sí misma. Los resultados que mejor encajaban se introdujeron en el sistema y se añadieron nuevas notas.
Y la composición creció y creció. “Lo que la IA nos permite hacer es ofrecer el curso posterior de un movimiento en 20 o incluso 100 versiones diferentes. Y eso es infinitamente fascinante, porque si se hace algoritmicamente muy bien, entonces cada intento es plausible”, dice el profesor Robert Levin, musicólogo de la Universidad de Harvard.
¿Apoyo de la IA en nuestras tareas creativas?
Para la investigación, estas colaboraciones son muy interesantes, ya que arrojan luz sobre cómo las máquinas podrían apoyar a los humanos, o incluso imitarlos en tareas creativas. “Queríamos entender mejor cuál era las posibilidades técnicas actuales en cuanto a la generación (con IA) de música. Y tratamos de probar los límites. Al final, utilizamos algunos módulos de lo que se llama Procesamiento del Lenguaje Natural, que se inspiran en el procesamiento lógico del lenguaje”, dice Ahmed Elgammal, director del Art & AI Lab de la Universidad Rutgers de Nueva York y desarrollador de la “IA de Beethoven”.
Pero, ¿qué beneficio tienen estos proyectos de investigación para los músicos? “Se puede decir que el ordenador lo hace según algoritmos. Sí, pero los humanos también lo hacen basándose en la experiencia o el entrenamiento. No están necesariamente tan alejados”, dice el profesor de música Levin.
Ahora, el público, en el estreno de la Orquesta Beethoven de Bonn, dirigida por el director general de música Dirk Kaftan, pudo experimentar hasta qué punto se nota el cambio de las obras originales de Beethoven a la composición generada por IA.