En un escenario donde el análisis de datos se impone a la intuición, Buenos Aires Software gana terreno entre las pymes. Juan Ruggero, presidente y fundador de la empresa, revela claves para sortear crisis.
Buenos Aires Software tiene 40 años. ¿Cómo cambió en ese tiempo el perfil empresarial argentinó
Lo que pasó está vinculado con la historia de la informática. Cuando empezamos en esto, la gente no tenía computadoras en sus casas y las que había ocupaban mucho espacio. ¡Eran cosas horriblemente costosas! Luego apareció el bus S-100, un procesador de datos que fue un boom. A fines de los 70, yo trabajaba en una empresa que fabricaba calculadoras programables. Empezamos a hacer algunos programas que llevaban la contabilidad de las empresas de manera muy básica. Luego, fuimos con algunos standards, con las principales tareas que debe hacer una empresa. Hoy tenemos alrededor de 6.500 clientes. Empleamos a unas 70 personas y a otras 70 de manera indirecta.
Juan Ruggero.
En un principio, solo algunas empresas podían pagar el servicio. ¿De qué manera llegaron a las pymes?
Fue un proceso muy suave. Actualmente, el 15% de nuestros clientes son empresas medianas y el resto son todas pymes. El cambio cultural vino de la mano del abaratamiento. Cuando podían acceder al servicio, lo probaban y decían: “Ahorro un montón de tiempo. Antes tenía a diez personas haciendo cuentas. Ahora pueden dedicarse al análisis contable”.
Lo cuenta como algo natural. ¿No hubo resistencia al cambió
Más que resistencia, al principio hubo incredulidad. Pensaban: “¿Me vas a dar todo esto que me estás prometiendó”. Un fenómeno que no pasó con el celular, que llegó y nos atropelló a todos.
Si tuviera que hacer una fotografía de las pymes argentinas, ¿qué veríamos en la imageñ
En la Argentina, todavía las decisiones se toman en base al olfato y no al análisis de datos. Nos cuesta pensar dónde quiero estar, qué recursos necesito y cómo acompaño mi proyecto con esos recursos disponibles. El olfato es bueno, pero no puede ser tu principal herramienta.
¿De qué forma emparentás esa situación con nuestras sucesivas crisis?
Una es consecuencia de la otra. Tenemos una profecía autocumplida: todo tiempo pasado fue mejor. ¡Es mentira! La humanidad evolucionó. Aún desconfiamos cuando alguien viene con algo nuevo.
Luego de las PASO, el presidente nombró a las pequeñas empresas como uno de los sectores más castigados. ¿De qué forma sienten ustedes el impacto de la crisis?
Veo solo un pedacito del mundo. Conozco a nuestros clientes, que consideran que vale la pena tener información buena y confiable. Ellos gozan de buena salud porque pudieron decir: “Necesito una herramienta para llevar mi contabilidad y mis números”.